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miércoles, 17 de diciembre de 2014

La perforación de orejas: mutilación y sexismo

Una noticia reciente me llamó la atención: el Estado de Nueva York decidió prohibir por ley tatuar (salvo para su identificación) o poner piercings a las mascotas, por considerar que estas prácticas son una forma de maltrato a los animales.
En efecto, contrariamente a una persona humana adulta, un animal doméstico no tiene la capacidad de decidir sobre su cuerpo, de oponerse a un trato doloroso, y cualquier imposición del dolor sin una causa realmente justificada es un trato cruel.

Y estoy bastante de acuerdo con esto.

Pero entonces, pregunto, ¿qué tenemos que pensar de los piercings en las orejas de las niñas a una temprana edad, a veces con muy poquitos días de vida?

Esta práctica, en algunos países, está muy arraigada. En España, es común incluso que la niña salga del hospital en el que nació con sus orejitas ya perforadas.

"En cada vez más hospitales y clínicas ya te ofrecen el pack de bebé niña + agujereado de oficio, junto con las pruebas médicas, el aspirado de mocos y otro tipo de cuidados, de forma que casi ni te enteras de cuándo se los ponen. Y claro, una vez en casa, coger a la niña un día, llevarla a la farmacia, sujetarla tú mientras se revuelve y llora, exige un acto mucho más consciente. Y da más palo" cuenta el blog De mamas y de papas.

Como para los animales, imponer una práctica física, definitiva (los agujeros pueden volver a taparse, pero puede que queden secuelas de por vida) y dolorosa (por más que el dolor sea menor) sobre el cuerpo de una o un bebé que no tiene la capacidad de decidir si está o no de acuerdo es una forma de maltrato. 

Son sus orejas, no las mías. Es su cuerpo, no el mío. No tengo por qué imponerle semejante decisión, por más mono que me parezca. Las bebés no son muñecas. Son seres humanos sujetos de derechos. El derecho a la integridad física es uno de los primeros.

La única persona que debería poder tomar decisiones que atañen al cuerpo (excepto razones médicas) es la persona misma, tenga la edad que tenga.

Por eso la perforación de orejas, como también la circuncisión de los niños, deberían ser consideradas mutilaciones y, por ende, prohibidas hasta que el niño o la niña estén en edad de decidir por si mismxs.

Pero además, la perforación de orejas de las niñas es una de las primeras maneras de marcar el género. No sea que confundamos una niña y un niño, dios nos libre y nos guarde.

Salvando las distancias, esta voluntad de marcar físicamente el género de una recién nacida se asemeja a la estrella de David impuesta a lxs judíxs en Europa bajo el nazismo: mujer naciste, mujer hay que reconocerte, mujer hay que marcarte ante la humanidad, porque como mujer hay que tratarte, con todo lo que esto significa.

Varios estudios muestran que la gente no se comporta de la misma manera con lxs niñxs e, incluso, con lxs bebés, según si se trata de un varón o de una mujer.

Uno de los experimentos* consistió en enseñar a dos grupos de adultxs el mismo video de un bebé llorando. Al primer grupo, se presentó ese bébé como un varón. Al segundo, como una mujer. A ambos, se les preguntó por qué lloraba. Las respuestas, para el mismo video, fueron distintas: lxs que creían estar frente a un niño contestaron que estaba enojado. Lxs que creían estar frente a una niña, que tenía miedo.

Al interpretar de manera distinta el llanto de un mismo bebé de acuerdo a su sexo, la respuesta de lxs adultxs será necesariamente distinta: no se actúa de la misma manera con alguien que está enojadx que con alguien que está asustadx. No se le habla de la misma manera, no se le trata de la misma manera.

Esto puede explicar por qué, desde una muy temprana edad, niños y niñas tienen actitudes, gustos (juegos, juguetes, centros de interés), comportamientos distintos, y por qué es absolutamente imposible saber, a ciencia cierta si esas diferencias son innatas o adquiridas. A partir del momento en que el o la bébé, y mismo el feto, recibe estímulos de personas adultas (se ha comprobado que tampoco se le "habla" de la misma manera, con el mismo tono y la misma voz, a un feto según si es varón o mujer, con lo cual la influencia social empieza antes mismo del nacimiento), esa sociabilización hace imposible la distinción entre genética e influencia del entorno.

Por ende, marcar desde muy temprana edad a las niñas con aritos en las orejas es una manera, junto con el color de la ropa, de alentar a la gente a tratar a esa niña "como una niña", a imponerle nuestra construcción mental y social sobre cómo deben actuar las niñas de acuerdo a cómo las vamos a tratar (por ejemplo, se le habla con mayor dulzura a una niña que a un niño, condicionando, por supuesto, a la niña, pero también al niño, que deberá construirse con otros tipos de estímulos).

Por eso algunas personas han querido ocultar a su entorno el sexo de su bebé, vistiéndole con ropa de color "neutro", dándole un nombre "neutro", para que el sexismo de la sociedad, basado en estereotipos de género, no influya en su comportamiento.

Capítulo aparte merecería la hipocresía de una sociedad que perfora las orejas de bebés de pocos días de vida, pero se atraganta de indignación cuando unx adolescente quiere perforarse la nariz, el ombligo u otras partes del cuerpo...

*Sex differences : a study of the eye of the beholder, John Condry and Sandra Condry, Child development, n° 3, sep. 1976

domingo, 7 de diciembre de 2014

Catálogos no sexistas de juguetes: ¡se puede!

Se acercan las fiestas de fin de año, y cada vez tenemos que soportar los catálogos de juguetes sexistas divididos en dos categorías: para niñas y para niños.

Muchas veces contestan: es que así es más fácil encontrar un juguete.

¿Más fácil? ¿Qué pasa si un varoncito quiere una muñeca o si una niña quiere un disfraz de cow-boy, como yo soñaba con tener (y obtuve) (sí, ya sé, los cow-boys son representantes de un sistema patriarcal y racista)?

Me imagino a mis padres deambulando por los pasillos de una juguetería, siguiendo los carteles, y buscando infructuosamente el disfraz de cow-boy en las góndolas "para niñas" (ya que yo era una niña)... ¿En qué es eso más fácil?

¿No sería más lógico dividir los juguetes de acuerdo al tipo de juguete, y no de acuerdo al supuesto género del o de la niña?

Pues buena noticia, esto es lo que ha hecho la marca Toy Planet en su último catálogo en España. 

Todo no está perfecto, el color rosa sigue siendo el predominante en cuanto a todo lo que sea juguetes tradicionalmente atribuidos a las niñas, ya saben, esos que apuntan a convertirlas en futuras esclavas domésticas de su marido e hijxs.

Pero se ven a niños jugando con muñecas y a niñas con autitos o herramientas de construcción. Y esto, sólo eso, ese detalle que parece tan anecdótico, pues es casi revolucionario.

