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sábado, 27 de junio de 2009

Por qué, en general, me indigna la pornografía

"Sos una mojigata" o "qué amarga", me dicen cuando puteo contra la pornografía.

Entonces voy a precisar mi pensamiento (ojo, es un poquito largo y sigue un razonamiento preciso, así que por favor léanlo con tiempo y hasta el final, si les interesa el tema, claro).

Primero: no estoy en contra de la pornografía en sí. Es más, puedo disfrutar de buenas imágenes de sexo explícito. En sí, no me escandaliza ver cuerpos desnudos teniendo relaciones sexuales, por más crudas que sean esas imágenes, que no me parecen, en sí (insisto: en sí) ni ofensivas, ni machistas, ni nada.

Pero... Porque siempre hay un pero...

Voy a dividir mi exposición en dos partes: por un lado, mis consideraciones sobre la industria pornográfica en sí, la manera en que se filman las películas, las condiciones de trabajo.

Por otro lado, voy a hablar del tipo de pornografía que me molesta y me escandaliza porque fomenta un tipo de sexualidad denigrante para las mujeres y que, lamentablemente, representa la inmensa mayoría de la industria pornográfica actual.

Entonces, ¿qué lleva a una persona a tener relaciones sexuales todo el día a cambio de dinero?

Fácil, pensarán: porque le gusta. Y con lo que nos gusta el sexo a todas y a todos por lo general, ¿quién no lo haría, encima, por dinero? Dinero que, por lo general, suele ser mucho...

Según algunos estudios y testimonios que leí, muchas actrices pornos sufrieron algún tipo de abuso en su infancia o, en todo caso, vivieron en un hogar violento. No les dieron las herramientas como para construirse como personas orgullosas de ellas mismas, felices con su cuerpo y su sexualidad. Sólo saben reproducir contra ellas mismas los abusos y las violencias de las que han sido testigo o víctimas. Infligen a su cuerpo lo que vieron o vivieron de chiquitas.

¿Se puede hablar, en este caso, de elección real? El mismo análisis, de hecho, se desprende de charlas con prostitutas: muchas han vivido situaciones de abuso en su infancia o su juventud que hacen que no tengan ninguna consideración para con ellas mismas y con su sexualidad.

Pero más allá de lo que llevó una mujer a ser actriz porno (y que, supongo, pueden ser totalmente distintas de las que menciono, también hay que conocer las condiciones de trabajo de la industria pornográfica.

Uno o una se imagina que son mujeres que hacen lo que se les canta y la pasan bomba delante de la cámara. Imagen fomentada por los festivales pornos en que se ven a esas mujeres contar encantadas a qué punto son felices de coger todo el día a cambio de dinero.

Ahora bien, en el libro Hard, la ex actriz porno Raffaella Anderson cuenta la cara oculta de esta industria, a la que ingresó de manera voluntaria a los 18 años, todavía virgen, y de la que se fue al cabo de cuatro años. Sí, se ganaba bien. Muy bien. Sí, llegó a gozar alguna vez. Pero también describe la dura realidad de la que el espectador nunca se enterará (sobre todo porque no quiere enterarse, es más facil pensar que la pornografía es puro placer): las amenazas, los golpes, las práticas humillantes, dolorosas, peligrosas, cada vez más violentas porque así lo exigen los clientes (doble o triple penetración, relaciones con animales, fist-fucking, etc.), la falta de preservativo, el fantasma del sida y de las numerosas enfermedades de transmisión sexual, el trabajo en cadena, las horas suplementarias a cualquier hora del día y de la noche y no pagadas, las incitaciones a gemir, gritar, fingir el placer, aun cuando duele, los cortes en la filmación para ir a secarse la sangre para que no se vea en pantalla, ponerse un calmante, y volver...

Todo, para que algunos hombres crean ingenuamente que las actrices gozan, con prácticas extremadamente violentas, cuando lo más probable es que, en el mejor de los casos, no sientan nada, y en el peor, les duela hasta la médula.

Y lo peor es que se lo creen... No quieren cuestionar lo que ven porque esto les obligaría a cuestionar prácticamente todo su concepto de la sexualidad. Y no quieren hacer ese esfuerzo, prefieren seguir creyendo que "a la mina esa le gusta y se nota".

¿Se acuerdan de la película Garganta Profunda (1972)? Claro, ¿quién no se acuerda, no?

Bueno, ¿sabían por ejemplo que la actriz de Garganta Profunda, Linda Boreman (se hacía llamar Linda Lovelace), que parecía gozar tremendamente del hecho de tener un pene en el fondo de su garganta, reveló hace unos años que en realidad cada escena era una tortura (lo cual me parece lógico, no es muy agradable tener algo en el fondo de la garganta) y que había sido amenazada para filmarlas?

