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sábado, 25 de julio de 2009

El machismo, recompensado en un tribunal

Y después dicen que no hay sexismo en Argentina, que las leyes son justas y la justicia también, y que no se entiende de qué nos quejamos las feministas...

Mejor vean esta noticia: en 2001, un hombre mató a balazos a su esposa, en pleno día, en la vereda de su casa, e hirió a su hija de 15 años. Fue condenado a 19 años y medio de cárcel.

El tema es que ahora la justicia revisó el caso, y decidió bajarle la pena, considerando como atenuante (agárrense)... ¡¡su machismo!!

Sí, sí, tal como lo leyeron, los jueces (tres hombres) consideraron el carácter violento del hombre y su machismo ¡como un atenuante!

Consideraron que el hombre, que acababa de perder su empleo y tenía que trabajar como remisero (entiendo, pobrecito, es una situación terrible que justifica asesinar a su esposa y herir a su hija...), era "violento, impulsivo e intemperante, patriarcal, celoso al punto de negarse a aceptar que su mujer trabajara".

Y todo eso, en lugar de agravar su pena, como se podría pensar lógicamente, fue considerado un atenuante y le rebajaron la pena a 16 años de cárcel.

¿Argentina, un país machista? Naaaaa, qué va... O mejor dicho sí, y a mucho honra, parece que el machismo es una calidad positiva que hay que premiar y recompensar.

Hombres, ya saben, cuanto más machistas, violentos, patriarcales e impulsivos, mejores personas serán.

PD después de pensar un poco más : ese hombre es claramente el producto de una sociedad, de un sistema, que crea hombres violentos y justifica la violencia conyugal. Es la historia sin fin del perro que se muerde la cola: este fallo también justifica de alguna manera la violencia conyugal, da como mensaje a la sociedad que el machismo es un atenuante a una masacre, que pobrecito, también, su mujer quería trabajar, qué perra...

Estos mensajes son los que, a su vez, crean la idea de que la violencia conyugal no es tan grave, y así sucesivamente.

Los hombres violentos también son el producto de una sociedad patriarcal que hace todo para fomentar esa violencia. Por eso mismo mi lucha no es contra esos hombres (aunque considero que hay que alejarlos de la sociedad e impedir que sigan haciendo daño, eso sí), sino contra el sistema en el que estamos inmersos, que con un montón de mensajes aparentemente anecdóticos (y por los que, cuando me quejo, me dicen que exagero o que hay cosas más graves) propicia esa mentalidad machista. Cuando un niño levanta la pollera de una niña y sus padres se ríen ante tanta ternura, en lugar de castigarlo o retarlo diciendo que esto no se hace porque es un avasallamiento de la intimidad de la niña y un abuso, esos padres están dando como mensaje a su hijo: "Andá nomás, hacé con el cuerpo de las mujeres lo que te plazca, total, están para tu regocijo".

Todos esos detalles que no me canso de denunciar en este blog son los que, sin que nos demos cuenta, ayudan a forjar la idea de que los hombres tienen derechos sobre el cuerpo, la integridad, la intimidad de las mujeres.

En algunos casos, combinados con otras situaciones, esos mensajes llevan a agresiones graves, abusos, golpes, violaciones, asesinatos.

Claro que ese hombre es culpable y se tiene que pudrir en la cárcel, pero claro también que es el producto de una sociedad que envía constantemente mensajes contradictorios sobre las mujeres.

Y este fallo indignante es uno de esos mensajes contradictorios. ¿Qué aprenderá ese hombre? Que su violencia y su machismo lo sacaron antes de su celda...

domingo, 19 de julio de 2009

¿Los sexos se complementan?

Menos mal que somos diferentes, así los sexos se complementan", escucho cada tanto por ahi.

Lamentablemente, es lo que sigue pensando muchísima gente con total ingenuidad, sin pensar dos minutos en lo que significa tal aseveración.

Yo creo que la inmensa mayoría de las personas que suelen decir "los sexos se complementan" están de acuerdo con lo que voy a decir, el tema es que no se dan cuenta de lo que su afirmación implica.

Pensemos dos minutos: si decimos que los sexos se complementan, quiere decir que, necesariamente, todos los hombres por un lado tienen las mismas características, y todas las mujeres por el otro tienen características exactamente opuestas a las de los hombres (y que, por lo tanto, complementan las características de los hombres).

Significa que hay solamente dos categorías de personas: los hombres y las mujeres, que se complementan entre sí. Las 6.000 millones de personas se reducen a solamente dos grupos.

