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jueves, 8 de noviembre de 2012

El machismo según Schneider: un simple problema de inmadurez

La marca de cerveza Schneider nos tenía acostumbradxs a publicidades sexistas, por las que, incluso, fue señalada por el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión por su "fuerte mensaje discriminatorio" y por su "violencia simbólica".

Evidentemente, Schneider no ha sido la única marca de cerveza en ser señalada por el Observatorio. Recordamos la nefasta publicidad de Quilmes, "Igualismo", sobre la que el Observatorio también emitió un informe sobre su sexismo.

Qué hizo entonces la marca Schneider, luego de la advertencia del Observatorio? ¿Tratar de hacer publicidades menos sexistas? ¿O ignorar por completo la advertencia?

Pues no. Hizo algo peor: eligió burlarse, lisa y llanamente, de la advertencia, y hacer una publicidad provocativa y machista, pretendiendo presentarla como feminista porque muestra a los varones como subnormales, como si el feminismo pensara eso de los hombres, buscando en realidad desprestigiar ese movimiento.

Así es el comercial "Perdón":

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¿Qué nos dice ese comercial?

A primera vista, se trata de un pedido genuino de perdón de parte de los varones por su machismo (partiendo de la base, por supuesto, que todos los varones son machistas).

Pero el tono irónico, y un análisis un poco más detallado del mensaje, muestran que es más de lo mismo y aún peor: una justificación abyecta de lo peor del sexismo, presentado como una cuestión de inmadurez, que coloca a los varones machistas como inimputables: como niños, no son responsables de sus actos porque en el fondo, no saben lo que hacen.

¿Y de qué no son responsables?

Pues, entre otras cosas, del acoso callejero y las agresiones sexistas ("los piropos cochinos") y las violaciones ("pensar que un no es un sí").

El tono irónico y el hecho de mezclar y poner en un mismo nivel actos gravísimos del machismo como la violación (que, recuerdo, es un crimen) con otras completamente insignificantes y más bien cómicas, como "una camisa abierta como arma de seducción masiva" o  "tocar una guitarra que no existe", presenta esas quejas como todas irrelevantes, incluidas las que conciernen la violencia de género, y muestra las reivindicaciones feministas y las críticas al machismo como exageradas, y las mujeres como hincha pelotas.

Y claro, las mujeres, perdón, las "señoritas" (otra manera de desprestigiar los reclamos feministas) debemos ser comprensivas, pacientes, perdonarles, pobrecitos ellos que están en pleno proceso de maduración, mientras nosotras, claro, ya somos maduras "naturalmente", tenemos un "gen" de la maduración, y nos tenemos que bancar todo y perdonar todo, violaciones incluidas, porque ellos no lo tienen.

De nuevo, como en "Igualismo", de Quilmes, se confunde "ser varón" con "ser machista", "ser mujer" con "ser feminista" y se presenta al feminismo como una serie de reclamos más superficiales unos que otros (que los varones se laven las manos luego de mear, que no miren pornografía, que destapen las botellas correctamente... ah, y si puede ser, que no violen y no agredan sexualmente en la calle).

Lo increíble son los comentarios en You Tube, en que varones consideran que esta publicidad es genial, cuando los muestra como subnormales.

Aunque rescato un comentario, por el que tildaron a su autor de "nena de barrio":
"Me da asco y bronca que muestren a mi género como unos imbéciles. Esta propaganda es misándrica. No entiendo a los pelotudos que todo el tiempo andan acusando a las feministas de odiar a los hombres y cuando aparece una propaganda como esta que nos denigra no dicen nada".
PD: un refrán dice "no se queje si no se queja". Pueden enviar su reclamo por discriminación al Observatorio  de la Discriminación en Radio y Televisión aquí

Gracias a Luchiitaa16 por señalarme este comercial.

jueves, 1 de noviembre de 2012

¿Las mujeres trabajan menos que los varones?

Los masculinistas suelen alegar que la diferencia de salario entre varones y mujeres (un promedio de 17% en América Latina) es normal, dado que, al fin y al cabo, ellas trabajan menos horas que ellos, "elijen" estar a tiempo parcial, "elijen" trabajos menos peligrosos, y se quedan más tiempo que los varones en casa.

Estadísticamente, es cierto, aunque mucho se podría decir acerca de la supuesta "elección" del tiempo parcial y de los tipos de trabajo.

El tema es que los masculinistas nunca toman en cuenta algo: el trabajo en el hogar.

Ese trabajo, mal que les pese a los que tildan de "feminazi" a cuanta mujer que defienda sus derechos se les cruce, es imprescindible para el buen estado de salud de la sociedad.

Es imprescindible limpiar, cocinar, ordenar, planchar, y, sobre todo, cuidar a lxs hijxs, lo cual supone muchísimas horas de trabajo. Algunos estudios muestran que las mujeres se ocupan de sus hijxs durante 9 horas por día.

Ahora, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) presentó el miércoles 31 de octubre el informe final del Censo 2010. Y, a diferencia de otras veces, hizo un análisis con perspectiva de género.

Se determinó la participación de las mujeres en el Producto Interno Bruto (PIB) tomando como guía el trabajo en el hogar.


¿El resultado del estudio?

Las mujeres participan en las tres cuartas partes de la producción en valor y en horas de trabajo.

Un trabajo no remunerado, no reconocido, sin ninguna perspectiva de crecimiento, sin vacaciones, sin pago de horas extras, sin aporte jubilatorio, sin valoración social, y completamente ignorado por aquellos que se jactan de que los varones "trabajen más" que las mujeres.

Si se toma el trabajo en el hogar, las mujeres trabajan muchísimo más que los varones. Pero ganan muchísimo menos. Porque ese tiempo, sacado del tiempo dedicado a una actividad laboral y remunerada, no tiene ningún salario.

Consecuencia: las mujeres, aunque trabajen (y, contrariamente a otro mito, siempre han trabajado), dependen de los varones, de las ayudas sociales (o sea, son las primeras afectadas cuando se cortan esas ayudas por implementar políticas de austeridad).

Y los masculinistas tienen el morro de quejarse de que las mujeres reciben más ayudas sociales que los varones y, por ende, salen favorecidas en esta sociedad...

No se trata aquí de reivindicar el trabajo doméstico como un trabajo en sí y de pedir un salario y aporte jubilatorio por ello (personalmente, no estoy a favor de este tipo de medidas), sino de hacer tomar consciencia de la importancia de ese trabajo, y de la absoluta necesidad de que los varones, en lugar de hacerse las víctimas, se den cuenta de sus privilegios, y empiecen a renunciar a ellos, es decir, empiecen a ceder espacio en el mundo laboral, a dedicar más tiempo a las tareas domésticas y el cuidado de lxs niñxs, a fin de permitir una distribución más equitativa de los roles y de que todxs tengan las mismas oportunidades, laborales y personales.

lunes, 29 de octubre de 2012

Las mamás, 9 horas diarias con sus hijos... ¿y los papás?

Según un estudio reciente que involucró a 6.000 mujeres, las mamás, aunque trabajen, se ocupan de sus hijxs durante 9 (nueve) horas diarias. 

¿Y los papás?

Los papás, bien, gracias. Rascándose los huevos, mirando un partido de fútbol, tomando mate con amigos, durmiendo... Taaaantas cosas interesantes se pueden hacer durante 9 horas diarias, fuera del horario laboral, aparte de ocuparse de lxs hijxs...

El 36% de las mujeres aseguró que le gustaría que su pareja estuviera "un poco o mucho más involucrado en la crianza de los hijos".

No me digas...