Un niño juega con un cochecito de bebé
Además, las categorías son muchísimo más inteligentes, y permiten encontrar más fácilmente el juguete buscado: aire libre, fiestas y disfraces, manualidades, muñecas, primera infancia, electrónicos, vehículos grandes, etc.

También hay lista por edad, y otra por personajes (Dora la Exploradora, Minnie, Spiderman), etc.

Aquí otros ejemplos de las páginas del catálogo:

Una niña juega con herramientas

Un niño y una niña comparten herramientas de juguete

Niños y niñas juegan con muñecas y cocinas

Un niño juega con un lavarropa de juguete. ¿Par hacer como papá?

Una niña juega con cochecitos (¡como yo de niña!)

Niñas juegan con autitos

Una niña subida a una moto roja y negra (¡no rosa!)

Niñas jugando con cochecitos

Me parece que no era taaaan difícil cambiar el paradigma de los juguetes. Es una muestra de que dividir a la humanidad por sexo no es una fatalidad (como tampoco lo es dividirla por clase o por color de la piel). No es la humanidad a la que hay que dividir y poner en categorías, sino, en todo caso, si realmente queremos crear categorías, son nuestras actividades o nuestros comportamientos o nuestras "orientaciones íntimas" a las que hay que categorizar.

Es lo que propone el sociólogo francés Michel Bozon, que considera que las categorías por orientación sexual (hetero, homo, bi, etc.), por comportamiento sexual (monogámicx o no) o en función de la apariencia y de las actitudes en materia sexual (machote, afeminado, mujer "honesta"/mujer "fácil"...) no logran dar cuenta de los significados que revisten los comportamientos sexuales.

Michel Bozon propone entonces tres tipos de "orientaciones íntimas":

- el modelo de red sexual o de sociabilidad sexual: aquel en que se valoriza el hecho de tener muchas parejas y en que la intimidad se exterioriza (en general, la sociedad sexista considera que este modelo no es el adecuado para las mujeres).
- el modelo del deseo individual: orientación individualista en cuanto a sexualidad, y uso narcisista de dicha sexualidad
- el modelo de la sexualidad conyugal (sea cual sea, entonces, la orientación sexual de las personas).

Esta es una manera de categorizar los comportamientos sexuales, pero se pueden encontrar otras.

A lo que voy, es que no es necesario categorizar a las personas de acuerdo a su sexo, su género o su orientación sexual. Esas categorías no ayudan a entender mejor a la humanidad y a cada individuo.

Porque si, por ejemplo, divido a las personas de acuerdo a su sexo, ¿qué hago con las personas intersex?

O si divido a las personas de acuerdo a su género, ¿qué hago con una mujer que es "masculina" pero que no necesariamente es lesbiana? ¿En qué categoría la ubico? ¿Cómo hago para entenderla, para acercarme a esa persona?

Si somos humanistas, si nos interesan las personas que nos rodean, si las queremos entender, es imprescindible no ponerlas en categorías cerradas. Esas categorías son restrictivas, limitadoras, nos nos permiten entendernos.

El humanismo debe pasar, necesariamente, por romper los estereotipos de género, de clase, de raza.

lunes, 4 de agosto de 2014

¿Dónde están los violadores?

Algo siempre me asombró al escuchar las cifras escalofriantes sobre cantidades de violaciones en el mundo.

Es muy frecuente que en algún momento, alguna de mis amigas "confiese" lo que siempre ocultó: que en algún momento de su vida, tuvo sexo sin que ella lo consintiera. Y digo "confesar" a propósito, porque parecería que cuando a una mujer la violan, lo tiene que ocultar como si fuera una vergüenza.

También es frecuente que alguna se dé cuenta tardiamente de que aquello que vivió en su pasado y siempre había identificado como un "mal momento", en realidad, fue una violación.

Y a medida que pasa el tiempo, crece la lista de amigas o conocidas de las que me entero de que, en algún momento, han sido violadas. 

Lo asombroso, es que nunca jamás en mi vida me enteré de que algún amigo o conocido violó a una chica. Nunca. Jamás.

Y siempre me pregunté: si tantas chicas son violadas, ¿dónde están los violadores?

Las historias que cuentan no son de violaciones tal como la mayoría de las imagina: de noche, en alguna calle oscura, por un desconocido, con la amenaza de un arma.

Esas violaciones son estadísticamente infrecuentes. En el 70% de los casos, las mujeres conocían a su violador, y la violación ocurrió en un lugar familiar (su casa, la casa del violador, un consultorio médico...). Pero no precisamente en la calle y por un desconocido.

Entonces, si tantas mujeres son violadas por gente de su entorno, ¿cómo es que todos mis amigos, sin excepción, dicen que nunca violaron a ninguna mujer?

El problema es que vivimos en una sociedad que envía mensajes contradictorios sobre las violaciones. Por un lado, todas y todos sabemos que las violaciones están mal. Que no hay que violar. Que a los violadores habría que encerrarlos de por vida. Que son una lacra. 

Nadie en su sano juicio, con la excepción de algunos imbéciles que sí existen, diría que violar está bien.

Pero casi nadie conoce la definición de "violación". Muchísima gente cree que si no hay violencia, o si no hay amenaza con un arma, entonces no hay violación.

Y claro, la inmensa mayoría de los varones no golpearon a una mujer para tener sexo. Ni la amenazaron con un arma. Visto así, la inmensa mayoría de los varones nunca violaron a nadie.

Pero existen muchas otras situaciones de violaciones que no son reconocidas como tales, incluso entre las propias mujeres, quienes fueron educadas para poner el placer del varón por encima del de ellas y fueron criadas, de alguna manera, para ser violadas... sin saberlo.

Algunos ejemplos de esas situaciones:

