jueves, 28 de febrero de 2013

Super-dominante

El fundador de ZeroMacho, red internacional de varones pro-feministas por la abolición de la prostitución (a la que los varones de todo el mundo pueden adherirse), Patric Jean, suele decir que es un "super-dominante".

O sea: es varón. Es blanco. Es de clase media acomodada, con acceso a un buen nivel educativo. Viene de uno de los países más ricos del planeta. Es heterosexual. Es flaco. Es alto. Tiene 40 y pico de años, la edad en que se considera que los varones están en su punto más álgido.

En fin, tiene absolutamente todo a favor.

Ese varón también suele decir que entiende que la mayoría de los varones no quieran perder sus privilegios de género, y se resistan, como los masculinistas, a los cambios que impliquen que cedan espacios de poder para que las mujeres tengan igualdad de oportunidades.

Claro, dice, que un varón de clase media acomodada, con muchos otros privilegios, ceda espacios de poder en cuanto a género, vaya y pase. Le quedan todos los otros privilegios. 

Pero andá a decirle a un tipo pobre, sin trabajo, sin formación, sin perspectivas de mejora social, que ceda los pocos privilegios que le da su condición de varón... Ni en pedo. Y es entendible: no sacaría ningún beneficio de ello, al contrario, perdería lo poco que tiene.

Lo que no ve, o no quiere ver, ese tipo pobre, sin trabajo, sin formación, sin perspectivas de mejora social, es que él es el penúltimo eslabón de la sociedad. El último eslabón son... las mujeres pobres, sin trabajo, sin formación, sin perspectivas de mejora social.

Lamentablemente, los tipos pobres, sin trabajo, sin formación y sin perspectivas de mejora social no son los únicos en negarse a ceder espacios de poder. La mayoría de los varones se niega a hacer ese esfuerzo.

Ahora, sí, es difícil ceder espacios de poder. Y no trae casi ningún beneficio inmediato al varón que lo haga, excepto el de la sensación de hacer lo justo. Porque, recalca Patric Jean, es lo justo. Es lo justo si queremos una sociedad más justa.

Bien lo dice, a su manera, Louis CK, un humorista estadounidense, hablando de los privilegios de ser blanco. Y varón (en inglés):

lunes, 25 de febrero de 2013

Las mujeres, en el frente de batalla

Uno de los argumentos de los masculinistas para demostrar que las mujeres son privilegiadas en esta sociedad, es que los que mueren en el frente de batalla, durante las guerras, son los varones.

Sí. Es cierto. O más bien, era cierto.

En efecto, el Ejército argentino acaba de aprobar el acceso de las mujeres al arma de Infantería y Caballería, las dos principales fuerzas de combate en un campo de batalla, lo cual les estaba vedado hasta ahora.

"Luego de la entrada en vigencia de la resolución 1143/11 (...), que elimina todas las restricciones en el acceso del personal militar femenino a los distintos escalafones, 65 mujeres tuvieron la posibilidad de ejercer su derecho de elección de arma en igualdad de condiciones con los hombres", informó hace pocos días el Ejército argentino.

Una decisión similar tomó el ejército estadounidense hace poco, al permitir que las mujeres estén en el frente de batalla, luego de que un grupo de mujeres militares presentara una demanda legal, porque la norma que prohibía a las mujeres ocupar puestos de combate bloqueaba sus posibilidades de ascenso en el ejército.

En Estados Unidos, se abrirán así un cuarto de millón de puestos que estaban prohibidos a las mujeres.

Soldadas norteamericanas en Bagdad. Foto AFP.

Porque claro, lo que no dicen los masculinistas, es que el acceso de las mujeres al frente de combate estaba prohibido. Por más que hubiese querido, una mujer no podía elegir dar su vida por su patria y ser considerada heroína por ello.

Qué fácil que es recalcar que solamente los varones mueren en el frente de batalla, cuando las mujeres tienen, lisa y llanamente, prohibido estar en ese mismo frente de batalla.

Y lo que tampoco dicen los masculinistas es que por esa veda, las mujeres perdían posibilidades de subir en la jerarquía militar, ser condecoradas por acciones heróicas, ocupar puestos de mando. Estaban obligadas a ocupar lugares subalternos, tener sueldos más bajos, perderse las primas que se pagan a los soldados que van al combate.

En las guerras, mueren muchos soldados masculinos (aunque en las guerras modernas, ya no mueren tantos). Y muchas mujeres civiles, consideradas trofeo de caza, botín de guerra: son violadas, torturadas, asesinadas por los ejércitos vencedores. Sin hablar de la cantidad de mujeres que, hasta no hace poco en las sociedades occidentales, morían al dar a luz a los niños que el Estado les pedía que parieran en serie para que los ejércitos tuvieran suficiente carne de cañón.