Personalmente, me parecía un poco delirante eso de las 9 horas. Pero me puse a hacer cálculos. Si descontamos 8 horas de trabajo, 1 hora de transporte, y al menos 6 horas de sueño, quedan... bueno, sí, quedan 9 horas en el día... Sabiendo que, muchas veces, las mamás se levantan a la noche cuando llora el bebé, y no duermen noches completas.

Pero aunque fuera la mitad, aunque fueran 4 horas diarias, ¿qué padre pasa tanto tiempo ocupándose realmente de sus hijxs, aparte de "jugando" con ellxs o "llevándolxs a la escuela", como dice la encuesta? ¿Qué padre se levanta sistemáticamente a la noche? ¿Qué padre falta al trabajo para cuidar al nene enfermo? ¿Qué padre sabe cuándo faltan medias limpias, se encarga de comprar ropa, de tomar la temperatura, de pensar en llevar crema protectora en verano?

No dudo de que esos padres existan, de hecho, conozco algunos. Pero estadísticamente, son una ínfima minoría, que no son representantes de la realidad.

En Francia, se calculó que en los últimos 25 años, las mujeres han bajado el tiempo que dedican a las tareas domésticas y al cuidado de lxs hijxs en media hora diaria.

Los varones, en cambio, han aumentado el tiempo que dedican a las tareas del hogar y a sus hijxs en... ¡10 minutos! ¡Diez minutos más por día! Y la diferencia entre varones y mujeres sigue siendo del simple al doble. Y luego se rasgan las vestiduras hablando de lo mucho que se ocupan de sus hijxs, porque alguna vez cambian un pañal...

Recuerdo un amigo que decía: "Cuando estoy en casa, no permito que nadie más que yo le cambie los pañales a mi hija".

Y todxs quedaban embobadxs ante ese padre taaaan dedicado. "Qué suerte que tiene tu esposa", decían.

Sí. Mucha suerte. Excepto que el secreto de la cosa estaba en el "cuando estoy en casa". El amigo en cuestión estaba en su casa desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde, más o menos, durmiendo entre las 6 y las 13... No cambió un minuto de su agenda laboral con el nacimiento de sus hijas, no bajó un solo cambio, y continuó su vida como si nada hubiera pasado.

Eso sí: ¡qué suerte que tiene su esposa!

Son los mismos que, luego de una separación, se quejan de ser despojados de su casa y de no tener custodia compartida. ¡Ahora quieren custodia compartida! ¿Para qué, además de para joder a su ex? Digo, ¿dónde estaban a la hora de compartir la crianza, estando en pareja?

Si son capaces de tener custodia compartida y ocuparse de sus hijxs una vez separados, ¿por qué mierda no lo hacían cuando estaban en pareja?

Ahora bien, soy consciente de que gran parte de esa indolencia a la hora de ocuparse de sus hijxs viene de la educación sexista que todas y todos recibimos, y que dice que las mujeres son más aptas que los varones en esas cosas del cuidado de lxs niñxs, y que los varones tienen la obligación de traer el dinero a casa, y, por ende, trabajar más (y no menos, como se podría esperar) cuando nacen lxs hijxs.

El resultado es que muchas mujeres se niegan a delegar a la hora del cuidado diario, y muchos varones creen sinceramente que no sirven para eso, y que la "naturaleza" dio a las mujeres un "plus" genético para entender a los bebés, interpretar sus llantos, cambiar pañales o despertarse a la noche.

Pero ya es hora de que tanto los varones como las mujeres abran los ojos sobre la realidad: nadie viene preparado genéticamente para cambiar un pañal o saber por qué llora un bebé.

Es cuestión de hacer un esfuerzo, y de querer hacerlo.

martes, 23 de octubre de 2012

Uruguay, el aborto y la democracia

Al fin una buena: José Mujica, presidente de Uruguay, acaba de promulgar la ley de despenalización del aborto, aprobada hace pocos días por el Senado.

No se trata de una ley perfecta: no legaliza, sino que despenaliza. Las mujeres tendrán que pasar delante de un "jurado" de tres médicos y explicar sus razones, como si abortar no fuera un derecho, como si las mujeres no pudieran ser completamente autónomas, como si hubiera que vigilar, de alguna manera, que las pobrecitas no se manden cagadas. Y luego, pasar por un período de reflexión, como si las mujeres fueran, naturalmente, seres irracionales incapaces de tomar una decisión acertada de una.

Pero es un avance enorme, un caso único en América del Sur (si exceptuamos Cuba y Guayana).

Dejo la palabra al ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, que ha escrito un texto impecable en el diario El País. Lo único que podría criticar, es cuando presenta al aborto como visto siempre como una tragedia por la mujer que aborta, cuando, al contrario, si está hecho en buenas condiciones, puede ser vivido como un alivio, sin traumas ni culpabilidades.

Mientras tanto, en Argentina, Mauricio Macri, jefe de gobierno de Buenos Aires, vetó la ley de abortos no punibles, que reglamentaba ya no el aborto en cualquier circunstancia, sino únicamente los que ya están permitidos por la ley 86 del Código Penal, ley que nunca es aplicada...

El aborto legal es una deuda de la democracia argentina. Porque las mujeres deberían tener derecho a decidir sobre su cuerpo. Deberían poder decidir si quieren hijxs, cuántxs y cuándo. Porque penalizar el aborto no impide su práctica, al contrario, es una práctica mucho más extendida en los países en que es ilegal que en los países en que es legal.

En Uruguay, al fin, el Estado ha comenzado a saldar esa deuda.

La maternidad como derecho
Un aborto es siempre una grieta, el difícil punto final a un embarazo no deseado. Toda mujer que lo procura llega presionada por una situación angustiosa, sea porque fue víctima de una violación, está prisionera de una precariedad económica que no le permite asumir la responsabilidad, sola frente a un padre alejado, o porque, en plena juventud, esta posible maternidad le cercena el desarrollo de su vida sin condiciones aun para asentar un hogar. Hay mil otras circunstancias en que una mujer puede verse enfrentada a la posibilidad de un hijo que no deseó y al que no le podría dar aquello que anhelaría. 

Es una situación dramática, que ninguna mujer asume con alegría. Lo que se debate en el parlamento no es si es bueno o malo abortar. Es si a esa mujer, y a quien la asista, la ley penal la debe castigar como un delito. Y eso lo vemos como profundamente injusto. 

Ante todo, injusto para la mujer. Ella es dueña de la libertad de procrear. La maternidad es un derecho, no una obligación a la que hay que resignarse si las circunstancias de la vida no le llevan, en ese momento, a desearla. Hay quienes -desde una actitud religiosa- la miran, a la inversa, como un deber ineludible. Disentimos con ese criterio por razones de conciencia. La maternidad es un acto del querer y de la voluntad. Es algo muy elevado para reducirlo a la casualidad o a un episodio irremediable de la naturaleza, que no se quiso ni se buscó. 

El hecho es que el aborto existe y es un fenómeno social de vastas proporciones en el mundo entero. Y en reconocimiento a esa circunstancia es que se ha liberalizado su práctica, asumiendo incluso el Estado -como en España, por ejemplo- la obligación de ponerlo a disposición de la mujer que lo requiera. Es un modo de asegurarle su libertad y de no imponerle una clandestinidad peligrosa, en que su vida se pone en riesgo por falta de garantías médicas. Hoy, donde aun está penalizado, resulta una práctica generalizada, a la que solo podrán recurrir con cierta confianza quienes puedan pagar una mejor atención y esto también es profundamente injusto. 