  • Fiesta en que la consigna es tener sexo. Circula el alcohol. Tanto chicas como chicos toman de más, empieza la orgía. A priori, todxs consienten, están ahí por voluntad propia. Pero claro, igual la gente va eligiendo con quién coger y con quién no. Siempre hay preferencias, ¿no? Pero en esa, una chica toma de más, y cae inconsciente. No está más en estado de decir que sí o que no. Varios chicos se acercan y la penetran uno atrás de otro, a veces varios al mismo tiempo. Total, estaba ahí para eso, ¿no? Se divierten muchísimo con ese cuerpo prácticamente inerte a su disposición.
    Ninguno pensará haber violado a nadie. Sin embargo, todos los que tuvieron sexo con esa chica cometieron una violación. Porque la definición de la violación pasa por el hecho del no consentimiento. Una chica inconsciente no puede expresar su consentimiento. Esté en ese lugar para coger o no, aprovecharse de su estado de inconsciencia es una violación.
  • Momento de intimidad entre dos personas, a punto de coger. Para ella, es la primera vez. Para él, no. Ella quiere perder la virginidad, pero no está muy segura de querer hacerlo aquí y ahora. Pero bueno, todo llevó a esta situación. El chico es guapo, alto, fuerte, sexy. Ella ya tiene 18 años, siente la presión de sus pares: ¿18 años y todavía virgen? Hay que hacer algo. El se coloca un preservativo y empieza a intentar penetrarla. Ella siente un dolor muy agudo, y de repente se da cuenta de que realmente no quiere hacerlo ahí con él. Le pide que por favor pare. El sigue. A ella le duele cada vez más. Ella le dice que al final ya no quiere, que le duele mucho, que no. El contesta: "Te duele porque estás cerrada. Si no te relajás, no voy a poder entrar" y sigue. A ella le da miedo, piensa: "Es culpa mía, si llegué hasta ahí, ahora no le puedo decir que no, no lo puedo frustrar así, además si me resisto mucho, él me puede romper la cara, es muchísimo más fuerte que yo". Le sigue diciendo que no, pero no se atreve a pelear físicamente con él. Finalmente ella ya no se resiste, aprieta los dientes y espera a que él termine "lo suyo", gritando del dolor.
    Para él, probablemente esto no fue una violación. Pero en ningún momento respetó la palabra de ella, en ningún momento respetó el "no", reiterado varias veces (con un solo "no", sin embargo, habría sido suficiente), se creyó eso que le dijeron siempre, tanto en las películas pornos como en las publicidades, sus amigxs, las revistas: "Las mujeres que dicen que no, en realidad quieren decir sí, sólo hay que insistir un poquito y se ponen a gritar como zorras". No respetó el hecho de que una mujer (o un varón) tiene derecho a cambiar de opinión en cualquier momento de la relación, aunque en un principio hubiera estado totalmente de acuerdo. No respetar un "no", en cualquier momento de la relación, y por más que no haya resistencia física, es una violación. Porque ceder no es consentir.
  • En la habitación de una mujer en situación de prostitución. El cliente pagó. La mujer cobró. Están en pleno acto, pero por alguna razón, ella pide que él pare (por ejemplo porque se siente mal). El considera que si pagó, tiene derecho a seguir más allá de lo que ella diga. Sigue.
    Para él, lo más probable es que no esté violando a esa mujer sino cobrando aquello por lo que pagó. Pero la integridad física pasa delante de cualquier otra situación, y si una mujer, por más que se le haya pagado, por más que esté en situación de prostitución, dice que no, si el varón sigue adelante, es violación, y es un crimen.
  • Un varón y una mujer, casadxs. Ella duerme profundamente. Se tomó unas pastillas para dormir porque últimamente no se siente muy bien. El se despierta con unas ganas tremendas. La empieza a acariciar, pero ella no se despierta. Entonces él la empieza a penetrar.
    Para él, se tratará de un acto normal entre marido y mujer, y es posible que piense que el acto sexual en una pareja casada es un deber. Pero no siempre todxs tenemos ganas, el consentimiento puede variar entre un momento y otro, incluso en una misma pareja. Penetrar a alguien dormidx, sin estar segurx de si esa persona está de acuerdo, es violación, por más que estemos hablando de una pareja casada. 
Es muy probable que varios de mis amigos hayan vivido en algún momento una de estas situaciones, pensando que tenían todo el derecho del mundo a tener sexo con esa persona en ese momento y que, por lo tanto, no se trataba de una violación. 

Es muy probable que todos estén totalmente convencidos de no haber violado nunca a nadie, y tengan un discurso de firme condena de las violaciones, imaginando una violación como un acto de violencia, amenaza y terror, cosa que a ellos, porque son buenas personas (y realmente lo son), nunca se les ocurriría hacer.

Pero ahí están los violadores invisibles, aquellos que violan a mis amigas pero con los que nunca nadie se cruzó. Están alrededor nuestro, simplemente. Están entre nosotrxs. Porque la propia sociedad es quien los cría y les enseña a violar.

Un violador no es un psicópata, no es un enfermo, no es un monstruo. Un violador puede ser un padre, un vecino, un amigo, un novio, un cura, un médico, un hermano, un ex, un marido.

Los violadores no son monstruos, sino hijos sanos del sistema sexista: aquel sistema que promueve sin decirlo la cultura de la violación

Aquel sistema que, oficialmente, condena las violaciones, pero que no enseña nunca a los varones a no violar. No les explica en qué consiste violar a una mujer, ni cuándo se está cometiendo un crimen.

En lugar de inventar silbatos antiviolación, bombachas antiviolación, atuendos antiviolación, en lugar de enseñar a las mujeres estrategias para no ser violadas, de aconsejarles no salir solas, no ir por tal calle, no vestir de tal manera, es hora de que se enseñe a los varones a no violar, es decir, a saber identificar aquellas situaciones en que pueden estar abusando de una mujer.

Cosas que no causan violaciones: remeras ajustadas,
contacto visual, sonrisa, deportes,
estado de inconsciencia, alcohol.
Cosas que sí causan violaciones:
los violadores ("Bueno, no me dijo que NO")

Claro que para eso, hace falta un cambio total de la sociedad. Mientras tipos como Guillermo Pardini en Duro de Domar den como consejo para tener sexo con una mujer "drogarla para que pierda los sentidos", mientras a nadie se le ocurra decirle: "esto es violación", mientras los otros tipos se rían de esa ocurrencia, mientras la sociedad entera aliente a los varones a violar impunemente a las mujeres, y mientras ni siquiera las mujeres sean capaces de reconocer cuándo fueron violadas porque ellas también integraron la idea de que el placer masculino es el que importa, seguirá habiendo decenas de miles de violaciones, y seguirá habiendo decenas de miles de violadores que no se reconozcan como tales.

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PD: sé que me van a atacar en esa entrada diciendo que entonces, considero a todos los varones como violadores en potencia y, por ende, soy tan sexista como los peores machistas, poniendo a todos en una misma bolsa.

Aquí va mi respuesta: violar no es "natural". Un tipo que viola no sigue ningún "instinto". No creo que los varones sean violadores "por naturaleza". No creo que sean naturalmente peligrosos.

Pero sí creo que la sociedad los educa para ser violadores. Creo que si hay tantas violaciones, es porque hay muchos violadores, y esto no es porque estén todos enfermos, sino porque nadie nunca les enseñó qué es una violación, cuándo se está violando a una mujer, y qué significa realmente respetar su consentimiento. Nunca nadie les dijo que su placer no era taaaan importante, y que dejar de coger en medio del acto no les iba a hacer caer el pene. Se cría a los varones para considerar que el sexo es un derecho que tienen. En ese sentido sí, todo varón criado por esta sociedad sexista, que pone el placer del varón por encima de todo, y sobre todo por encima del consentimiento de la mujer, es un violador en potencia.

Pero si se cambiara la educación, si la sociedad dejara de ser sexista, si criáramos a varones y mujeres en pie de igualdad, pues no habría tantas violaciones. 

Sí quedarían los psicópatas reales, los enfermos de verdad, los monstruos verídicos, aquellos que secuestran, violan y muchas veces matan, en un combo de horror. Pero aquellas violaciones "de todos los días" ya no existirían, o no tanto, porque a todas y todos, varones y mujeres, les parecería simplemente horroroso no respetar un "no" y tener sexo con alguien que no pudo expresar un consentimiento claro. 