Esto lo reveló en su biografía, Ordeal, en que relata que su manager y ex esposo, Chuck Traynor, la había amenazado. "Cada vez que alguien mira la película, mira cómo me violan", explicó. "Lo que se está desarrollando en esta película es un crimen; tenía un revolver en la sien, todo el tiempo".

Durante la filmación, los técnicos que filmaban tenían que arreglárselas para que no se notaran los moretones que tenía en todo el cuerpo.

Sin hablar de los problemas de salud que sufrió luego: tuvo que someterse a una doble masectomía en 1986 por las inyecciones de silicona que se había hecho para tener senos gigantescos, y un transplante de hígado el año siguiente.

¿Quién diría, no? Lo más irónico es que a raíz de esta película, Linda Boreman se convirtió en un ícono de la liberación femenina...

Entonces, ¿cómo saber si uno no es cómplice de una violación cuando compra o mira una película porno? Lo mejor es no hacerlo, no consumir pornografía si no sabemos cómo fue realizada, o limitarse a los videos caseros.

Porque yo soy de las que creen que como consumidores, tenemos un deber cívico de no favorecer tráficos y explotaciones. Desde que sé que Nike hace trabajar a niños en Asia para fabricar sus calzados, no les compro nada. No compro a algunas marcas argentinas que usaban esclavos en sus talleres clandestinos. Etc. etc.

Considero que alguien que consume pornografía conociendo las condiciones de trabajo de las actrices y los actores se hace cómplice de su maltrato, porque la demanda es muchas veces la que fomenta la oferta. También uno puede taparse los ojos y los oídos y hacer como si no se enterara y seguir favoreciendo la explotación humana, pero no es mi concepto de la humanidad, la solidaridad, la ética, el civismo. Yo creo que ante la duda, hay que abstenerse.

Entonces sí, siempre habrá testimonios de actrices súper felices de lo que hacen y que no cambiarían su situación por nada en el mundo. Algunas estrellas de la farándula porno que ganarán millones y tendrán el poder económico de imponer sus condiciones.

Pero por una mujer así, ¿cuántas Raffaella Anderson, cuántas Linda Boreman violadas, humilladas, golpeadas, ultrajadas, abusadas?

A pesar de todo, sigue habiendo gente para mirar Garganta Profunda, y pensar ingenuamente que la actriz goza (¿cómo alguien en su sano juicio puede creer realmente que los azotes constantes y reiterados de una pija en el fondo de la garganta son algo placentero y no doloroso? A esta altura no es ingenuidad, es necedad), que eligió hacerlo, que nadie la obliga a hacer lo que hace. Y supongo que muchos hombres imaginan, al ver esas escenas, que a su novia, compañera, amante o esposa le gustará que le meta su pene hasta la faringe ("si a Linda le gusta, ¿por qué a vos no?"), sin siquiera preguntarle a ella lo que realmente opina al respecto.

Eso nos lleva al segundo tema del que quería hablar, más allá de las condiciones de trabajo: el tipo de sexualidad que promueve este tipo de pornografía.

Ojo, no critico las prácticas sexuales en sí. Critico que esas prácticas estén fomentadas o, en todo caso, ampliamente influenciadas por películas pornos que hacen creer que a todas las mujeres les gusta, y que si a una mujer no le gusta no es normal.

Critico el hecho de que muchos hombres incitarán a sus compañeras a someterse a prácticas que ellas, por no querer parecer mojigatas, aceptarán, por más que no les guste.

Una cosa es practicar este tipo de sexo a consciencia de que es una elección y un verdadero placer, de una parte y otra, por más que yo esté convencida de que muchas de nuestras fantasías en realidad nos fueron inculcadas por la industria pornográfica de una manera u otra. Pero bueno, entre personas adultas, equilibradas, independientes, de carácter fuerte, en parejas en que no hay relación de poder ni de sometimiento, en las que tanto el hombre como la mujer tienen las herramientas como para formarse su propia opinión de la sexualidad y que tienen la fuerza de carácter suficiente como para decir "no" sin importar lo que el otro piense, entonces sólo en esta situación se puede pensar que pueden tener prácticas extremas o "raras" sin que sea por obligación.

Otra cosa es, justamente, hacerlo por obligación, para no parecer estrecha, porque uno o una vio videos pornos y cree que esto es la sexualidad que está en la norma y que es lo común, lo básico.

¿Cuántas mujeres aceptan prácticas que consideran desagradables sólo para contentar a su pareja y no parecer demasiado recatadas?