Naturalmente, somos conscientes de que hay una corriente doctrinaria que estima que el precario feto de menos de doce meses es titular del derecho a vivir. A nuestro juicio no es aún una persona autónoma, no posee condiciones naturales para sobrevivir fuera de su madre, dista mucho de ser considerado una individualidad titular de derechos y obligaciones. No puede hablarse de un "homicidio", como con exceso de lenguaje se hace desde ciertas corrientes filosóficas. Hay una indiscutible expresión de vida, como la hay en un óvulo fecundado in vitro y congelado y nadie pensaría que es un homicidio destruirlo. Es una potencialidad de vida, pero no la vida de una persona. Una semilla es una semilla, capaz de generar un árbol, pero no es el árbol. 

En un terreno ético, por otra parte, toda sociedad establece un mínimo que, para convivir, adopta con el carácter imperativo de la ley. El resto es el mundo de las diversidades y, por lo tanto, dominio de la libertad. Hay quienes creen que la unión entre dos personas del mismo sexo es inmoral y hay que prohibirla legalmente y hay quienes pensamos a la inversa. La pregunta es: ¿alguien tiene derecho a imponerle a otro su moral, cuando no media un mínimo consenso social? Que la ley obligue a un médico del Estado, de filosofía cristiana, a practicar un aborto es violentar su libertad de conciencia y está bien reconocer su excepción. Que la ley ordene castigar como delito el aborto a una mujer que llegó a esa situación por no sentirse habilitada para una maternidad responsable, ¿no es también una coacción que violenta su libertad de conciencia? A nadie se le impone un aborto. Pero, a la inversa, ¿por qué se condena a quien siente que su necesidad se lo impone? 

Por la convicción que expresamos pensamos también -y no lo callamos por un deber de lealtad- que la solución legal votada en la Cámara de Diputados no es buena. Someter a quien llega a esa situación, llena de temores, a todo un trámite que incluye un tribunal examinador de tres miembros y un período de reflexión, es reiterar la arcaica idea machista de que la mujer no posee criterio suficiente para manejar su vida. No se asegura, además, la imprescindible privacidad del acto y por eso nos tememos que este camino legal no alcance eficacia en el terreno práctico, manteniendo vigente la clandestinidad. En cualquier caso, esperemos que sea solo un primer paso para que la sociedad uruguaya supere la vieja hipocresía de asumir que no existe lo que sí existe y permita que la mujer avance un paso más en el camino de reconquistar derechos que por siglos se le negaron. 




sábado, 20 de octubre de 2012

¡200.000 y 5 años recién cumplidos!

200.000, es el número de visitas desde la creación de este blog, en octubre de 2007.

Tal como lo constaté cuando alcancé las 100.000 visitas, el crecimiento sigue siendo exponencial, puesto que las primeras 50.000 visitas fueron en 30 meses, las otras 50.000 en 11 meses (o sea, un total de 41 meses), y las siguientes 100.000, en 20 meses.

También sigo en segundo lugar del ránking de los Mejores Blogs Argentinos.

Agradezco profundamente a todas las personas que me visitan. Algunas lo hacen silenciosamente. Otras, dejan comentarios. A todas, mi gratitud, por hacer que este blog, que cumplió cinco años el martes pasado, siga vivo.

Ojalá mi blog logre alcanzar su objetivo: abrir los ojos sobre el condicionamiento sexista en el que todas y todos fuimos criadxs y del que la mayoría no somos conscientes, para poder empezar a decidir libre y responsablemente.



jueves, 11 de octubre de 2012

¿Es razonable seguir hablando de mujeres y de varones?

Hace poco tiempo, en Facebook, apareció un comentario bastante interesante, por parte de alguien que, a todas luces, tiene algunos problemas con las mujeres y la noción de género.

Sacado de la página Amaranta en Facebook,
que recopila comentarios "divertidos" (y no tan divertidos)
de personas opuestas a la legalización del aborto.

Más allá de lo increíblemente estúpido de la primera parte del comentario, me llamó la atención la segunda parte: "no que ahora todos somos iguales y ser hombre o mujer es algo irrelevante?"

Y me hizo pensar, justamente, en la contradicción constante en la que cae el movimiento feminista, oscilando entre diferenciación e indiferenciación.

En este blog, me la paso, por un lado, señalando todos los problemas a los que se enfrentan las mujeres, y todas las medidas específicas que se podrían tomar para que dejen de ser discriminadas por ser mujeres, y también para que dejen de ser invisibles, olvidadas, para que lo masculino, lo varonil, deje de ser el centro del mundo.

Con lo cual, estoy apelando a hacer una diferencia clara entre varones y mujeres, en un sistema binario de categorías.

Pero, por otro lado, me la paso diciendo que el sexo biológico no es importante, que habría que llegar a una indiferenciación de géneros, que habría que dejar de pensar en una binariedad de la sociedad, dejar de pensar en términos de "varón" o "mujer" y empezar a hablar de "individuos", todxs distintxs entre sí, sin que importe ni su sexo, ni el color de su piel, ni sus orígenes, etc.

Sí, en un mundo ideal, no deberíamos hacer diferencia. El hecho de ser biológicamente mujer o varón no debería tener más importancia que el tener pelo rubio o castaño, medir 1m60 o 1m80, tener pecas o no.

El problema es que hoy en día, son las personas definidas como mujeres las que están más discriminadas que las personas definidas como varones (si apartamos la cuestión de personas trans, sobre quienes pesan discriminaciones alucinantes, que en realidad son más de lo mismo, pero potenciado).

Entonces, para señalar y denunciar las discriminaciones y para revertirlas, estamos prácticamente obligadxs a seguir hablando de un mundo bi-sexuado, con mujeres y varones que tienen atribuciones, cualidades asignadas y comportamientos esperados bien distintos.

De hecho, esto es lo que hicieron las primeras feministas, reivindicando las supuestas "cualidades femeninas" (con muchas comillas, porque evidentemente, no creo que existan en la naturaleza, sino que son una construcción social), que siempre fueron despreciadas, en oposición a las "masculinas", que, al contrario, siempre fueron puestas en valor (todo el mundo está construido sobre normas y valores por y para los varones).

El primer feminismo necesitaba esa reivindicación de "lo femenino", para que las mujeres dejaran de odiarse a sí mismas, dejaran de odiar su cuerpo y las cosas que les pasan específicamente y que son ocultas, despreciadas, mostradas como algo asqueroso (sólo hace falta ver todo lo que tienen que hacer las mujeres para ser deseables, artificios como depilación, pintura, tinturas, dietas, operaciones quirúrgicas, bótox, con el presupuesto de que "al natural", las mujeres son feas, y ni que hablar de los mitos que giran alrededor de la menstruación).

Era necesario decir a las mujeres: sus cuerpos son bellos, su menstruación puede ser algo disfrutable, el parto puede ser un momento de gloria, el embarazo no es ninguna enfermedad, todo eso que es visto como algo repugnante, de temer, enfermizo, en realidad es constitutivo de lo que son, y, al contrario, deberían sentirse orgullosas de todo ello, reivindicarlo como algo específico de ustedes, las mujeres, y como algo realmente hermoso (volveré en una entrada sobre el tema de la menstruación).

El problema es que ese reconocer de "lo femenino" es un camino muy resbaladizo, porque puede llevar (y, de hecho, ha llevado) a seguir separando de manera radical a varones y mujeres, a apartar a las mujeres de lugares históricamente ocupados por los varones, por reivindicar una biología especial y definitoria de su psiquis.

Así es cómo llegamos al feminismo de la diferencia actual, que reivindica que las mujeres son más aptas que los varones para ocuparse de lxs niñxs, por ejemplo, por ser supuestamente más dulces, más cariñosas, más pacientes, por supuestas cuestiones hormonales, lo cual nos lleva a más de lo mismo: papá ganando el pan y mamá cuidando al hogar, que es lo que, al fin y al cabo, mejor le sale "naturalmente".