Porque no se nace violador: se llega a serlo.

Para terminar un poco de humor: cómo quedarían los consejos a los varones para no violar, si nos inspiráramos en los consejos a las mujeres para no ser violadas. O cómo tener un cambio de perspectiva, dejando de responsabilizar a las víctimas, y empezando a responsabilizar a los victimarios:


viernes, 29 de noviembre de 2013

El sexismo de los cuentos infantiles
explicado por una niña de 7 años

Las princesas son boludas.

El video de una nena de 7 años que tilda de "boludas" a las princesas que, en los cuentos de hadas, esperan pásivamente a su príncipe azul en lugar de hacer algo para rescatarse a sí mismas, hace furor en la web.

"Dicen: rescatame, rescatame. Son medio boludas. En vez de ir, intentar, intentar y hacerlo, espera al príncipe porque sabe que la va a rescatar. (...) ¡Que la pibita haga su parte! Y si no viene nadie, no te quedes ahí, trabada, esperándolo. Hacé algo."

Y da como contra-ejemplo de las princesas boludas a Mulán, personaje de Disney basado en la leyenda china de Hua Mulan, que se hace pasar por un varón para luchar contra la invasión de los hunos: "En vez de esperar a su príncipe en la ventanita, va y lo hace, va y lo hace".

Ese video es interesante no solamente por lo que dice, sino por los comentarios que suscita.

De repente, todxs somos feministas.

Y ahí van todxs a calificar a la nena de genia, a decir que lxs niñxs son más sabixs que lxs adultxs (algunxs otrxs critican el hecho de que la nena probablemente fue adoctrinada por sus padres...), que debería ser presidenta, que efectivamente, qué boludas las mujeres que esperan al príncipe azul, que ella sí que la tiene clara, no como esas boludas que andan pululando por ahí...

Yo creo que ese video es la prueba de la importancia de dar a las niñas modelos de mujeres fuertes e independientes y darles una educación no sexista sin estereotipos de género, precisamente para que no sean las típicas Susanitas que esperan a ser rescatadas por el príncipe azul, como lo muestra el 99% de los dibujos animados, libros, películas, programas infantiles.

¿Pero tildar de boludas a las que lo hacen? Ahí no critico a la nena, que a sus 7 años no puede tener un razonamiento tan profundo ni hacer un análisis sociológico tan avanzado.

Critico a todxs lxs adultxs que, en los comentarios, insisten en que las mujeres que se creyeron los cuentos de hadas son "boludas".

Esta nena tuvo la suerte de vivir en una época en que no todos los cuentos infantiles muestran a princesitas sumisas y dóciles. Y probablemente tenga a padres que hayan insistido en mostrarle modelos de mujeres fuertes, activas e independientes y le hayan dado las herramientas y las claves para poder hacer semejante análisis del sexismo en los dibujos animados.

¿Pero cuántxs de lxs que tildan de boludas a las que esperan al príncipe azul le cuentan a sus hijas historias como las de Blancanieves, Cenicienta o La Bella Durmiente? ¿Cuántxs decidieron NO leerles esos cuentos e intentaron buscar historias no sexistas y educaron a sus hijxs sin estereotipos de género? ¿Cuántxs, cuando les decís que esos cuentos son sexistas, te contestan que sos una amarga y que no entendés nada y que las nenas son naturalmente atraídas por los cuentos de hadas con princesitas vestidas de rosa y por las Barbies y que no hay que ir en contra de la naturaleza?

Las princesas son boludas porque la sociedad lo es, ni más ni menos. Y me parece una hipocresía leer comentarios como:
"aprendan boludas que encima ni siquiera son princesas... lloran por un tipo, esperando el principe azul y gastan en psicologo y somníferos... una nena de pocos años les enseña una leccion de vida..."
Me imagino que el tipo que escribió eso es un feminista militante que lucha contra los estereotipos de género y por una educación no sexista, como mínimo.

Es muy llamativo ver cómo las reacciones son casi unánimamente elogiosas cuando se trata de descalificar a las mujeres, pero cuando una feminista habla de empoderarlas, de derribar los estereotipos de género, de cambiar los cuentos infantiles y los juguetes sexistas, salen todxs a tildarla de exagerada, histérica y frustrada.



Capítulo aparte se merece la conclusión sobre los novios. En el video, la nena dice: "Y después como ella fue luchadora, el mundo le agradece, y ahí tiene un novio, pero un novio no de buena suerte, sino porque ese chico dijo: ay qué luchadora, yo quiero tener una chica así".

Si la historia de Mulan es así (no vi el dibujo animado), esta nena va a necesitar otras fuentes para dejar de considerar que un novio es una recompensa.

El video concluye sobre el príncipe pensando: "Yo no quiero estar con una boluda, yo quiero estar con una inteligente".

Lamentablemente, nena, te exponés a grandes decepciones. La mayoría de los varones, que son criados para ser príncipes azules que rescatan a las princesas, no quieren a una mujer inteligente. Quieren a una mujer dócil y sí, boluda con un dedito en la boca que se ría de todas sus ocurrencias. 

Me pregunto cuántos de lo que tildaron de genia a esa nena estarían dispuestos a salir con una feminista fuerte, independiente, que no se pase horas pintándose y depilándose y tenga otras metas en la vida que ser una chica sexy.

Temo que esta nena algún día termine escribiendo una entrada como la mía, en que decía que prefería estar sola antes que mal acompañada por un machista.

Pero bueno, evidentemente, me alegro mucho de que haya padres que lograron que su niña de 7 años sea capaz de rechazar el papel de princesita pasiva y de querer, para su vida, la autonomía y la fuerza de carácter

Es la mejor prueba de que hay que seguir creando historias y modelos femeninos distintos e insistir en una educación no sexista.


miércoles, 12 de junio de 2013

Todxs somos responsables del asesinato
de Ángeles Rawson

En estos días, Argentina está conmocionada tras el descubrimiento del cadáver de una adolescente de 16 años, Ángeles Rawson, en un basural, con signos de haber sido violada y estrangulada, un día después de que su familia señalara su desaparición.

Todxs se elevan, por supuesto, contra este horrendo crimen, y reclaman justicia.

Pero la mayoría, su padre incluido, lo atribuyen a la "inseguridad" en las calles del país, a la corrupción, y más generalmente, a la inoperancia del gobierno de Cristina Fernández. "Hay que ser responsable a la hora de votar y acordarnos de todo esto a la hora de votar", dijo Franklin Rawson por la radio.

Pero Ángeles Rawson no fue víctima de circunstancias socio-político-económicas particulares. No fue víctima de políticas de seguridad mal llevadas. No fue víctima de la pobreza o de la miseria. 

Ángeles Rawson no fue víctima de la "ola de inseguridad".