Segun un estudio, la mitad de los niños de 11 años ha visto una película porno. Con la falta de educación sexual que hay en las escuelas y en las propias casas, muchos niños solamente tienen de la sexualidad la imagen que sacan de las películas pornográficas. Creen que prácticas como la garganta profunda, la eyaculación facial, la sodomía, tragar el semen, son normales, corrientes y que a todas las mujeres les gusta, y que a las que no, es porque tienen un problema. Y crecen y se desarrollan en su sexualidad con esa idea.

¿Saben que para poder soportar el asalto de penes gigantescos en su ano, muchas actrices pornográficas se ponen anestesias antes de las filmaciones? Claro, después, ponen cara de que les gusta, porque para eso les pagan, para actuar (y qué fácil es fingir el placer y el orgasmo, ya lo demostró de manera brillante Meg Ryan...), cuando en realidad muchas escenas se convierten en verdaderas torturas. Y al ver eso, muchos hombres están convencidos de que a todas las mujeres les gusta la sodomía, y las que dicen que les duele o no les gusta o bien son unas exageradas (prueba está que en las pornos algunas soportan dos pitos al mismo tiempo...), o bien es porque no han dado con el hombre que supo hacerlas gozar.

"Conmigo no te va a doler", suelen decir, como si la sodomía "bien hecha" tuviera que gustar a todas las mujeres, como si fuera una cuestión de "habilidad" de parte del hombre y no de gusto propio de una (y claro, todos creen tener esa "habilidad" particular que hará que a la mujer le guste). No pueden entender que a una, simplemente, no-le-gus-te-la-so-do-mí-a, esté bien o mal hecha, por quien sea, como sea.

Esta creencia falsa de que una sodomía "bien hecha" es necesariamente placentera para todas las mujeres la atribuyo directamente a la pornografía actual y a las falsas ideas que transmite.

Sin hablar del hecho de que hoy en día, en muchas películas pornos, se ponen escenas de violaciones en la que la mujer se debate, dice que no y, finalmente, se da cuenta de que está bárbaro y termina gozando como loca.

¿Cómo un niño de 11 años puede entender que cuando una mujer dice "no", es "no", si en las películas pornos, que son su única fuente de educación sexual, una mujer violada finalmente dice que "sí" y le termina gustando, y si no tiene a ningún adulto para aclararle que esto es una fantasía pero que en la realidad no es así? ¿Cómo ese chico no pensará que, insistiendo un poco, forzándola un poco, una mujer que dice que "no" va a cambiar de opinión?

Y mismo entre los adultos, a fuerza de ver videos pornos de ese estilo, ¿cómo no terminar pensando que un "no" es, en realidad, un "sí" encubierto?

Entonces, una película porno no es, por lo general, "inocente". Transmite una idea de la sexualidad centrada en el todopoderoso pene, en la penetración (de hecho, se habla de "preliminares" como si un cunninlingus, por ejemplo, fuera sólo el preludio de algo más importante, cuando para la inmensa mayoría de las mujeres, la estimulación directa del clítoris es la única vía para alcanzar el orgasmo, éste es el punto central de la relación sexual y muchísimas no sienten absolutamente nada durante la sacro-santa penetración), en la idea de que a las mujeres les gusta todo tipo de prácticas, que cuanto más larga sea una relación sexual, mejor, etc.

Y en los varones también puede hacer estragos, claro, porque ven penes monumentales y creen que ese tamaño es la norma, creen que tienen que "durar" durante horas y horas (cuando a muchas mujeres después de un momento duele más que otra cosa), y crecen las frustraciones.

La pornografia machista, falocentrada, que impera en nuestra sociedad es, por lo tanto, y a mi entender, extremadamente dañina.

Primero porque no podemos saber nunca si, como espectadores, no estamos siendo cómplices de una violación, o en todo caso, de una situación de desesperación y de abuso. Y segundo porque propaga una idea falsa de la sexualidad, imponiendo como norma algunas prácticas que deberían ser elecciones reales sin influencias de ninguna índole, y no imposiciones.

Y es por esta razón, y no por mojigatería, que creo que hay que proteger a los niños de la pornografía.

Ahora, ¿existe una pornografía feminista, respetuosa de las mujeres, de su verdadera sexualidad, que tome en cuenta sus fantasías (y no sola y sistemáticamente la de los hombres)? Parece que sí.