Y en nuestra sociedad, ¿cómo se dividen estos dos grupos? Bueno, por un lado están las personas con lo que llamamos caracteres "viriles" (fuertes, activas, independientes, insensibles, enérgicas y un montón de otras cualidades por el estilo que, por lo general, se atribuyen a los hombres) y las personas con caracteres "femeninos" (débiles, pasivas, dependientes, sensibles, dulces, maternales, buenas comunicadoras, etc., cualidades que se suelen atribuir a las mujeres).

Esta es, dicho sea de paso, la gran diferencia entre "sexo" y "género": para resumir, "sexo" es el sexo biológico. "Género" es lo que se atribuye culturalmente a cada sexo.

El tema es que según este sistema, una persona no puede elegir su género: si nacés con pito, tenés que ser viril y todo lo que esto implica. Si nacés con concha, tenés que ser femenina y todo lo que esto implica.

Si te salís de eso, sos un maricón o un trola.

Claro, yo no creo eso.

Pero hay que entender que cuando se dice "los sexos se complementan", en realidad se dice: los hombres son de tal o cual manera, las mujeres son el contrario, y está perfecto porque así cuando están en pareja, se complementan (y las personas homosexuales... pues no sabemos muy bien, igual son "raritas" así que no entran en la ecuación).

O sea, aprueban eso de que los hombres tienen que ser bien viriles, las mujeres bien femeninas, y cualquiera que se salga de estos esterotipos, pues... que se joda.

Ahora, si no estamos de acuerdo con categorizar a las personas en solamente dos grupos bien definidos, si pensamos que los seres humanos somos un poco más sutiles que eso, si creemos que un hombre puede ser a la vez fuerte y dulce, sensible y activo, y una mujer también, si dejamos de creer que hay cualidades "masculinas" y cualidades "femeninas" por naturaleza, si reconocemos que, en todo caso, esas cualidades son impuestas por la cultura, la educación, la sociedad, y por lo tanto pueden cambiar, si pensamos que todas y todos podemos tener un poquito de muchas cualidades a condición de que nos den opciones, entonces ya no podemos pensar que un hombre y una mujer se complementan necesariamente, porque ya no existen los géneros "masculino" y "femenino": existen seres humanos, todos distintos entre sí.

Porque si agarro a una mujer con un carácter típicamente "masculino" (como suelo ser yo), entonces ya no es un hombre típicamente "masculino" el que la va a complementar. Sino un hombre típicamente "femenino"... o una mujer típicamente "femenina". O sea, me tendría que volver lesbiana.

A lo que voy: no todas las mujeres son iguales entre sí y no todos los hombres son iguales entre sí. Y puede haber muchas más diferencias entre dos hombres (por ejemplo, no veo mucho qué tienen en común Nelson Mandela y George W. Bush, aparte del hecho de que ambos tienen pito), que entre un hombre y una mujer (a Nelson Mandela lo asociaría más en mi imaginario con la opositora birmana Aung San Suu Kyi, por ejemplo).

Soy la prueba viviente de que los estereotipos de lo "femenino" y de lo "masculino" son solo eso: estereotipos. Y culturales. No naturales (porque sino, significa que soy una aberración de la naturaleza...).

Para concluir, la gente que dice "menos mal que las mujeres y los hombres somos diferentes, sino seríamos todos iguales", en realidad aboga sin darse cuenta por una sociedad aburridísima en que hay solamente dos categorías de personas, y ojo con salirse de la norma.

Yo, por el contrario, creo que hay tantas categorías como seres humanos, mas allá del sexo o del color de la piel. Creo que los seres humanos somos mucho más complejos que "todo viril" o "todo femenino". Y ojalá todos y todas tuviéramos la libertad de elegir nuestra personalidad, con matices, sutilezas, complejidades, sin que sea con solamente dos opciones impuestas y cerradas: femenino o masculino.

Ahora, estoy de acuerdo: en una sociedad sexista como la nuestra, los sexos se complementan, porque por lo general no damos la opción, la libertad real de elección a las niñas y los niños. Los formateamos con la idea de que un niño tiene que ser viril y jugar con armas y muñecos tipo GI Joe, y una niña tiene que ser femenina y jugar con muñecas rosas.

Pero no es mi visión ideal de la humanidad. En mi utopía, todas y todos tendríamos que tener la libertad de elegir nuestro carácter, nuestras preferencias, sin que sea todo negro y todo blanco, o mejor dicho, todo celeste y todo rosa. En mi mundo ideal, todas y todos tendríamos que poder elegir las características que mejor nos parezcan, sin llamarlas "masculinas" o "femeninas", sino "humanas". Y el concepto binario de género desaparecería.