Ángeles Rawson fue víctima de nosotrxs mismxs. Víctima de una sociedad patriarcal que otorga a los varones poder sobre las mujeres. Víctima de la dominación masculina todavía vigente, y que nos negamos a ver, prefiriendo atribuir este crimen a un "enfermo" o un "monstruo".


Ver al violador y asesino de Ángeles como un enfermo es eximirlo de culpa. A un enfermo no se lo encierra en una cárcel: se lo pone en un psiquiátrico para tratar de curarlo.

Pero además, verlo como un enfermo, alguien fuera de las normas, fuera "de sí", fuera del mundo "normal", nos exime a nosotrxs de la responsabilidad, como sociedad, en la fabricación de varones violentos, golpeadores, acosadores, violadores, asesinos de mujeres.

El asesino de Ángeles Rawson no es ningún enfermo. Es el resultado de una sociedad que enseña a sus niños que el cuerpo de las mujeres es un bien de consumo, está a su disposición, y sólo hace falta que se acerquen para usarlo.

Una sociedad que se ríe con ternura cuando ve a un niño levantar la falda de una niña, sin explicarle jamás la noción de consentimiento y sin hacerle entender que esto está mal.

Una sociedad que usa el cuerpo desnudo de las mujeres para vender desde un jabón hasta un auto, mostrando a lxs niñxs que el cuerpo de las mujeres está ahí, disponible para todxs, y en particular para los varones.

Una sociedad que eleva el "piropo" al rango de halago en lugar de verlo como un acoso y una agresión.

Una sociedad que no entiende que entre un "piropo" y lo que le pasó a esta pobre muchacha, sólo hay una cuestión de grados, no de naturaleza

Una sociedad que no entiende que el mismo mecanismo que da permiso a los varones a decirle a una chica en la calle "chupámela toda" o "qué linda que sos, mamita", es el que le da permiso para violar y matar: este cuerpo es mío porque es mujer y soy varón.

Somos capaces de ver en una violación un acto de dominación masculina, de atribuirla a la violencia de género. Pero no somos capaces de entender que el acoso callejero y la violación parten de la misma base, la que otorga a los varones el derecho de opinar, actuar, apropiarse del cuerpo y la intimidad de las mujeres.

Ni un "piropeador" ni un violador son monstruos. Ambos aplican de manera muy obediente el discurso patriarcal y la educación recibida a través de todas las instancias sociabilizadoras. La única diferencia es cuán lejos llega cada uno.

La violencia de género no entiende de gobiernos, de política, ni siquiera de países. Este mismo tipo de violencia ocurre en el resto de América Latina, en Estados Unidos, en Canadá, en España, en Francia, en Inglaterra, en Italia... por hablar solamente de los países occidentales.

Y esto seguirá ocurriendo mientras eduquemos a nuestrxs hijxs con estereotipos de género, chistes sexistas, publicidades sexistas, lenguaje sexista, acoso callejero, que alientan a pensar que, de cierto modo, el cuerpo de las mujeres pertenece al ámbito público, y que existe una dicotomía santa/puta que protege a las virtuosas y condena a "las otras".

Por eso mismo este crimen es tan inaceptable para muchxs. Hay que escuchar decir que Ángeles era "una chica bien", "un ángel", como si ser una atorranta justificara que la violen y maten salvajemente.

Por más que Ángeles hubiera sido la última de las putas, su crimen habría sido igual de horrendo, de espantoso, de condenable.

Extrañamente, cuando violan y asesinan a putas, nadie sale a la calle a reclamar por justicia ni se moviliza en las redes sociales para condenar el crimen. Y eso que ha ocurrido, mucho más de lo que creemos.

Porque tenemos integrada la idea de que una mujer tiene que ser una santa si quiere ser respetada.

El machismo está dentro de nosotrxs. De todxs nosotrxs. El solo hecho de indignarnos tan masivamente ante este horrible crimen, y no ante el de mujeres menos "virtuosas", muestra que, como sociedad, somos parte del mismo mecanismo que llevó a la muerte de Ángeles Rawson.

El feminismo, que lucha contra estos estereotipos, nunca ha matado a nadie.

El machismo mata TODOS los días. Y seguirá matando mientras no derribemos al patriarcado.

viernes, 24 de agosto de 2012

Sobre gustos y colores...

... no han escrito los autores, dice el refrán popular.

Significando que cada persona tiene sus gustos propios. Pero, ¿realmente son propios los gustos?

Cuando vemos que la mayoría de las niñas occidentales de hoy prefieren el rosa, jugar con muñecas, pintarse, ponerse vestiditos y joyas, y la mayoría de los varones occidentales de hoy prefieren el azul, jugar con autitos, ponerse pantalones y zapatillas, podemos preguntarnos cómo puede ser que los gustos sean tan definidos por el sexo.

Si los gustos realmente fueran propios, personales, individuales, las preferencias serían mucho más variadas entre niñas y niños, y no habría una clasificación tan clara entre "gustos femeninos" y "gustos masculinos".

Entonces, ¿de dónde viene esa clasificación por sexo?

La mayoría de la gente opina que esos gustos vienen de la naturaleza. Que estamos genéticamente diseñados, de acuerdo a nuestras hormonas o nuestros genes, para que nos gusten algunas cosas, y otras no. Y que por eso a las mujeres les gusta el rosa y los vestidos, y a los varones les gusta el azul y los pantalones.

Las mujeres que prefieren vestirse con pantalones y jugar con autitos serían algo así como excepciones, o errores de la naturaleza. Y lo mismo con los varones que prefieren los juguetes y los atuendos "femeninos".

Tomemos simplemente el ejemplo de los colores, rosa y celeste.


¿Sabían que la tradición del rosa para las niñas y del celeste para los varones se remonta... al siglo 19?

Antes de eso, los códigos de colores para lxs niñxs eran exactamente a la inversa: el celeste del velo de la Virgen María se atribuía a las mujeres (por lo pulcro, virginal, etc.), y el rojo, que representaba el poder y la guerra, se atribuía a los varones... Y antes del Medioevo, era también distinto: el azul, por ejemplo, no se atribuía a casi nada, excepto a cosas negativas, porque era muy complicado obtener ese color artificialmente...

Hoy en día, la cosa volvió a cambiar: celeste (más discreto) para los varones, rosa (heredero del rojo, color del pecado) para las mujeres.

Si ese gusto por los colores fuera "natural" o "genéticamente programado", la especie humana habría tenido los mismos gustos desde al menos la Prehistoria, porque los cambios genéticos no se hacen de un siglo para el otro. Y, por supuesto, serían las mismas en todas las culturas.

Sobre todo, no necesitaríamos imponerlos desde antes mismo de que nazca el bebé, regalando ropita celeste o rosa de acuerdo al sexo del feto, pintando la habitación con los colores atribuidos al sexo... ¿luego hablan de poder elegir? ¿Qué poder de eleccion tiene un feto o un bebé recién nacido?

Nuestra sociedad actual necesita condicionar desde muy bebés a lxs niñxs para que se identifiquen con un sexo y con un género o con otro (y ojo con salirse de la norma).