Yo personalmente no la conozco, porque no he llevado mis investigaciones hasta ahí, pero sé de algunas mujeres, ex actrices pornos, que han abierto sus propias productoras de películas pornos, como Ovidie, feminista francesa que se metió en la industria pornográfica para poder reformarla desde adentro (fue actriz porno desde muy jovencita, luego directora, ahora sexóloga y no sé qué otras cosas más, y sólo tiene 28 años). En sus películas parece que las mujeres no son objetizadas, no responden únicamente a las fantasías masculinas, su propia sexualidad es tomada en cuenta, y tiene una política de trabajo que respeta los derechos laborales y humanos de las actrices y de los actores.

Entonces, vuelvo a la pregunta inicial: ¿soy una mojigata por criticar la pornografía y ofenderme cuando veo imágenes pornográficas?

No, porque no critico la pornografía en sí, no critico el hecho de que exista la pornografía, sino la pornografía actual dominante. Una pornografía respetuosa de las mujeres no solamente no me provocaría rechazo, sino que muy probablemente me gustaría.

Pero conociendo las realidades de la industria pornográfica, me ofende que me muestren escenas pornos como algo divertido o anecdótico. Cada vez que veo una escena pornográfica, más allá del hecho de que en el 99% de los casos muestra una fantasía típicamente masculina (por ejemplo, que una mujer, para masturbarse, se introduzca algún objeto en su vagina, cuando la inmensa mayoría de las mujeres solamente estimula su clítoris), no puedo dejar de preguntarme: ¿esta actriz estará ahí porque realmente quiere? ¿Qué habrá vivido en su infancia para aceptar humillarse asi? ¿Qué situación la llevó a esto? ¿Es de las muy pocas que lo eligieron y se divierten con esto, o de la enorme mayoría que lo hace porque no tiene otra y lo padece? ¿El director detrás de la cámara, ¿la habrá violado? ¿La habrá golpeado? ¿Habrá sido violento verbalmente? Y ese suspiro de gozo, ¿será real? ¿Forzado? ¿Le dolerá en realidad? ¿El director estará gritándole: "Dale, dale, gemí, que se note que te gusta"? ¿La actriz terminará la escena llorando del dolor?

Pero ¿cómo explicar todo lo que acabo de explicar en dos palabras? A mis amigos que, de repente, me mandan un enlace a un video porno en Internet porque les pareció graciosa tal o cual escena, ¿qué contestar? ¿Cómo expresar mi indignación en dos palabras sin que me digan: "Bueeeeno, qué exageraaaada, al final no te sabía tan mojigata"?

Bueno, creo que esta noche encontré la manera de hacerlo: por cada enlace o video porno que me manden, mi respuesta será un enlace a este texto.

Ojalá le sirva a muchas otras mujeres y muchos otros hombres tan indignad@s como yo.
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viernes, 26 de junio de 2009

Carne argentina

Escándalo en Estados Unidos: el gobernador de Carolina del Sur desapareció durante unos días. Imaginaron que le había pasado de todo. Al reaparecer, reconoció que se había escapado en Argentina, donde tiene a una amante.

Al informar de la noticia, el canal TN que pertenece al grupo Clarín (y me imagino que no fue el único medio) dijo que el gobernador había ido a probar... "carne argentina".

Decirlo en tono de broma entre un grupo de amigos, vaya y pase, hasta puede resultarme gracioso incluso a mí... ¿Pero por televisión sabiendo que esto lo ven millones de personas, entre ellas niños y niñas? ¿Es necesario presentar a las mujeres como un producto de consumo con tanta liviandad?

sábado, 20 de junio de 2009

Carta de una mujer feminista a su compañero

Mi amor,

Escribo esta carta con la esperanza de que le sirva también a otras mujeres en la misma situación que yo. Es decir, mujeres feministas, que hacen de la lucha por la igualdad un combate cotidiano, diario, y que temen que sus compañeros de vida no entiendan la importancia y el alcance de esta convicción.

Primero, tengo que precisar algo: no sos mi enemigo.

No tengo nada contra vos como perteneciente al sexo masculino. No tengo nada contra los hombres en general. Mis quejas son contra las personas sexistas, sean ésas hombres o mujeres, o más generalmente, contra los actos sexistas. Aclaro eso porque una persona puede estar convencida de no ser sexista y de hecho no serlo y, sin embargo, tener actitudes o hacer comentarios sexistas. Probablemente me pase a mí, a vos, y a cualquiera, porque estamos acondicionados por el sexismo desde muy chiquitos. Diría yo desde que nuestros padres saben qué sexo vamos a tener.

Pero cuando puteo, no tenés por qué sentirte atacado. Tomo un ejemplo: cuando digo que el 80% de las tareas domésticas las siguen haciendo las mujeres, no estoy hablando de nuestra pareja. Estoy hablando de estadísticas generales válidas en la mayoría de los países occidentales, Argentina incluida (y sacadas de estudios serios).