Para terminar, quiero citar la Declaración de Varones por la Equidad en el marco del Día del Orgullo (para un lenguaje mas equitativo, reemplazan la "o" y la "a" que marcan el género por la "x", algo que a veces hago y otras no):

El Patriarcado tiene mandatos para todxs y cada unxs de nosotrxs. Son sus ideas en relación a “lo masculino” y “lo femenino” las que marcan las pautas sobre lo que debemos hacer, sentir, expresar y desear. Sus instituciones nos sancionan socialmente cuando nos desviamos de las mismas, aún cuando lo hagan tan sutilmente, naturalizando, generando consensos, que no reconozcamos la opresión que cae sobre nosotrxs cotidianamente.

La imposibilidad de elegir de forma autónoma el destino de nuestras vidas, es el “armario” que todxs tenemos en común en el marco de este sistema patriarcal, más allá de nuestras orientaciones sexuales e identidades de género.

De hecho, invito los varones a adherirse a esta convocatoria, "asumiendo con consciencia y compromiso la lucha contra la lesbofobia, transfobia, homofobia, y toda discriminación por razones de género, clase y/o raza".

Pueden hacerlo entrando en el blog de Varones por la Equidad aquí.

PD: dicho todo eso, de todas formas, yo no creo que en una pareja las dos personas se tengan que complementar necesariamente. Yo no creo que seamos "incompletos" y que la otra persona tenga que venir a "llenar" eso que nos falta, a perfeccionarnos (definición de complementario: "que sirve para completar o perfeccionar algo"). Como lo dije en otra entrada en la que explicaba el concepto de "esencialismo" (recomiendo su lectura, que completa :-) esta nota), no necesito una "media naranja" (concepto en el que no creo, porque entonces hace de cada ser humano una persona incompleta hasta que no esté en pareja, y no creo tampoco que la felicidad pase necesariamente por tener una pareja): lo que necesito es un compañero, en el pleno sentido de la palabra. Alguien que me acompañe, esté conmigo, a mi lado, a la par (par-eja), con el que pueda compartir, disfrutar. Pero ¿que me complete? No necesariamente.

jueves, 16 de julio de 2009

¿Madre a los 72 años?

En estos días, estamos nuevamente con lo mismo, por una mujer que fue madre a los 67 años y murió de cáncer tres años después (al parecer por los mismos tratamientos a los que se sometió para tenerlos), y nos encontramos con los mismos comentarios de siempre: es una egoísta, dejó a dos chiquitos huérfanos, bla bla bla, y claro, nunca se habla del padre de las criaturas, pero bueno, ya sabemos que el padre es optativo en la vida...

En fin, leo La Nación, y veo esta nota, sobre una mujer, Jenny Brown, que al parecer, tiene como meta "ser la madre de mayor edad", porque tiene 72 años y se está sometiendo a tratamientos de fertilidad desde hace años para conseguirlo.

La Nación, visiblemente, está convencido de que el único objetivo de la mujer es batir un récord: "El que sería su séptimo intento podría catapultarla a la fama y convertirla en la madre de mayor edad en el mundo", "su pretencioso plan"...

Luego, se aclara: "Aunque siempre tuvo en mente la idea de ser madre, Jenny dedicó su vida a estudiar ciencias médicas y zoología. Sintió que el tiempo indicado para tener un hijo había llegado a los 50 años. Desde entonces intenta quedar embarazada."

Este es el típico ejemplo de cómo la sociedad machista es responsable de esta situación. He aquí una mujer que siempre quiso ser madre, pero que no quiso postergar su carrera.

Un hombre en su misma situación no habría tenido ningún problema en tener hijos Y seguir con su carrera, porque un hombre sabe que está mamá-mucama para ocuparse de todo en casa. Una mujer sabe que un hombre no va a ocuparse de sus hijos, entonces si quiere llevar adelante una carrera éxitosa (¿y quién la puede culpar? los hombres lo hacen todo el tiempo y nadie les dice nada), tiene que postergar la llegada de los niños.

Hasta que tienen 50 años, y se dan cuenta de que ya no pueden tenerlos. Si la sociedad fuera menos machista, si los hombres se ocuparan de los niños a la par de las mujeres, si tomaran sus responsabilidades en un 50% real, si las mujeres no se tuvieran que hacer cargo de todo en casa (además de su carrera), no tendrían que elegir entre la carrera y ser madres, las cosas estarían más equilibradas. Pero claro, se sigue pensando que son las mujeres las que se tienen que encargar de los nenes, faltar al trabajo cuando enferman, etc. etc. y tienen que poner su carrera entre paréntesis para no solamente quedar embarazadas, parir y amamantar, sino también para ocuparse durante años de su prole, mientras papá llega a casa luego de su extenuante jornada laboral y dice: "¿Los nenes ya están dormidos?" y sube los escalones de la jerarquía de su empresa.