Pero la sexualización temprana de lxs niñxs, que empieza desde muy temprano, con los colores, la ropa, el corte de pelo, será objeto de otra entrada.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Estereotipos de género explicados por una niña de tres años

Cuando me quejo del sexismo y de los estereotipos de género, lo hago, sobre todo, por las próximas generaciones. Son lxs niñxs que estamos educando, formateando, para que piensen que varones y mujeres son radicalmente distintos. Son ellxs las primeras víctimas de las publicidades sexistas, del lenguaje sexista, del esencialismo

Muchas veces me retrucan: somos lo suficientemente inteligentes como para entender que una publicidad como la de Clear es humor y nada más.

Sí, tal vez algunos adultos. ¿Pero lxs niñxs? Ellxs, por lo general, no entienden el segundo grado. Si ven un comercial que dice, con un tono de hartazgo: "Las mujeres son complicadas porque usan 200 productos distintos para la piel", pues se lo toman en serio, y asimilan la idea de que las mujeres son hincha pelotas... cuando claramente, las mujeres también son producto de una sociedad sexista y consumista que les incita a pensar y actuar de tal o cual manera.

Esto que digo, una niña de tres años fue capaz de entenderlo.

En el video siguiente, se ve a una niña estadounidense, Riley, que se indigna ante la separación por sexo de los juguetes en una juguetería.

Le parece totalmente injusto que se incite a las nenas a jugar con juegos de princesas, y a los nenes con super-héroes. Considera, con razón, que a una nena le puede gustar los juegos de super-héroes, y a un nene, un juego de princesas. Y entiende perfectamente que la libertad no existe realmente, si la sociedad (en este caso, una juguetería) ordena las cosas como para que parezca "natural" que a las nenas les gusten las princesas y a los nenes, los super-héroes.



En los comentarios, algunxs se indignan ante lo que llaman "adoctrinamiento" de la nena. Sí, puede ser que esas ideas no hayan salido solitas de su cerebro, y que haya sido influenciada por sus padres para pensar lo que piensa... exactamente como los gustos de lxs niñxs tampoco se auto-generan, también son "adoctrinadxs" de manera sexista.

Si los gustos fueran tan "naturales", ¿qué necesidad habría de pintar las habitaciones de rosa o celeste, de vestir a recién nacidos de rosa o de celeste? ¿Puede realmente un bebé de un día de vida decir si le gusta más el rosa o el celeste?

Si se viste a un bebé de color celeste desde que nació y si ese bebé escucha, desde que nació, que el color rosa es "para las nenas", ¿no es esto un adoctrinamiento y un lavado de cerebro también?

Lo mismo con los juguetes.

En esta época navideña y de regalos, militar por que las jugueterías dejen de separar los juguetes de acuerdo a los sexos sigue siendo absolutamente vital para luchar contra los estereotipos de género.

Si una niña de tres años logró entenderlo, ¿por qué algunos adultos se siguen haciendo los desentendidos y defendiendo con uñas y dientes los estereotipos de género?

sábado, 10 de julio de 2010

El clítoris, ese gran desconocido

Si bien la sexualidad masculina ya no tiene casi ningún secreto, la situación es muy distinta cuando se trata de la sexualidad femenina, que sigue siendo un tema tabú, incluso en el requetemoderno siglo XXI.

Los niños varones son alentados desde muy chiquitos a conocer sus genitales. Padres y madres se extasian ante el tamaño del pene de su hijo cuando lo cambian, y hasta cuando lo ven en la ecografía ("ese va a ser bien machito").

¿Las nenas? ¿Alguna vez escucharon un padre o una madre extasiarse ante sus genitales? ¿Alabar el tamaño de su clítoris? ¿Entusiasmarse con la forma de su vulva? ¿Hablar siquiera de esas cosas?

Estudios muestran que incluso llegadas a la edad adulta, muchas mujeres, por no decir la mayoría, no conocen su anatomía, nunca vieron su vulva y no tienen idea de cómo funcionan sus genitales.

Si Eva Ensler escribió los Monólogos de la Vagina, era precisamente para elevarse contra el hecho de que nunca se habla de esta parte de la anatomía femenina. Pero menos aún se pronuncian las palabras "vulva" o "clítoris". Yo, por ejemplo, descubrí a los 13 años la existencia de este maravilloso apéndice. Y lo descubrí leyendo en un libro, no porque alguien me lo hubiera enseñado, extrañada por lo que sentía cuando me tocaba "esa parte" (supe mucho después que se trataba de un orgasmo). Mis padres, que sin embargo se jactaban de ser modernos y abiertos, nunca me dijeron que las mujeres están dotadas del único órgano del cuerpo humano dedicado pura y exclusivamente al placer: el clítoris.

El clítoris es tan desconocido como sensible: tiene más de 8.000 terminaciones nerviosas acumuladas en un espacio muy reducido, lo cual lo hace más sensible que la lengua o la punta de los dedos. La cabeza del pene, al lado, es un chiste.

Tanta envidia le tienen algunos varones (y después hablan de la envidia del pene, vaaaaamos...) que en algunas sociedades de África sobre todo (pero también en la Europa del siglo XIX), se recomienda su ablación pura y simple, para "purificar" a las mujeres, ergo: impedirles tener placer. No sea que estas perras tengan más placer que los hombres.

Lo peor de todo, es que esa ignorancia alcanza a la medicina. En algunos dibujos de anatomía del siglo XX, ni siquiera aparece mencionado el clítoris, como si directamente no existiera o no cumpliera ninguna función.

Ahora bien, el clítoris no es solamente lo que se ve afuera. Ésa es solamente la punta del iceberg. ¿Sabían que en realidad, el clítoris es diez veces más grande de lo que uno se imagina, y dos veces más grande de lo que las ilustraciones de expertos muestran? Al parecer, el clítoris mide entre 8 y 10 cm de largo, y entre 3 y 6 cm de ancho. Y no se parece ni a un botón ni a nada por el estilo, sino más bien a una pera:


O sea, el clítoris tiene ramificaciones internas a lo largo de las paredes de la vagina. De hecho, el famoso "orgasmo vaginal" no es sino otro orgasmo clitoridiano, por la presión que el pene (o el objeto introducido en la vagina) ejerce sobre las ramificaciones del clítoris. Pero como esto no se enseña en las facultades de medicina, por considerarlo secundario, pues los médicos, ignorantes de la anatomía femenina, pueden hacer estragos al realizar episiotomías u otras operaciones en la región vulvar, cortando nervios esenciales para el placer sexual femenino.

Pero sólo son mujeres, ¿qué importa su placer, no es cierto? Al pene, prohibido tocarlo, es sagrado, pero el clítoris... ¿Se imaginan si un médico cortara un pene por inadvertencia?