No es necesario que, en esa instancia, te defiendas diciendo: "Pero qué decís, estas cifras están mal, yo sí me preocupo por las tareas domésticas", porque no estoy hablando de vos.

Pero lo esencial es que entiendas lo importante que es esto para mí. El sexismo no es algo sobre lo que pueda reírme a menos de estar segura de que estamos hablando en segundo grado (o sea, entre nosotros), y definitivamente no puedo hacer humor sobre esas cosas delante de un público al que no conozco íntimamente.

Y no es falta de humor.

A nadie se le ocurriría hacer humor sobre el Holocausto delante de un público del que no sabe si se encuentran judíos o familiares de víctimas. Me parece terrible la libertad con la cual alguna gente se ríe de la violencia conyugal o hace chistas machistas, sin saber lo que han sufrido las mujeres presentes.

¿Cuántas mujeres golpeadas han tenido que soportar chistes o comentarios ligeros sobre la violencia conyugal?

No más lejos que hace unas semanas, en el trabajo, acerca de ese juez árabe que justificó la violencia conyugal del que hablé en una entrada anterior, me pasó. Resulta que la cosa es así: un juez árabe, en medio de un congreso sobre violencia conyugal, dijo que a veces estaba justificado que un hombre golpeara a su esposa, por ejemplo cuando se compra un vestido demasiado caro...

Uno de mis colegas, al leer la noticia, entró a reírse y dijo: "Bueno, me podría haber pasado a mí, si mi mujer se hubiera gastado una fortuna en un vestido". Lo miré muy seriamente. Contestó enseguida: "Bueno, mujer, no te pongas tan seria, era un chiste".

A mí nunca me pegaron. Pero ¿él qué sabía? Nos cruzamos todos los días con mujeres que sufren de esta barbarie, sin saberlo. ¿Se le habría ocurrido hacer un chiste antisemita delante de una posible víctima del Holocausto y encima reprocharle que no se ría?

El machismo mata a millones de mujeres en el mundo. ¿Por qué nos tenemos que reír de eso? ¿Por qué nos exigen a nosotras un sentido del humor que otros no tendrían sobre otros temas tan graves?

Pero claro, si le hubiera contestado eso, me habría tachado de hincha pelotas. Entonces no dije nada más.

Te explico eso, mi amor, para que entiendas por qué, cuando estemos con nuestros amigos y ellos hagan chistas machistas, no siempre me voy a reír. No siempre voy a poner buena cara. Y espero que lo entiendas y no pienses, como ellos, que soy una hincha pelotas que no tiene humor.

Y, por último, me gustaría hacerte entender lo importante que es, para mí, poder reflexionar sobre una situación sexista sin que me digan que exagero.

Cuando hablo de sexismo, no exagero. Porque como dije en otra entrada, no hay una manera "light" de ser feminista. El machismo es un sistema y cada detalle cuenta, tanto en el lenguaje como en la publicidad o en la calle. Entonces me pueden enfurecer noticias tremendas como una violación, y también pequeñeces como un "Señor peatón" en un cartel o un video porno en que objetizan a una mujer.

Probablemente te preguntes cuándo fui víctima de discriminación por ser mujer, si trabajo, gano mi vida, soy independiente. Bueno, es cierto, no sufro del sexismo como una mujer afgana lo puede sufrir. Todo es relativo. Pero nuevamente, no es porque yo puedo caminar por la calle sin burka y vivo en un país en que las violaciones conyugales son condenadas por la ley que no sufro de algunas formas de sexismo.

Sufro del sexismo cuando constato que pasan por alto a las mujeres en el lenguaje.
Sufro del sexismo cuando me preguntan si soy "señora" o "señorita".
Sufrí del sexismo cuando la primera pregunta que me hizo un empleador potencial hace unos años fue acerca de si estaba casada y tenía hijos a la hora de contratarme (ante mi respuesta furiosa, está de más decir que no me contrató).
Sufro del sexismo cuando veo mujeres en bolas en los afiches en la calle, cuando veo publicidades sexistas.
Sufriría del sexismo si tuviera que practicarme un aborto y no pudiera hacerlo de manera segura porque es ilegal en Argentina.

Sufro del sexismo cuando me dicen que una mujer, para ser mujer, tiene que llevar vestidos y zapatos con tacos, y sufro del sexismo cuando, por vestirme así, me dicen de todo en la calle (y cuando no, que soy un mamarracho).

Y más allá de eso, no necesito ser víctima directa de cosas más graves para sentirme concernida por la lucha. Así como no se necesita ser pobre para luchar contra las injusticias sociales. De hecho dentro del movimiento feminista hay hombres, por suerte.