Entonces, lo ideal sería, efectivamente, que las diferencias biológicas reales, que nadie niega, no sean definitorias de lo social o lo psicológico.

También hay que saber que no todas las personas tienen un sexo biológico tan claramente definido (existen muchas personas que, por ejemplo, tienen pene y testículos, pero cromosomas XX, o sea, femenino), lo cual debería hacernos entender que esas diferencias biológicas no son tan importantes ni tan definitorias.

De ahí que, en una segunda fase, una vez que las mujeres dejen de odiarse y que la sociedad deje de odiar "lo femenino", se pueda llegar a una indiferenciación, y que la gente se deje de considerar como "mujer" o "varón", y pase a considerarse "ser humano" ante todo, así como tener ojos celestes o verdes, en sí, no define nuestra personalidad, nuestros gustos, nuestra psiquis (excepto si la sociedad hace diferencias entre las personas con ojos celestes y las personas con ojos verdes, como, de hecho, suele pasar con las personas de piel oscura o las personas de piel clara, entonces sí esas diferencias pueden influir en nuestro comportamiento).

Alguna feministas, como Antoinette Fouque y otras feministas francesas, consideran que ese "igualitarismo" abstracto que borra las diferencias sexuales es, en realidad, una prolongación del patriarcado, porque son los valores "masculinos" los que siguen puestos en valor y los que sirven como "padrón", como "modelo a seguir", en una suerte de androcentrismo del universalismo masculino, que sigue invisibilizando a las mujeres.

Y, de hecho, muchas de mis propias reivindicaciones tienden a visibilizar a las mujeres en tanto colectivo específico, por ejemplo cuando pido el fin del lenguaje sexista, la feminización de los títulos y funciones (presidenta, ministra) o medidas de discriminación positiva para favorecer el acceso de las mujeres a puestos tradicionalmente ocupados por los varones.

Hablando del idioma, el tema es que en castellano, no existe un neutro verdadero. Hoy en día, el neutro es el masculino, con lo cual estamos en un sistema androcentrista, que pone a lo masculino en el centro de todo, como estado "por default", siendo lo femenino lo "eventual", lo "otro", lo "aleatorio". Entonces no tengo otra opción que la de pedir que las mujeres sean visibles, dado que inventar un neutro es muchísimo más complicado.

Por eso, la lucha feminista oscila constantemente entre esa diferenciación necesaria -porque la invisibilización no es neutra, está centrada y construida alrededor de lo masculino-, y la indiferenciación deseada -para no seguir pensando de manera binaria, y lograr, por fin, que nos vean como seres humanos y no como varones o mujeres, exactamente como deberíamos poder hacer abstracción del color de la piel o del tamaño del cuerpo.

Y por eso es que el feminismo parece a veces tan contradictorio, pidiendo a la vez la diferencia y el igualitarismo, de acuerdo a los momentos, los lugares y las reivindicaciones específicas.

lunes, 8 de octubre de 2012

Mujer, ¡sos un desastre!

Viendo los comerciales destinados a las mujeres, ¿qué niña querría ser mujer?

Digo, somos peludas (los varones también, pero para ellos está todo bien), estamos constipadas, tenemos la panza llena de mierda, nos duele siempre la cabeza, tenemos incontinencia urinaria, tenemos olor a pescado en la concha, tenemos la ropa de nuestros hijxs toda sucia, la cocina hecha un caos y el inodoro lleno de caca pegoteada... 

La verdad, ¿quién quiere ser mujer en esas condiciones?

Yo crecí sin televisor y me salvé, pero me imagino teniendo 7 u 8 años, mirar esos comerciales, y temblar ante lo espantoso, molesto y doloroso de la condición femenina.

Mientras tanto, los varones lo único que tienen que hacer para sentirse bien es afeitarse, usar el shampoo X, ponerse algún desodorante y tomar cerveza. El resto, ya lo tienen por naturaleza, son perfectos sin necesidad de artificios.

Menos mal, alguna gente se da cuenta del desequilibrio patente y de la visión abyecta que se da a lxs niñxs de lo que es ser mujer:



Gracias Lady Persefone por el enlace.

viernes, 5 de octubre de 2012

Más licencia por paternidad en Noruega


El gobierno noruego decidió alargar la licencia por el nacimiento de un hijx en dos semanas, llevándola de 47 a 49 semanas, pero ojo: esas dos semanas sólo podrán ser tomadas por el padre, no por la madre.

El padre tendrá así 14 semanas de licencia intransferibles a la madre, pagadas en un 100% de su salario. Claro que esas 14 semanas son un mínimo, esto significa que la madre no puede tomarse más de 35 semanas de licencia (49-14), pero por supuesto, el padre puede tomarse más tiempo si así lo decide la pareja.

Esta medida entrará en vigor el 1 de julio de 2013. Hasta ahora, el 90% de los padres noruegos han tomado la licencia por paternidad.

Las ahora 49 semanas de licencia cubren el 100% del salario. También existe una licencia más larga, de ahora 59 semanas, con el salario cubierto en un 80%.

En 2011, dos ministros habían causado sensación al apartarse del gobierno para ocuparse de sus recién nacidos. El ministro de la Infancia y la Igualdad, Audun Lysbakken, había tomado 16 semanas de licencia, y el de la Justicia, Knut Storberget, 12 semanas.

Noruega es así uno de los países más igualitarios en cuanto a licencias de mater-paternidad.

Solamente así se podrá luchar contra las discriminaciones de género en el trabajo: con leyes que favorezcan la igualdad, el cambio de mentalidades al mostrar que ocuparse de los bebés también es cosa de varones y extirpar de las cabezas la idea de que "la mamá es más importante que el papá" (sobre esto, recomiendo el blog Mejoremos la Educación. Mejoremos nuestro Futuro), y hacer entender que contratar a una mujer no va a ser mayor problema que el contratar a un varón, ya que ambos son susceptibles de ausentarse mucho tiempo de la empresa en caso de tener hijxs.

Y solamente en esas condiciones es que se puede pensar en la custodia compartida en caso de separación, porque muchos varones, en Argentina, se quejan de que la bruja de su ex-pareja se llevó a lxs hijxs, pero no se ocupaban de ellxs cuando estaban conviviendo, y dejaban todo el trabajo del cuidado diario a la bruja en cuestión.

Foto Torbjørn Berg / Dagbladet
En la foto, el primer ministro Jens Stoltenberg con los bebés de sus dos ministros. "Estoy feliz en un país en que los ministros pueden tomarse una licencia por paternidad", había escrito entonces en su Facebook.

jueves, 30 de agosto de 2012

Los malos olores de la vagina

La cosa es así: las mujeres somos, básicamente, un asco.

Además de esos asquerosos pelos que tenemos que depilar íntegramente, porque sabemos que los pelos femeninos son muuuucho más asquerosos que los pelos masculinos, que son taaaan sexy, las mujeres tenemos... malos olores.

Sí, las mujeres apestamos.

¿Quién no ha hecho alguna vez un chiste sobre el olor a pescado podrido que nos sale de la concha?

Menos mal, lxs científicxs del mundo han estudiado el problema, y nos han sacado productos que ni camuflarlo, ni enmascararlo: lo eliminan, gracias a "perlas activas" que "capturan, neutralizan y por fin eliminan el olor" (no, no es joda).

O sea, las mujeres, por siglos, hemos olido mal, pero "por fin" el olor es eliminado gracias a la tecnología y a industriales que sólo quieren nuestro bien:



¿Y para cuándo un desodorante íntimo, no? Ah, cierto, ya existe:

Spray desodorante íntimo


Es increíble el odio y el desprecio que nos tiene la sociedad patriarcal, presentándonos como seres asquerosos a los que hay que limpiar, depilar, higienizar, para que estén más o menos presentables (¿deseables por los machos?).