Y llegamos a situaciones extremas en que una mujer de 50 años intenta tener hijos, no puede, y está 22 años con tratamientos, todo para que luego le digan que es una egoísta y una irresponsable por querer ser madre a los 72 años y se haga burla de su "pretencioso objetivo"...

Qué mundo injusto para las mujeres, no me canso de repetirlo...
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martes, 14 de julio de 2009

Hombres desaliñados, mujeres impecables

El otro día fui a ver State of Play, una película estadounidense, con Russell Crowe y Ben Affleck, entre otros.

Y pensé algo.

Russell Crowe interpreta a un periodista de unos 45-50 años que pone su vida en riesgo para llevar a cabo una investigación. Un profesional con una ética irreprochable, apasionado por su trabajo, laburador, tenaz, en fin, un modelo a seguir. Por la pasión que pone en su laburo, es también un tipo un tanto desaliñado, con el pelo grasoso, siempre vestido igual, con vaqueros, un par de camisas distintas en toda la peli (y sin planchar), zapatos cómodos pero no muy elegantes, sin afeitar, con pancita, en fin, un tipo que no tiene mucho tiempo para cuidar su apariencia.



La heroína, por su lado, es una chica hermosa, de 25 años como mucho, también apasionada por su trabajo, también excelente profesional, pero ella, mágicamente, encuentra el tiempo para estar siempre impecablemente vestida, con trajes o vestidos distintos en cada escena, pintada, con zapatitos de tacos altos con los que cualquiera se torcería los pies en la calle, sin una uña rota ni una onza de grasa. O sea, para prepararse todas las mañanas, tarda mínimo una hora y media, entre lavarse el pelo, hacerse un brushing para que no haya un pelo fuera de lugar (les aseguro que para tener los peinados impecables que tiene, o bien tiene que ir a la peluquería todos los días, o bien levantarse a las 4 de la mañana para hacérselo ella misma), limarse las uñas, pintarse, ponerse las medias (sin romperlas), etc. etc. Y supongo también que está impecablemente depilada, con ropita interior de encaje y toda la parafernalia de la mujer perfecta.

¿Cómo m... hace?

Yo en su situación, estaría como Russell Crowe, con el pelo sucio y sin peinar, el mismo jean, las uñas rotas, sin maquillar. De hecho, cuando me mandan a trabajar en misiones, estoy bastante así, porque laburo 15 horas por día, estoy afuera todo el tiempo y no tengo tiempo ni ganas de cuidar mi apariencia.

Pero una mujer como yo no es la heroína de una película. Un hombre, sí.

El día en que una película de Hollywood, o sea, para el público masivo, muestre como modelo a seguir a una mujer de 50 años con panza, vestida con jean y zapatillas, con el pelo sucio, sin pintar y sin depilar, ese día habrá paridad y se podrá hablar de igualdad. O, en todo caso, se podrá decir que nos tratan por igual y nos dan las mismas oportunidades a los dos sexos. Antes no..
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viernes, 10 de julio de 2009

No tengo nada contra los gays, pero...

Hace poco, alguien me dijo: "Yo no tengo nada contra los gays, pero cuando son demasiado maricas, ya me empieza a molestar".

Y no entiendo. ¿Qué problema hay con que una persona homosexual lo muestre? Lxs homosexuales han tenido que ocultarse durante siglos. Durante su infancia, su adolescencia, su juventud, y muchas veces durante su vida entera, la inmensa mayoría de las personas homosexuales todavía tienen que ocultar sus preferencias, sin poder pasear por la calle agarradxs de la mano con su persona querida, sin poder contar a casi nadie sus historias, sus vivencias, sus penas, sus alegrías (y no hablo de los países en que la homosexualidad sigue siendo un crimen castigado por la ley, por supuesto)...

Poco a poco, la sociedad acepta que esas personas existan... Pero ojo con mostrarse "demasiado" gays. Ahí sí que no. Si se funden en la masa, si son "como la gente", vaya y pase. Pero si quieren expresarse tal como lo sienten o lo quieren, ya no. Un tipo no tiene que ser demasiado marica, una mina no tiene que ser un camionero. Tampoco la pavada...

Yo no sé si los homosexuales muy "maricas" toman una postura o lo sienten realmente. No sé si lo hacen como una provocación o porque realmente se sienten cómodos así. Habrá un poco de las dos cosas. O ninguna.