Víctimas invisibles
Pero las únicas muertes reconocidas como heróicas son las muertes de los soldados. A los únicos a los que se les dan medallas, condecoraciones, los únicos que son homenajeados como defensores de la patria, son los soldados, o sea, los varones.

Y no nos olvidemos de que hoy en día, en la mayoría de los países occidentales, Estados Unidos inclusive, el servicio militar ya no es obligatorio. O sea, eso de morir en la guerra es una elección también para los varones. Una elección, y un privilegio, si se compara con cómo se tratan a las mujeres que mueren en esas mismas guerras: en la más absoluta indiferencia.

Las mujeres son las víctimas invisibles de las guerras, de ellas no se habla nunca, como si ellas no murieran también, no sufrieran también.

¿Un avance de la sociedad?
Ahora, ¿se puede considerar un avance de la sociedad que ahora las mujeres también puedan matar y combatir? ¿Son esas actividades realmente gloriosas? ¿Está bien nivelar hacia abajo y permitir que las mujeres tengan tantas posibilidades como los varones de ser asesinas legales?

Personalmente, soy pacifista, estoy en contra de la existencia misma de los ejércitos, no entiendo que alguien, varón o mujer, elija una carrera que consiste en matar a otros seres humanos.

Pero en un mundo en que existen los ejércitos y las guerras, sí considero un avance que las mujeres tengan esa misma posibilidad. Que se las deje de considerar seres débiles que deben ser protegidos por los varones. Que se rompa con el estereotipo de género de la mujer frágil y del varón fuerte. Que las mujeres tengan las mismas oportunidades de ascender en la jerarquía militar y ocupar puestos de mando.

El pacifismo, el fin de las guerras y de los ejércitos pasa por otro lado. No por que las mujeres tengan o no acceso a los puestos de combate.

Ahora, espero ansiosamente la reacción de los masculinistas. Me imagino que muchos verán esa medida como algo negativo, arguyendo que las mujeres no están capacitadas naturalmente para ser soldadas y luchar a la par de los varones, sin temer ser contradictorios, ya que son los primeros en quejarse, erróneamente además, de que los únicos en morirse en las guerras son los varones.

lunes, 11 de febrero de 2013

De pie contra la violencia de género


Mil millones de mujeres de pie contra la violencia de género.

Es la apuesta de Eve Ensler, autora de los Monólogos de la Vagina, para este jueves 14 de febrero, el V-Day (juego de palabra entre el día de San Valentín, y el día de la Vagina).

Este año, organizó un flash mob gigante, es decir, un baile callejero, en el mundo entero. Casi todos los países del planeta participarán ese día, con la intención de decir basta a las violencias de género.

Pueden buscar dónde se organiza en su país o su ciudad en el sitio de One Billion Rising, donde también encontrarán videos para aprenderse la coreografía.

En Buenos Aires, una de las principales citas es a las 17 en el Anfiteatro Costanera Sur.

Personalmente, no creo que una manifestación, por más masiva que sea, tenga el poder de modificar las mentalidades de miles de millones de varones (porque no nos olvidemos de que detrás de toda violencia de género, hay un varón violento, abusador y machista) y suprimir esa violencia.

Mientras las mentalidades no cambien, mientras los estereotipos de género, que hacen de las mujeres objetos sexuales, cuerpos a disposición de los varones, y de los varones los dueños de las mujeres, la violencia de género seguirá existiendo

El fin de las violencias se logra con educación igualitaria y no sexista, concientización de lxs más jóvenes, lucha contra los estereotipos de género en los medios masivos de comunicación (televisión, publicidades, cine...), no tanto con mujeres bailando en la calle.

Además, hay algo que no me gusta en la campaña One Billion Rising, y es que se echa la responsabilidad del fin de las violencias a las mujeres, pidiéndoles que se levanten para lograrlo, cuando los primeros en tener que modificar su comportamiento deberían ser los varones violentos.

De todas formas, creo que esta campaña es una manera de visibilizar el tema, y por eso aliento a todas y a todos a olvidarse de la fiesta comercial y mercantilista de San Valentín, a difundir y participar en la campaña, y a salir ese día a la calle a bailar.



PD: recuerdo que una mujer de cada tres, en el mundo, será alguna vez víctima de violencia de género en su vida. Esto es, mil millones de mujeres.