Digo... ¿alguna vez olieron el pene de un tipo que no se lavó durante dos días? No debe ser mucho mejor que la vulva de una mujer que no se lava durante dos días tampoco. Olor rancio a pis que da arcadas... ¿y pretenden que se la chupemos luego? ¡Puaj!

¿Pero se imaginan los mismos comerciales para los varones? ¿Un desodorante de pene? Bueno, supongo que lxs industriales ya lo están pensando, porque francamente, ¿qué más se puede inventar para las mujeres? Ya deben de estar pensando en ir a por los varones también.

Pero por ahora, somos las mujeres las asquerosas. Y será mucho más difícil convencer a los "machos de verdad" que tienen que desodorizarse el pubis, porque ellos no tienen el desprecio que las mujeres tienen por su cuerpo.

Lo más irónico de la historia es que los malos olores que pueden llegar a existir muchas veces son provocados por... el exceso de higiene.

Las chicas que ven esos comerciales, convencidas de que sus vaginas son un caldo de cultivo de horribles bichos a los que hay que eliminar, no vacilan en hacerse duchas vaginales con agua, vinagre y toda clase de productos químicos.

¡Hasta he leído en un foro femenino a una chica recomendando ponerse óvulos al final del periodo para neutralizar los olores supuestamente provocados por los restos de sangre putrefacta!

¿Cómo se pudo llegar a semejante nivel de auto-desprecio por el cuerpo femenino? ¿No era que las mujeres eran todas lindas, sanas, suaves, que no se tiran pedos ni cagan nunca? Al final, tenía razón yo: las mujeres son mucho más feas que los varones.

¿Cuándo vamos a entender que el olor de la vulva es perfectamente normal, excepto en caso de micosis con algunas bacterias en particular?

Los malos olores reales que una mujer puede tener tienen causas patógenas, como la bacteria gardnerella vaginalis, una enfermedad sexualmente transmisible (o sea, por lo general, se nos es transmitida por... los varones, ya saben, aquellos varones que no tienen malos olores y son super pulcros en comparación con las asquerosas hembras que deben desodorizarse a cada rato).

La vagina, a diferencia del pene varonil, es autolimpiante. No es necesario hacer duchas vaginales y, al contrario, se desaconseja hacerlas.
El exceso de higiene, pensando que la mujer es sucia y hay que limpiarla "de adentro", es lo que provoca las micosis y los malos olores.

Lo que hay que hacer es limpiar la vulva con agua y jabón neutro, sin hacer penetrar ni el agua, ni el jabón.

Y ese comercial, que pretende "eliminar los malos olores", es doblemente nefasto: primero porque insinúa que las mujeres olemos mal de por si. Segundo, porque si hay malos olores de verdad, no hay que taparlos, ni "eliminarlos" con una toallita, que no va a eliminar nada, sino consultar y tratar el eventual problema de salud con óvulos o pastillas.

Gracias a Kuxille por el enlace al video.

martes, 28 de agosto de 2012

La sexualidad, ¿un ocio colonizado por el trabajo?

Tras el debate que se armó en los comentarios de mi entrada Mitos acerca de la prostitución, he decidido traducir y publicar (con autorización de su autora) un texto de una feminista, anarquista y sindicalista, Irène Pereira, sobre la prostitución, en el que se pregunta, desde una perspectiva marxista, si la prostitución puede ser considerado como un trabajo.

El combate feminista siempre tuvo que ver con un control por las mujeres de su propia sexualidad, para que ésta no esté al servicio del placer masculino, de la reproducción o de intereses económicos, y que las mujeres puedan disfrutarla de manera autónoma. Todo lo contrario de lo que plantea la prostitución.

He aquí el análisis de Irène Pereira, que dio oralmente en Liege (Bélgica), el 22 de febrero de 2011, y que fue publicado en "Prostitución y Sociedad" n°172, el sitio de una asociación francesa que defiende a las prostitutas con una perspectiva abolicionista, Le Nid.

La sexualidad, ¿un ocio colonizado por el trabajo?

mayo de 2011

por Irene Pereira
El problema es saber si debemos, como feministas, reivindicar el hecho de que la prostitución se convierta en una profesión reconocida legalmente (posición reglamentarista) o, al contrario, luchar por la abolición del sistema prostitucional (posición abolicionista), de la misma manera que luchamos por la abolición del sistema capitalista. 
Voy a dar mi opinión a la vez como militante feminista que lucha por los derechos de las mujeres, militante anarquista defensora de la liberación sexual y militante sindicalista revolucionaria que lucha contra la explotación económica de los proletarios. 
Reubicar la pregunta en el marco de un análisis del trabajo 
De un punto de vista sindicalista, querría plantear el tema de la prostitución en el marco de una reflexión sobre el trabajo y el ocio y su futuro en el sistema capitalista. 
Mi tesis es la siguiente: el sistema capitalista intenta transformar en trabajo todo lo que puede ser, para él, fuente de beneficios. De manera general, los sistemas de opresión tienden a operar inversiones entre lo que debería ser del orden del ocio, y lo que debería ser del orden del trabajo. Al contrario, me parece importante que defendamos una distinción clara entre trabajo y ocio. 
¿Qué es un trabajo (en el sentido de la antropología filosófica)? 
Se trata de una actividad socialmente necesaria para asegurar la sobrevivencia de una comunidad social. Esto significa dos cosas: 1) el trabajo es una actividad que está ligada a una obligación: una comunidad no puede evitarla, so pena de no poder garantizar su sobrevivencia; 2) en ese sentido, el trabajo es la condición económica de la pertenencia al pacto social (ciudadanía económica). 
A cambio de su trabajo, el individuo tiene derecho a acceder a los bienes producidos por esta sociedad. 
Al trabajo, siempre en el sentido de una antropología filosófica, se opone el ocio. 
¿Qué es el ocio? 
El ocio designa una actividad que un individuo realiza por su placer, no obligado por la necesidad de participar a la sobrevivencia de la sociedad. Es una actividad que tiene un fin en si mismo. 
Una lucha importante del sindicalismo revolucionario fue hacer reconocer, en el seno del sistema capitalista, que el patrón no solamente debía pagar un salario que permitiera al trabajador reproducir su fuerza de trabajo, sino también asegurarle ocios, es decir, un tiempo no-obligado. 

Ahora bien, los sistema de opresión – el capitalismo, el Estado o el patriarcado – transforman el ocio en trabajo y el trabajo en ocio. Aquí van varios ejemplos, entre ellos el de la actividad prostitucional. 
Las tareas domésticas y la educación de los niños: un ejemplo de transformación de trabajo en ocio. 
Uno de los aportes de las feministas materialistas es haber mostrado que había actividades que las mujeres realizaban y que en realidad no eran ocio, sino trabajo, aún si no percibían un salario: las tareas domésticas, la educación de los niños… son actividades necesarias a la sobrevivencia de la colectividad. Mostraron que había una explotación del trabajo de la clase de sexo de las mujeres en beneficio de la clase de sexo de los varones. 
En Francia, la [reducción de la semana de trabajo a] 35 horas permitió a los varones recuperar un tiempo de ocio de más, y a las mujeres un tiempo de tareas domésticas de más. Hacer reconocer ese tiempo como trabajo, y no como ocio, es un verdadero desafío feminista. Aunque esto no signifique pagar un salario a las mujeres para esas tareas, sino luchar por un verdadera división del trabajo doméstico entre varones y mujeres.