Pero creo además que los hombres también, sin darse cuenta, han sufrido del sexismo o pueden sufrir por él. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si tu gran pasión en la vida fueran los niños y si tu mayor aspiración fuera ser maestro jardinero?

Te puedo asegurar que vos también sufrirías del sexismo, porque tendrías muchísimas más dificultades que una mujer en encontrar trabajo en ese campo.

Cuando ponen una publicidad en que muestran a los hombres como flojos, abusadores, inútiles en la casa y que no saben ocuparse de los niños, también es una forma de sexismo contra los hombres.

Sentí la necesidad de explicarte todo eso porque es una parte importante de mi vida. Soy muy sensible sobre el tema, como ya te habrás dado cuenta, pero espero ahora que entiendas un poco mejor por qué.

No es falta de humor, no es extremismo, no es amargura. Vos me conocés, sabés que soy una mujer feliz, creo que bastante equilibrada, y para nada enojada con la vida.

Lo mío es, simplemente, convicción. De ahí la sensación de que estoy enojada cuando hablo de esos temas. No estoy enojada. Sólo le pongo énfasis a mi discurso.

Así que más allá de mis momentos de enojo con este mundo sexista, no te olvides que te quiero. Y que te quiero precisamente porque no respondés al típico estereotipo de macho insensible y que no tocaría un trapo de piso ni en pedo. Por eso y por muchas otras cosas que te hacen único.

Bastedesexismo.


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jueves, 18 de junio de 2009

Antichrist, de Lars Von Trier, o cómo justificar que se quemen las mujeres en la hoguera

Tuve la pésima idea de ir a ver Antichrist, la última película de Lars von Trier.

¿Por qué pésima? No porque tenga escenas pornográficas, no. Esto a mí no me importa, el sexo forma parte de la vida y no veo por qué no se podría mostrar en pantalla. No me voy a ofender porque vea una pija y una concha (aunque sí me enoja que por lo general en las películas las únicas personas realmente en bolas que se ven son las mujeres, esto realmente me saca, pero en este caso, se los ve desnudos tanto a Charlotte Gainsbourg como a Willem Dafoe).

No, las acusaciones de pornografía no me van ni me vienen.

Pero me pareció pésima porque es una de las obras más misóginas que vi en mi vida. Todo en esa película respira el odio visceral que el director parece tener hacia las mujeres, a las que, según él, hay que matar para que el hombre pueda, por fin, luminoso y fuerte, vivir en paz y en la quietud de su sabiduría.

La tesis de Lars von Trier: hay que quemar a las mujeres en la hoguera. Si lo hicieron en el pasado, es porque estaba justificado, porque son todas locas, manejadas por una naturaleza y una sexualidad satánicas e incontrolables, Vs. los hombres que son pura racionalidad, sabiduría, control e intelecto. Las mujeres no tienen otra salida que la excisión (escena insostenible en que Charlotte Gainsbourg se corta el clítoris con unas tijeras, filmada en primer plano) para poder detener esta diabólica sexualidad (el anticristo) y la muerte, para permitir que los hombres, ya limpios de todo este estiércol de hembra, puedan levantarse y caminar en la luz.

Lo peor de todo es que no es una interpretación mía: estoy describiendo con total fidelidad las escenas de la película.

El filme vale por la escena del principio, filmada de manera absolutamente brillante, de un esteticismo abrumador.

¿El resto?

No puedo imaginar un solo segundo una película hecha por una mujer y que tenga el mismo mensaje pero contra los hombres: enseguida dirían que es una histérica, una amarga que odia a los hombres, una feminista mal cogida ("¿Ven, ven? A eso quieren llegar las feministas", dirían).

En este caso, un hombre nos explica con imágenes crudas y sangrientas que las mujeres merecen que se les corte el clítoris, se las estrangule y se las queme en la hoguera, y la gente grita que es un genio...

PD para ilustrar mejor mi indignación: cualquier película, por más perfecta técnica y artísticamente que fuera (como lo es Antichrist, una joya cinematográfica) pero que justifique el Holocausto o muestre con complacencia el exterminio de los judíos, habría despertado una ola de indignación en el mundo entero y habría sido prohibida en muchos países en los que el negacionismo de la Shoah es un delito (y yo también habría estado indignada), como por ejemplo Francia.
En cambio, la justificación del feminicidio no solamente no se condena, sino que se premia: la película fue seleccionada para participar en el último Festival de Cannes, en Francia.

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domingo, 14 de junio de 2009

La homosexualidad, ¿contra natura?