El tema es que no me importa, y no le debería importar a nadie. Si acepto la homosexualidad, acepto su exhibición, su presencia visible en la sociedad, acepto que se vea, y acepto todas las formas de esta exhibición, aunque parezca caricatural. Porque a nadie le molesta ver un tipo muy viril ni una mina excesivamente femenina.

Y conociendo el duro camino que una persona homosexual tiene que recorrer para poder plantarse ante la sociedad y decir: "Soy homosexual", entiendo que en algún punto lo quiera reivindicar en su apariencia, su forma de ser, sin tabúes ni miedo a ser juzgado, cagándose en que le digan "marica".

Y además, ¿por qué habría de exigir de las personas homosexuales un pudor, una retención, una moderación, una discreción, que no exijo necesariamente de las personas heterosexuales?

Que los gays y las lesbianas y los trans vivan como quieran, nadie debería tener el derecho de decirles cómo se tienen que comportar para ser aceptados. Son las personas heterosexuales las que tienen que aceptar que las personas homosexuales tengan su propia identidad y su propia manera de ser, cada cual a su manera, y no las personas homosexuales las que se tienen que adaptar a un mundo heterosexual.

Lo peor de todo es que ese mismo comentario, lo escuché también hace unos meses de un amigo... gay. Me parece que él también estaba totalmente formateado con la idea de que la homosexualidad es tolerable, pero sólo si es discreta.

De hecho, no se "notaba" para nada que ese chico es gay. Es más, cuando me lo anunció (lo había conocido tres años atrás y me había hecho amigo de él hacía más o menos un año), no le creí.

Ese chico todavía no salió del todo del placard. Sigue ocultando su homosexualidad. Aunque desde que lo empezó a revelar a sus amigos, noté un cambio en su actitud, parece mucho más "gay" que antes. No sé si esto significa que antes se retenía en su actitud para que no se supiera.

Valdría la pena preguntarle dentro de unos años, cuando ya asuma plenamente su homosexualidad (a la que él mismo no terminó de aceptar hasta bien entrado en la edad adulta) si sigue teniendo la misma opinión acerca de la actitud que los gays deberían tener en sociedad...

viernes, 3 de julio de 2009

Crímenes pasionales

Cuando Clarín publica una nota o un comentario sexistas, le doy con un caño. Así que me parece justo que cuando Clarín publica un texto con tono feminista y con perspectiva de género, lo destaque también.

El texto se llama No le digan pasión; es asesinato, y lo firma Patricia Kolesnicov:

Quién no quiere vivir una pasión? ¿Quién no quiere amar, vibrar arder? Y un pasito más: ¿No será bello morir en ese fuego? ¿Sí? ¿Será bello?

Un corte a los números: "La violencia del marido, compañero, novio o padre es la primera causa en el mundo de muerte e invalidez permanente entre las mujeres de 16 a 44 años", según un informe del Consejo Europeo del año 2006. En la Argentina, el año pasado, al menos 120 mujeres murieron a manos de sus parejas, ex parejas o miembros de la unidad familiar, según un monitoreo parcial de medios impresos y online realizado por Amnistía Internacional el año pasado. "Este dato nos hace suponer que la cifra es mucho mayor, porque no todos los casos llegan a los medios. Este dato supone que al menos una mujer muere cada tres días en Argentina" por esta causa, dice Amnesty. "Hasta un 70% de las mujeres víctimas de asesinato perecen a manos de sus cónyuges o compañeros", decía la Organización Mundial de la Salud en 2002.

Asesinato, cuchillos, balazos. Sin embargo, como ocurren dentro de una pareja, son llamados "crímenes pasionales". No hay un asesino, hay un apasionado. Vamos de nuevo: ¿Quién no quiere una pasión?

Justamente: pasión es algo que va más allá de uno, que te sacude y te hace otro. Un otro romántico, loco por amor, desgarrado, herido, excusable.

Vamos despacio: ¿locura de amor? Si de algo es víctima el victimario no será de su gran corazón sino de una larga tradición, ensalzada en el cancionero popular, que indica que las mujeres les pertenecen a los hombres, de una vez y para siempre: cuando están de novias, comprometidas, casadas. Y después, por qué no. Una tradición que indica que el honor de los varones se juega, en parte, en el manejo de esas mujeres. Y que ese honor, esa hombría, esa identidad, se irán al tacho si la mujer "se les retoba".

Honor, derecho de propiedad, poder de uno sobre otro. Si no hace falta embellecer un crimen, ¿por qué hablamos de pasión? Porque si de eso se tratara: ¿Será que -como decía la abuela- las mujeres somos menos apasionadas, que nos toca casi siempre morir, casi nunca matar en este contexto? Gracias, de ese pasión, paso.

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