La prostitución: un ejemplo de transformación de ocio en trabajo 
Uno de los planteos de las luchas feministas fue y sigue siendo luchar para que la sexualidad pueda ser, para las mujeres, una cuestión de placer y no de obligación; hacer que la sexualidad de las mujeres no tenga como único fin el placer de los varones o la reproducción de la especie, sino su propio placer. 
Ahora bien, ¿qué es la prostitución? Una actividad por la cual una persona vende una prestación sexual para asegurar su subsistencia. 
Luchar para hacer reconocer la prostitución como un trabajo sería entonces: 
1) Luchar para que la sexualidad ya no sea una actividad orientada hacia el placer, sino una actividad de subsistencia, es decir, relacionada con una obligación. 
2) Reforzar ese movimiento general de transformación de actividades de trabajo en ocio o de actividades de ocio en trabajo en beneficio de los intereses de algunas clases de individuos contra otras. 
De esa manera, algunas personas, en nombre de argumentos de apariencia humanista, reivindican la implementación de un servicio público para las personas discapacitadas. Su argumento consiste en afirmar que la sexualidad es una necesidad vital y que existiría un derecho a la sexualidad. 
Al mismo tiempo, esas personas afirman que las personas prostituidas o las personas que aseguren ese servicio lo harían como una elección. Pero cuando se les pregunta por qué no podría tratarse de un voluntariado, responden que si fuera el caso, esas personas no asegurarían ese servicio. De hecho, reconocen que las personas que aseguran un servicio sexual tarifado no lo hacen libremente, sino como una obligación. 
Ahora bien, ¿por qué el “derecho a la sexualidad de las personas discapacitadas” sería superior al derecho a una sexualidad que sea un placer para las personas que realizan prestaciones sexuales? 
De manera general, me parece que las personas que buscar hacer de la prostitución un trabajo reconocido jurídicamente se equivocan de lucha en dos niveles. Por un lado, sin darse cuenta, hacen el juego del capitalisto, permitiendo a ese sistema económico invadir más plenamente ese mercado (desarrollo de los Eros Centers). Por otro lado, luchan por la colonización por el trabajo de campos de la actividad humana que no tienen que ver con el trabajo. 
Este fenómeno de transformación del ocio en trabajo y del trabajo en ocio es, a mi entender, una tendencia general nefasta para el desarrollo de los individuos, y voy a poner otros ejemplos: 
El deporte profesional: el sistema capitalista, con el fin de generar un beneficio máximo, transformó el fútbol en una actividad profesional. Así es cómo tenemos a futbolistas pagados mucho más que médicos, y los valores del deporte a menudo sufren las consecuencias de ello. 
El voluntariado: a la inversa, algunas actividades que son necesarias socialmente tienden a no ser aseguradas por los servicios públicos y a no ser más consideradas como un trabajo, sino a ser confiadas al voluntariado y a los medios asociativos (ejemplo, las obras caritativas). 
La actividad: algunas personas sostienen que hoy día ya no hay diferencia entre el trabajo y el ocio, y que hay una sola categoría, la actividad. El sistema capitalista hace creer a la gente que, cuando trabajan para realizar un beneficio, es un ocio; o bien coloniza su tiempo de ocio diciendo que ya no hay diferencia entre los dos (ejemplo, el teletrabajo). 
Conclusión 
El debate sobre la prostitución constituye un verdadero desafío en cuanto al tipo de sociedad que queremos. 
En lugar de pelear por el reconocimiento del trabajo de prostitutx, elijo luchar por los derechos sociales para todxs como el derecho a un techo, a la capacitación, a un salario socializado en una sociedad capitalista actual. Pero más fundamentalmente, lucho por que los trabajadores se vuelvan a apropiar el control de la organización de la producción y del trabajo, para que determinen colectivamente las actividades que tienen que ver con trabajo, y las que tienen que ver con ocio, no en función de una búsqueda del beneficio, sino más bien de la utilidad social y la búsqueda del desarrollo individual. 
En ese marco, lucho por que la sexualidad se convierta para todos en un ocio, y no un trabajo. 
Aclaración de Irene Pereira: 
En el marco de esa intervención oral, me inspiré en un texto de Marx, sacado del "Capital" (Libro III), para hacer la diferencia entre una esfera del trabajo, relacionada con la necesidad, y una esfera del ocio, desinteresada. 
Sin embargo, es necesario relativizar esa distinción, que en realidad sólo tiene sentido en una sociedad en que el trabajo está alienado. Cualquier actividad humana es en realidad una actividad que tiene su impulso en una necesidad vital, y es ilusorio pensar que pueden existir actividades desinteresadas. 
Sin embargo, sea en una sociedad en que el trabajo es alienado, sea en una sociedad en que no lo es, existen actividades que no tienen que ver con el trabajo, y es el caso de la sexualidad. Marx, en los Manuscritos de 1844, describe así ese tipo de actividad en el marco de una sociedad en que el trabajo es alienado:  
Llegamos entonces a este resultado de que el hombre (el obrero) sólo se siente ya libremente activo en sus funciones animales: comer, beber y procrearm y cuando mucho, en su cuarto, en su arreglo personal, etc., y que en sus funciones humanas sólo se siente ya animal: lo bestial se convierte en lo humano, lo humano se convierte en lo bestial. Sin duda, comer, beber, procrear, etc. son también funciones auténticamente humanas. Pero en la abstracción que las separa del ámbito restante de la actividad humana, y que las convierte en fines últimos y únicos, ya sólo son actividades animales”.
Esto significa que en una sociedad en que el trabajo ya no sea alienado, esas actividades se transformarán para convertirse también en actividades más auténticamente humanas. Pero desde un punto de vista antropológico, no pueden de ninguna manera constituir un trabajo.

viernes, 24 de agosto de 2012

Sobre gustos y colores...

... no han escrito los autores, dice el refrán popular.

Significando que cada persona tiene sus gustos propios. Pero, ¿realmente son propios los gustos?

Cuando vemos que la mayoría de las niñas occidentales de hoy prefieren el rosa, jugar con muñecas, pintarse, ponerse vestiditos y joyas, y la mayoría de los varones occidentales de hoy prefieren el azul, jugar con autitos, ponerse pantalones y zapatillas, podemos preguntarnos cómo puede ser que los gustos sean tan definidos por el sexo.

Si los gustos realmente fueran propios, personales, individuales, las preferencias serían mucho más variadas entre niñas y niños, y no habría una clasificación tan clara entre "gustos femeninos" y "gustos masculinos".

Entonces, ¿de dónde viene esa clasificación por sexo?

La mayoría de la gente opina que esos gustos vienen de la naturaleza. Que estamos genéticamente diseñados, de acuerdo a nuestras hormonas o nuestros genes, para que nos gusten algunas cosas, y otras no. Y que por eso a las mujeres les gusta el rosa y los vestidos, y a los varones les gusta el azul y los pantalones.

Las mujeres que prefieren vestirse con pantalones y jugar con autitos serían algo así como excepciones, o errores de la naturaleza. Y lo mismo con los varones que prefieren los juguetes y los atuendos "femeninos".

Tomemos simplemente el ejemplo de los colores, rosa y celeste.


¿Sabían que la tradición del rosa para las niñas y del celeste para los varones se remonta... al siglo 19?

Antes de eso, los códigos de colores para lxs niñxs eran exactamente a la inversa: el celeste del velo de la Virgen María se atribuía a las mujeres (por lo pulcro, virginal, etc.), y el rojo, que representaba el poder y la guerra, se atribuía a los varones... Y antes del Medioevo, era también distinto: el azul, por ejemplo, no se atribuía a casi nada, excepto a cosas negativas, porque era muy complicado obtener ese color artificialmente...

Hoy en día, la cosa volvió a cambiar: celeste (más discreto) para los varones, rosa (heredero del rojo, color del pecado) para las mujeres.