Para todas aquellas personas retrógradas y todavía convencidas de que la homosexualidad es contra natura, les invito a leer esta noticia, publicada por el sitio Internet de un zoológico de Alemania.

La historia es así. Resulta que una pareja de pingüinos Humboldt tuvo un huevito, pero se negó a empollarlo. Ni la mamá ni el papá se quisieron hacer cargo de la futura criatura, a pesar de los reiterados intentos de los veterinarios de colocar el huevo en el nido familiar.

Entonces, los veterinarios tuvieron una idea: confiaron el huevo a tres parejas de pingüinos... gays, con la esperanza de que a alguna de ella se le despertara un sentimiento de paternidad que permitiera que naciera el pingüinito.

Y así fue. Dos pingüinos machos que forman una aparentemente enamorada pareja lo recibieron con alegría, lo empollaron con orgullo y, desde entonces, alimentan y crían al bebé que hoy tiene cinco semanas como si fuera el propio, limpiándolo y dándole puré de pescado todos los días.

"La homosexualidad no tiene nada de inhabitual entre estos animales. El apareamiento en ese mundo no necesariamente está relacionado con la reproducción", explica el zoológico de Bremerhaven, en el norte de Alemania.

Y ojo, no me vengan a decir que es porque son pingüinos europeos y por lo tanto degenerados, y que en Latinoamérica no pasa porque los machos son machos de verdad. Los pingüinos Humboldt viven en las costas chilenas y peruanas.
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miércoles, 10 de junio de 2009

Hombres feministas

¿Quién dijo que no había hombres feministas?


En mayo de 2008 surgió la agrupación Varones por la Equidad de Género, la Igualdad en la Diversidad de la República Argentina. Una iniciativa que apunta a "defender y exigir el pleno ejercicio de los Derechos Humanos de todas las mujeres".

Entre sus luchas: "la lucha por la democratización de los vínculos y los roles (con énfasis en la equidad de la distribución del poder y los derechos); el compromiso de trabajar contra toda forma de discriminación, dominación y violencia por causas vinculadas al género y las orientaciones sexuales; y la exigencia de la implementación de políticas de Estado con una perspectiva de género".

Y para que no quede ninguna duda, aclaran que declaran "el patriarcado como parte de un sistema de opresión y dominación que debe ser superado definitivamente", y dicen apoyar "las reivindicaciones históricas del movimiento feminista".

Últimamente, denunciaron la campaña de Convergencia Socialista que fomenta la violencia de género.

Hacen falta pocas cosas para ponerme de buen humor, y esta noticia es una de ellas...
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martes, 9 de junio de 2009

Pudor masculino...

En el pasado, varios novios míos se negaron a ir a ver a un médico especializado para que les revisara su pitulín, en momentos en que teníamos problemas de tipo enfermedad de transmisión sexual, porque les daba "vergüenza".

Tuve que negarme a tener sexo durante dos meses con uno de ellos para convencerlo de que fuera a revisarse. "¿¿Pero me va a tocar el pito??", me decía entre escandalizado y atemorizado. Y durante semanas prefirió no tener sexo (lo que me costó esto, santos cielos...) antes que un médico le viera la pija.

Todas las veces que sucedió algo similar, me enfurecí.

Claro. Los pobres hombres no pueden ir UNA VEZ a ver a un médico para revisarse su sagrado, maravilloso e intocable pene (¿a qué tienen miedo? ¿a tener una erección?), pero consideran perfectamente normal que nosotras nos abramos de piernas dos veces por año para que nos metan espéculos, dedos, palitos para el pap y la colposcopía, y ni les cuento en caso de parto: tactos vaginales sistemáticos y por lo general inútiles, estar abiertas de piernas delante de todo el mundo, que obstetras, anestesistas, parteras, estén dando vueltas por ahí mientras estamos con la vagina y el culo al aire, que te metan una mano entera hasta el fondo de la vagina para ir a buscar la placenta después del parto si tarda en bajar...

Pero claro, esto es natural, normal, cómo te va a molestar eso, nena, en esta situación no sos mujer, no tenés pudor, sos una futura MADRE, qué te importa que te metan cosas, te rasuren el pubis, te cagues toda delante de todos porque estás pujando, cómo te vas a quejar de eso y hablar de intimidad, de vergüenza, de pudor, si lo único que importa es que salga un bebé sano, y vos... y bueno, vos bancátela que por eso sos mujer...

La mayoría de los hombres no soportarían un décimo de lo que tenemos que vivir las mujeres con el cuerpo médico. Y cuando les toca, UNA VEZ EN SU VIDA, ir a revisarse la pija, pegan alaridos de vírgenes ofendidas...