Para saber más acerca de este órgano tan peculiar, les recomiendo visionar este documental francés (aquí traducido al español, en siete partes): El clítoris, ese gran desconocido. Dura una hora, pero vale la pena, para desasnar tanto a varones como a mujeres.

sábado, 27 de febrero de 2010

El machismo de los cuentos infantiles

Disney es machista. Un video en Internet, enviado por una persona que lee este blog, lo explica muy bien.

Aunque Disney no ha inventado nada. La inmensa mayoría de los cuentos infantiles lo son: siempre cuentan la historia de una chica linda, con una madrastra horrible y mala, un padre bueno y sometido a su esposa, y un príncipe azul que rescata a la princesa.

¿Cuál es la enseñanza de esos cuentos? Que el padre es siempre bueno, que la culpable de todos los males es siempre una mujer, que las chicas tienen que esperar pasivamente a su príncipe azul que viene a rescatarlas y se enamoran de ellas no por su inteligencia, sino por su belleza, y que su felicidad pasa por casarse y tener hijos.

En pocas palabras: sé linda y callate.

Si tuviera hijxs, defenestraría a la primera persona que se atreviera a contarles ese tipo de cuentos.

jueves, 11 de febrero de 2010

Las madres perpetúan el machismo

Me pidieron entradas más cortas. Entonces voy a escribir una entrada corta.

Incontables veces, escucho que son las mujeres las que tienen la culpa de perpetuar el machismo, porque educan a sus hijxs de manera machista.

Ajá.

¿¿¿Y el padre qué carajos hace mientras tanto??? ¿Salió a jugar al pool con los amigos?

Un padre que deja que la madre eduque a sus hijxs de tal o cual manera, o que directamente no se hace cargo de sus hijxs, tiene tanta responsabilidad como la madre en el resultado de esa educación. Si quiere un resultado distinto, ¡que se meta!

Por lo demás, y sí, las mujeres también son producto de una sociedad y reproducen el machismo, ¿o pensaban que las mujeres vivían en una burbuja?


(¿así es suficientemente corta la entrada?)

martes, 2 de febrero de 2010

Los nenes tienen pito, las nenas tienen...

En muchas familias en que hay un nene y una nena, se nota una clara diferencia sobre el tratamiento de sus órganos genitales. En la mayoría de los casos, ahí donde se habla de pito, pitulín o cualquier otra denominación que designe al pene, en el caso de la vulva... silencio total. A eso que tienen las nenas, no se lo nombra. Ni vulva, ni clítoris, ni nada.

A las nenas se les dice que no tienen pene. O sea, de lo que tienen, se lo define por lo que no tienen. Como mucho, se les dice que tienen vagina: un agujero hecho para recibir un pene y expulsar un bebé. Y punto final. Después, claro, hablan de envidia del pene, cuando lo único que nos dicen es: "Vos no tenés esto o no tenés aquello"...

De lo que rodea la vagina, de lo visible, de la vulva, los labios, el clítoris, del placer que proporciona, nunca se habla.

Hasta en eso los varones tienen suerte. Desde la primera ecografía en que se les ve el pene, los padres se extasian: "Mirá que cacho de pito que tiene, mi nene va a ser bien macho", he escuchado decir a un padre emocionado. Lo mismo cuando le cambian los pañales.

Nunca he escuchado a ninguna madre decir: "Mirá que cacho de clítoris que tiene mi nena, esa sí que va a gozar cuando sea grande".

Y sin embargo, no sería una mala idea. Según muchos estudios, la gran mayoría de las mujeres no conocen su vulva. Nunca la han visto, nadie les ha hablado de ello, no saben de qué se compone. A mí nunca nadie me habló del clítoris, el único órgano humano que no sirve para otra cosa que para el placer. Descubrí su existencia leyendo a escondidas libros sobre la sexualidad, y asociando eso que leía con el placer que me daba masturbarme. No tenía idea de que el líquido que salía de mi vagina cuando tenía un orgasmo (tampoco sabía que eso que tenía era un orgasmo) era de lubricación.

Si bien el sexo es tabú tanto para chicos como para chicas, en eso también los chicos corren con ventaja: desde muy chicos saben cómo funciona, lo que es la eyaculación, lo que es un orgasmo. En las clases de educación sexual impartidas en la escuela, en las que solamente se habla de genitalidad y de reproducción (en todo caso las que yo recibí, durante las horas de clases de Ciencias Naturales), se explica que el hombre tiene un orgasmo, eyacula, y con su semen fecunda a la mujer. ¿El orgasmo en la mujer? Nunca jamás lo mencionaron. Nunca tampoco escuché a mi profesora mencionar el clítoris.

Creo esencial explicar a las nenas, desde muy chiquitas, que lo que tienen ahí tiene nombre. Y eso que está ahí no solamente es una vagina, no solamente es un agujero listo para recibir un pene. Estaría bueno también nombrar la vulva, los labios, el clítoris, y explicar su función.

Quizás así las adolescentes sientan menos vergüenza a la hora de masturbarse. Porque ese es otro tema: ¡los adolescentes varones llegan hasta a masturbarse en grupo! Hablan de ello, la mayoría de ellos se sienten orgullosos de sus capacidades masturbatorias y eyaculatorias. Las mujeres, no solamente lo hacemos en la más completa intimidad, a escondidas, a veces sin siquiera saber de qué se trata (supe que me masturbaba como un año después de empezar a hacerlo asiduamente) sino que encima, ¡llegamos a negar que nos masturbamos!

El día que a las nenas se les explique cómo funciona su vulva, su clítoris, su placer, se evitarán situaciones como las que cuentan las mujeres entrevistadas en este programa de Alessandra Rampolla:

lunes, 11 de enero de 2010

¿Quién quiere ser mujer?

¿Se han dado cuenta de que en las publicidades, las mujeres tenemos miles de problemas que los hombres nunca tienen?

Arrugas, constipación, celulitis, estrías, canas, incontinencia urinaria, inodoros sucios, ropa de los nenes sucia, toneladas de vajilla para lavar y uf, qué fiaca (pero menos mal está el lavavajilla X, no será que nuestro compañero se humille participando en las tareas domésticas), azulejos tan asquerosos que menos mal que está Mr. M. -un hombre, ahí sí- para enseñarnos a ser limpias, porque nosotras somos realmente mugrientas y tontas de remate y necesitamos que un hombre nos diga cómo hacer (¿que lo haga él? noooooo), etc. etc.

Mientras tanto, los hombres en las publicidades, ¿qué hacen? ¿Qué drama les ocurre?

Bueno, un montón de cosas terribles: toman cerveza, se compran coches, hacen trabajos interesantes, pueden tener mujeres jóvenes y hermosas hasta pasados sus 80 años, compran celulares, viajan, puede que alguna vez les duela la cabeza de tanto trabajar, pero enseguida viene su esposa para atenderlos alcanzándoles una aspirina...

Los nenes que vean esos comerciales crecerán con la idea de que les espera una larga vida apasionante, viril, sana y poderosa.