Si ese gusto por los colores fuera "natural" o "genéticamente programado", la especie humana habría tenido los mismos gustos desde al menos la Prehistoria, porque los cambios genéticos no se hacen de un siglo para el otro. Y, por supuesto, serían las mismas en todas las culturas.

Sobre todo, no necesitaríamos imponerlos desde antes mismo de que nazca el bebé, regalando ropita celeste o rosa de acuerdo al sexo del feto, pintando la habitación con los colores atribuidos al sexo... ¿luego hablan de poder elegir? ¿Qué poder de eleccion tiene un feto o un bebé recién nacido?

Nuestra sociedad actual necesita condicionar desde muy bebés a lxs niñxs para que se identifiquen con un sexo y con un género o con otro (y ojo con salirse de la norma).

Pero la sexualización temprana de lxs niñxs, que empieza desde muy temprano, con los colores, la ropa, el corte de pelo, será objeto de otra entrada.

martes, 21 de agosto de 2012

Depilado integral, la nueva norma

Desde hace unos años, he notado una moda cresciente entre las mujeres. Una moda que, últimamente, se ha transformado en una norma: el depilado integral.

Para aquellas personas que hayan vivido en una cueva en los últimos 20 años y no saben lo que esto significa, el depilado integral es el hecho de depilarse completamente el pubis.

http://ashkahn.com/
Por supuesto, estamos hablando, básicamente, de mujeres. Porque las normas más molestas, dolorosas, antinaturales, se imponen generalmente a las mujeres.

Los varones pueden andar con todos sus pelos sueltos, y está todo bien. Las mujeres tenemos que sacarnos cada pelo de nuestro cuerpo, so pena de ser tiladas de monos, sucias, asquerosas y demás gentilezas.

Pero a mi entender, lo peor de lo peor, es la norma que se está imponiendo cada vez más, acerca de los pelos del pubis.

Ya no se trata de recortar, depilar los pelos que pueden llegar a salir del traje de baño (que tampoco debería ser una norma, sino una elección personal, pero dificil que lo sea cuando los trajes de baño para las mujeres son, justamente, lo mas diminutos posible, y los pelos femeninos vistos como una aberración): se trata de tener el pubis como el de una niña de 8 años, lampiño, suavecito, perfecta atracción para tipos con fantasías pedófilas.

He llegado a leer foros en los que varones de menos de 30 años se extrañan de ver a mujeres que no se depilan completamente, y dicen no poder tener absolutamente ningún deseo en esos casos...

Y también he leído testimonios de mujeres embarazadas que ya no alcanzan a depilarse solas, y se angustian ante la idea de tener que presentarse con pelos el día del parto, porque tampoco les da ir a depilarse la vulva a un centro estético... O que dejan de ir a la pileta o a la playa por no haberse depilado los pelos del ano y no se pueden poner la tanga (otra moda machista).

O sea, estamos hablando de gente que ya considera dejar de vivir normalmente porque una mujer tiene pelos en el pubis... ¿Estamos todxs locxs o qué?

La defensa del pelo
¿De dónde viene esa norma? De acuerdo con el periodista francés Stephane Rose, que escribió un libro al respecto, "La defensa del pelo. Contra la dictadura de la depilación íntima", la democratización de Internet llevó a la democratización de la pornografía. Y precisa: "Desde el principio de los años 2000, la depilación íntima ya no es una cuestión de moda, y mucho menos de elección o de libre albedrío: una mayoría de mujeres ya no son dueñas de sus pelos púbicos y los depilan docilmente, en distintos grados, sin cuestionar el sentido de su gesto, seguidas por un número creciente de varones también sometidos a ese dictado de la depilación".

Hoy en día en las góndolas pornográficas, los sexos femeninos peludos son una categoría "rara", como podrían ser "sadomasoquismo" o "fetichistas de los pies". Lo "normal" es que el pubis de las mujeres esté completamente depilado, lo "raro" son los pelos.

Los varones que se despertaron a la sexualidad con esas películas pornográficas forjaron su deseo, sus fantasías, con esas mujeres lampiñas, y los pelos ya les parecen raros, sucios, para nada erótico.

Personalmente, en los últimos diez años, un varón de cada dos me pidió que me depilara completamente (cosa que no ocurría antes), cosa que casi nunca he aceptado hacer. Una sola vez he cedido, con la condición de que él también lo hiciera. Vale precisar que lo hizo una vez, y nunca más, luego de constatar a qué punto le daba escozor cuando el vello volvía a crecer.

La depilación integral no siempre fue una norma en Occidente: si bien en el Medioevo las mujeres se depilaban, en la época del Renacimiento, en cambio, se dejaban crecer los pelos, y en el siglo XIX, los pelos de las axilas y del pubis eran el summum del erotismo y de la sensualidad. Basta con recordar el cuadro "El origen del mundo", de Gustave Courbet.

"El origen del mundo"

Dado que las modas van y vienen, si ahora la norma es el depilado integral, ¿quizás en algun momento vuelvan los pelos? Digo, ya no queda ningun rincón del cuerpo de las mujeres sin depilar (excepto los pelos de la cabeza...), o sea, lo lógico sería que ahora la moda haga el movimiento inverso. De hecho, en los ultimos años se han visto celebridades afichando sus pelos naturales, como Julia Roberts o Penélope Cruz.

Estreptococos dorados
Cabe recordar también que los pelos del pubis no solamente no son "sucios" (la suciedad es consecuencia del hecho de no lavarse, no de tener pelos, hagan la prueba de tener el pubis completamente depilado y de no higienizarse durante dos días, ya me contarán qué pasa), sino que constituyen una barrera, para las mujeres, contra enfermedades sexualmente transmisibles, bacterias, etc.


"La remoción del vello púbico irrita e inflama naturalmente los folículos pilosos, dejando heridas abiertas microscópicas. Para tener la piel suave, es necesario depilarse con frecuencia, causando irritación crónica en la zona rasurada o depilada. Combinado esto con el calor, el ambiente húmedo de los genitales, se convierte en un buen lugar de cultivo de los peores patógenos bacteriales", escribió Emily Gibson, directora del centro de salud de la Western University del Estado de Washington.

El autor del libro "La defensa del pelo" atribuye la conminación a tener un pubis depilado a otro factor, además de la pornografía: el mercantilismo.

¿Sabían que el mercado de la depilación generó, en Estados Unidos, ganancias por 2100 millones de dólares en 2011?

Claro, el argumento de la higiene les viene... al pelo. Y en una época en que todo tiene que ser pulcro, sin olores, sin sabores, en que lxs industriales, a través de los comerciales, nos logran vender productos que eliminan el 99,99% de las bacterias (impidiendo así que lxs niñxs desarrollen anticuerpos, y favoreciendo las alergias, pero haciéndonos creer que es por nuestra salud), es normal que la moda pornográfica de los sexos perfectamente depilados haya pegado tanto en el inconsciente colectivo.

Así es como los jóvenes de hoy están convencidos de que un pubis femenino depilado es más limpio y erótico... Sin nunca preguntarse de dónde viene ese gusto, que creerán personalísimo, cuando fue propagado por la industria pornográfica y alimentado y difundido por la industria de los cosméticos de depilación, o sea, una norma totalmente mercantil.

lunes, 6 de agosto de 2012

¿Es la sociedad feminista? La teoría de los masculinistas

Seguimos viviendo en un mundo sexista.

De eso, no cabe la menor duda. Este blog muestra cómo, aun cuando pensamos que "las mujeres ya lo tienen todo", los varones siguen teniendo una posición privilegiada (sin buscarlo, por supuesto), aunque ellos también, en menor medida, son víctimas del sexismo, a través de los estereotipos de género.