A veces, lo admito, me dan ganas de hacerme socia vitalicia del club de admiradoras de Lorena Bobbitt...

Menos mal, mi compañero actual no es así. Pero me parece que en eso me saqué la lotería y es uno en un millón.
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domingo, 7 de junio de 2009

En Europa no suceden esas cosas...

O eso dicen... Pero el machismo es un flagelo aquí, en Europa y en la China.

Hoy es el Día de la Madre en Francia y la cadena de supermercados Leader Price no tuvo mejor idea que sugerir regalarle... una aspiradora. Ah, y por la compra de una aspiradora, ¡una plancha de regalo!

Si le regalara un electrodoméstico a mi mamá, creo que me desheredaría...

En fin, mal de muchos, consuelo de tontos, ¿no?

viernes, 5 de junio de 2009

La gripe porcina y las mamás... y los papás tranquis, como siempre...

Hace unos días, una amiga mía se quejaba de que su colegio está cerrado durante 14 días a causa de un caso de contagio de gripe porcina. Como trabaja, encontrar dónde dejar a su hijo le resultaba una misión prácticamente imposible durante tanto tiempo. Me contaba a qué punto se le complicaba.

Después de un momento, le pregunté si su marido había muerto o algo, porque nunca me lo mencionaba cómo parte de la ecuación, ni del problema, ni de la solución: encontrar una manera de resolver la situación era trabajo de ella, y únicamente ella. ¿El padre? Mi amiga reconoció: "En mi caso en particular y en la mayoría de mis amigas, nuestros respectivos maridos se sacan el "chip" de padre de familia una vez que se van a trabajar, y se desentienden de casi todo".

Nuevamente, qué cómodo que la tienen la mayoría de los hombres... Lo peor es que probablemente aseguren que se ocupan tanto de sus hijos como la madre ("yo cambié pañales tanto como ella", dicen convencidos de su buena fe), que son muy presentes, que son padres modernos que se hacen cargo, etc...

Y probablemente también digan que si las mujeres no alcanzan los puestos de trabajo más altos de la jerarquía es porque no tienen tanto talento. Los más honestos dirán que es porque "eligen" priorizar su vida de familia. Lo de "elegir" en este caso me parece un tanto exagerado. ¿Se puede elegir otra opción cuando son las únicas en hacerse cargo del niño en caso de que tenga que cerrar el colegio, por mencionar solamente este caso?

Las que faltan al trabajo porque el crío está enfermo, las que están en todo, todo el tiempo, son ellas, por lo general. Y después estos padres tienen la desfachatez de decir que se ocupan de sus hijos tanto como la madre, porque juegan a la pelota con ellos o los llevan a la cancha (si son varones, claro...).

Lo peor de todo es que mi amiga sentía que no era muy normal la cosa, pero no pensaba hacer nada al respecto... Para mí sería motivo de divorcio inmediato, y pedido de guardia compartida para que sepa lo que es tener que ocuparse de un niño de verdad...

Tengo la sensación de repetirme últimamente, y de terminar todas mis entradas de la misma manera, pero realmente hay días en que me gustaría ser hombre...
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miércoles, 3 de junio de 2009

Violencia en la política

Con el 25% de las mujeres argentinas víctima de violencia y el 50% que pasará por alguna situación violenta en algún momento de su vida (según el BID), ¿esta campaña de Convergencia Socialista es realmente acertada?


lunes, 1 de junio de 2009

Divorcio cómodo

Según una nota del diario Clarín, el 22% de los matrimonios que se celebraron en el primer trimestre de 2009 en la Ciudad de Buenos Aires son de gente que ya era divorciada una primera vez y reincidieron en el intento. Y el diario precisa:
"Susana Torrado remarca en el libro Historia de la Familia en la Argentina Moderna que "la propensión a reincidir en el matrimonio es mucho más intensa entre los hombres que entre las mujeres, casi el doble en Capital Federal".

Lo dice por varias razones. Una: los hijos de una pareja suelen vivir con la madre. Por eso, la mujer le cuesta más reiniciar su vida y establecer una pareja porque prioriza el cuidado de sus hijos y porque no se atreve convivir con alguien si los chicos están en la casa."
Y sí... los hombres que no se hacen cargo día a día de sus hijos están en una situación muchísimo más cómoda. Por eso mismo si tengo hijos y me termino separando, reclamaré la guardia compartida de los niños, es decir, una semana conmigo, una semana con el padre. Jamás aceptaré ser la única en sacrificar mi vida por mis hijos, mientras el padre puede rehacer su vida en la comodidad de la soltería.