Desde hace varias décadas, las personas feministas (varones y mujeres) pelean por obtener la igualdad y abolir el sistema binario de separación de los sexos.

Mucho se ha obtenido en los últimos años en la mayoría de los países occidentales: el derecho de ir a la escuela y a la universidad, el derecho de voto, el derecho de trabajar y tener una cuenta bancaria sin autorización del marido (recuerdo que todo ello estaba vedado a las mujeres hasta no hace mucho), el derecho a tener cierto control sobre el aparato reproductor, a través de la anticoncepción (en América Latina el aborto sigue penalizado), la patria potestad compartida, etc. etc.

Algunas leyes específicas protegen a las mujeres de las violencias de las que son víctimas, como la violencia de género, las violaciones, etc., y en algunos países existen medidas de discriminación positiva para alentar la igualdad de oportunidades, siendo las mujeres discriminadas en el trabajo y en otros ámbitos.

A pesar de los avances en las leyes, la situación está lejos de ser óptima en los hechos, como lo muestra esta nota. Además, porque las mentalidades no han cambiado acerca de los estereotipos de género (la mayoría de la gente sigue atribuyendo cualidades distintas a mujeres por un lado y varones por el otro, lo cual se llama esencialismo -pensar que las mujeres y los hombres son así o asá por esencia), sigue habiendo situaciones y leyes discriminatorias tanto para las mujeres como para los varones.

Por ejemplo, la ley argentina estipula que en caso de separación, si bien la patria potestad sigue compartida, para lxs niñxs menores de cinco años la custodia es de la madre, más allá de si el padre se ocupó de ellxs en un 50% real. La custodia compartida es muy difícil de obtener. No es imposible, pero sí difícil.

Esto provoca situaciones de mucha frustración para algunos padres, que consideran que fueron injustamente separados de sus hijxs. Se acercan a asociaciones cuyas intenciones no siempre son tan buenas como lo que presentan. Muchas organizaciones de padres "injustamente" alejados de sus hijxs, en efecto, fueron creadas por padres acusados de abusos sexuales contra sus hijxs, y a los que la justicia determinó, lógicamente, que no tendrían su custodia.

Esos padres llegan a la conclusión de que la ley argentina, porque "favorece" a las mujeres, es feminista (mucho se podría decir acerca de este supuesto privilegio, con lo complicado que es, económica, psicológica y socialmente ocuparse sola de varios hijxs).

Estas personas, evidentemente, no tienen idea de lo que significa la palabra "feminista". Mucha gente sigue creyendo que el feminismo es el exacto opuesto del machismo, y busca la superioridad de las mujeres, cuando lo único que busca el feminismo es la igualdad.

O sea, las personas feministas no están en contra del principio de custodia compartida, muy por el contrario: ¿qué mejor que tener igualdad de salarios, igualdad de oportunidades laborales, igualdad en las tareas domésticas de la casa, igualdad en las tareas relacionadas con lxs hijxs, igualdad en la custodia compartida, igualdad en el cuidado de lxs hijxs en caso de separación, etc. etc.?

Sí están en contra de la custodia compartida de manera automática, porque todavía estamos en una sociedad en que son las mujeres las que se ocupan mayoritariamente de lxs niñxs, en particular cuando son bebés. O sea, si el padre se involucró tanto como la madre en el cuidado día a día de sus hijxs, es totalmente lógico que luego de la separación, la custodia sea compartida.

Pero si dejó que fuera la madre quién dejó de trabajar o redujo su horario laboral para ocuparse del bebé, que fuera la madre quien faltara al trabajo cuando se enfermaba, que fuera la madre quien se ocupara de comprarle la ropa, lavarla, plancharla, que fuera la madre quien se acordara de la fecha de visita al pediatra, que fuera la madre quien fuera a buscarlx a la escuela o fuera a las reuniones de padres, etc. etc., pues entonces también es lógico que ella tenga la custodia.

Y por supuesto, en caso de posibles abusos sexuales, es imprescindible llevar a cabo primero una investigación real antes de dar la custodia a un padre abusador (y a una madre abusadora, por supuesto, aunque la mayoría de los abusos son cometidos por el padre).

El problema es que estamos viviendo una situación de transición, entre una sociedad extremadamente machista, y otra que se encamina muy lentamente hacia la igualdad. Las mentalidades aún no han cambiado, la mayoría de los varones y de las mujeres siguen siendo sexistas y esencialistas, la sociedad sigue dividiéndose entre masculino y femenino, sea para la guerra, el deporte, o para la idea de complementariedad de los sexos, ambas ideas muy nefastas a la hora de implementar la igualdad.

Mucha gente confunde a las mujeres que siguen reclamando la exclusividad de la crianza de lxs hijxs siempre (mujeres, a todas luces, con mentalidad sexista) con las feministas, que no reclaman esa exclusividad, muy por el contrario.

Y, erróneamente, esa gente piensa que hoy en día, porque las mujeres siguen teniendo esa exclusividad, la sociedad es feminista, cuando lo que sigue siendo es, precisamente, sexista.

Esa gente se llama "masculinista". Creen que hoy en día, los dominados son los varones, en una sociedad que "privilegia" a las mujeres.

Lxs masculinistas hacen furor en países mucho más igualitarios que otros, como Canadá, pero también en Estados Unidos.

Una portavoz de ese movimiento es Esther Vilar, argentino-alemana, autora de "El Varón Domado". Su idea principal es que la mujer no está dominada por el varón, sino que, al contrario, lo controla con técnicas de seducción: "El hombre fue entrenado y condicionado por la mujer, de manera no muy distinta a cómo Pavlov condicionó sus perros, para convertirlos en sus esclavos. Como compensación por su labor, los hombres son premiados periódicamente con una vagina".

Mucho tengo para comentar acerca de las ideas misóginas y antifeministas de Esther Vilar (y sí, una mujer también puede ser misógina) y de las personas masculinistas en general, pero lo haré en otras entradas porque sino, se va a hacer eterno. Justamente con esta nota inauguro una nueva categoría, llamada "Masculinismo".

En mis momentos optimistas, pienso que es cuestión de una o dos generaciones antes de que el malentendido acerca del feminismo sea levantado. El problema es que eso depende del cambio de mentalidades, y esto último es lo más difícil de conseguir: la gente se siente más segura cuando puede encasillar a los demás, y se siente perdida cuando saltan esas casillas y las categorizaciones se vuelven más caóticas.

Entonces, reaccionan como pueden, acusando al feminismo de todos los males de la sociedad, por querer cambiarla.

Y es cierto, el feminismo pretende una verdadera revolución, no solamente algunos cambios, no solamente algunas medidas, porque toda la sociedad está basada en la separación de los sexos, y el feminismo pretende acercarlos (lo más irónico es que al feminismo, se le llama "guerra de los sexos"...). Entonces,  las personas feministas asustan, como asustaban las personas que osaban reivindicar que los negros eran seres humanos o que la Tierra no era el centro del universo.

Lo más extraño es que muchas personas masculinistas pelean contra las personas que estarían más propensas a apoyarlas: en efecto, son las personas feministas las que están a favor de que las tareas domésticas y el cuidado de lxs hijxs se compartan en un 50% real durante la relación y luego de la separación. O sea, una postura lógica de los padres frustrados por ser separados de sus hijxs luego de un divorcio sería unirse al feminismo, y no oponerse a él...

Lo que han entendido perfectamente los pro-feministas, varones antipatriarcales, etc., que no reniegan de la lucha feminista, no tildan a las feministas de "feminazis", como sí lo hacen los masculinistas, no niegan las estadísticas sobre violencia de género, violaciones, pedofilia, como sí hacen los masculinistas, y aportan muchísimo a la lucha antisexista por la igualdad.