Las nenas, con la idea de que les espera una larga vida problemática con mugre por doquier, dolores de todo tipo y color, incontinencia, canas, grasa, pañales que desbordan, inodoros a los que la caca se queda pegada (el día que se vea a un hombre de rodillas con las manos dentro de un inodoro en un comercial, habremos dado un gran paso adelante)...

Como me lo señaló muy justamente una lectora en un comentario de otra entrada, ¿cómo una niña puede tener ganas de convertirse en mujer viendo en las publicidades lo que le espera?

Después hablan de envidia del falo. ¡Y con razón! ¿Qué persona en su sano juicio puede desear eso que nos presentan en los comerciales, las revistas, la televisión?

Agradezco infinitamente a mi madre el haberme dado una educación feminista (¡¡y sin tele!!) en la que vislumbré que mi futuro no necesariamente tenía que pasar por ser la mucama de mi marido y de mis hijos, sino que podía pasar por comprarme coches (aunque mi madre también es ecologista, ¡con lo cual tampoco me alentó demasiado a tener un coche! :-)), viajar, tomar cerveza (bueno, ¡nunca me alentó a tomar alcohol tampoco!) y tener poder si así lo deseaba.

Resultado: sigo sin tener televisión, sin ser la mucama de mi compañero, sin tener coche y sin tomar cerveza, y tengo un trabajo que me apasiona, me la paso viajando, no gasto fortunas en tintura para el pelo ni en tratamientos contra la celulitis, y estoy muy feliz de ser una adulta feliz.

Así que padres y madres, ¡ALEJEN A SUS HIJXS DEL TELEVISOR! Y denles una educación igualitaria.



Como verán, esa mujer que siempre necesita la ayuda de un hombre, no tiene en casa a un compañero/marido/novio que participe en las tareas domésticas. Ni se plantea que pueda ser él el que la "ayude" (porque claro, el trabajo de limpiar le corresponde a ella, él a lo sumo la podría "ayudar"). Y ¿vieron el estado de la casa? Qué mugrientas estas mujeres... Menos mal que está Mr. Músculo. Ahora sí puede entrar su compañero/marido/novio a rascarse las pelotas y mirar tele tomando cerveza.
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viernes, 30 de octubre de 2009

¿Y? ¿Ya tenés novia?

Indefectiblemente, a los niños se les pregunta si tienen novia, y a las niñas si tienen novio. No importa que tengan tres, cuatro, cinco años, ya se les atribuye atracciones hacia el sexo opuesto.

Siempre hacia el sexo opuesto. Claro.

Enfureciendo a mucha gente, cuando escucho este tipo de pregunta idiota(*), agrego: "¿O novio?" si se trata de un nene, "¿o novia?" si se trata de una nena.

Miradas escandalizadas de los padres, a punto de saltarme a la yugular, con aires de estar machucando entre sus dientes: "Delante del nene no, pero después te voy a reventar".

Claro, porque según ellos, la homosexualidad se adquiere en la infancia, por influencias, educación (perdón: mala educación), y yo qué sé otra cosa más . Es más, la gente que no sabe un sorete acerca de la homosexualidad habla de "elección". Como si los homosexuales eligieran serlo.

Gente, lamento decepcionarles, pero los homosexuales no eligen serlo. No más que los heterosexuales eligen ser atraídos por el sexo opuesto.

Uno o una no elige ser homosexual: lo es, y punto. No sé si es un tema de hormonas, de genes o de pindonga ni me interesa. Yo creo que homosexual se nace y listo.

Lo que sí es largo es el descubrimiento de que uno o una es homosexual. Desde que nacemos nos ponen el chip heterosexual. Por default, somos heterosexuales. A los niños se les pregunta si tienen novia, y a las niñas, si tienen novio. Toda la vida, desde que nacemos, recibimos mensajes que nos ponen en el casillero "heterosexual". El cine, las publicidades, la escuela, las revistas, los libros, en todos lados, los niños y las niñas reciben conminaciones a ser heterosexuales. Se dice a un varón que "no sea maricón", significándole que ser gay es algo negativo.

¿Cómo pretender que un infante se dé cuenta enseguida de si es homosexual? Es casi imposible que lo pueda hacer antes de la adolescencia o incluso la edad adulta, porque uno mismo se cree, por default, heterosexual. Ser homosexual es lo anormal, lo fallado. Primero se piensa en la heterosexualidad. Luego, si algo "anda mal", bueno, a ver, pensemos, ¿ese chico será gay, que no nos trae a ninguna noviecita? ¿Esa chica será trolita, que nunca se pinta y prefiere el pelo corto?

Por lo general, cuando hago la pregunta fatídica "¿o novio?" a un varón y "¿o novia?" a una chica, sus padres, ya con baba espumosa en la boca de lo rabiosos que están, me escupen: "¿Qué? ¿Vos querés hacerlo gay?".

O sea. Porque yo, una vez, le pregunto acerca de alguna atracción por alguien del mismo sexo, ¿voy a tener una influencia tal que voy a modificar su orientación sexual, cuando este mismo chico recibe millones y millones de mensajes por día que lo conminan a ser heterosexual?

Vaaaaamos, padres y madres, no sean ridículos, tanta influencia no tengo en los chicos...

Aparte creo una cosa: si homosexual se nace, creo que al contrario, escuchar esa pregunta puede ser beneficioso para el chico o la chica. Por una vez, alguien va a significarle: "Es absolutamente normal que sientas atracción por alguien del mismo sexo". Si ese chico o esa chica es homosexual, ¿se imaginan el alivio que va a sentir, aunque sea inconscientemente, por una vez? Quizás mi pregunta quede en algún rinconcito de su cerebro, y le retumbe cuando se sienta anormal o rechazado... Digo, si tanto influencia tengo, que sea positiva, ¿no?

Así que seguiré agregando mi preguntita pérfida cada vez. Los padres me odiarán, pero si ese chico o esa chica es gay, en algún lugar de su mente me lo estará agradeciendo.


(*) ¿Es razonable preguntar a un niño o una niña de cuatro o cinco años si tiene novio o novia? ¿Es razonable sexualizarlos desde tan chicos? ¿No tendrán tiempo suficiente para esas cosas? ¿Desde tan chicos hay que enchufarles el tema de la seducción? ¿No les pueden dejar vivir su infancia en paz, que ya tendrán tiempo para esas cosas? .

jueves, 6 de agosto de 2009

Mirar debajo de las faldas de las chicas...

Un niño de cuatro, cinco, seis años, levanta la pollera de una niña para satisfacer su curiosidad.

¿Cuántas veces hemos presenciado este tipo de escena? ¿Y cuántos de nosotras o nosotros la hemos vivido?

Por lo general, los padres del niño se emocionan ante la precocidad o el atrevimiento de su progenitura.

A mí siempre me espantó la reacción complaciente de esos padres. En lugar de explicar al niño que lo que hizo está mal, se le premia con una sonrisa o una risa, que significan: "Lo que hiciste es divertido, es tierno, a los adultos nos causa gracia, seguí así".

¿Qué es lo que hizo ese niño? Sí, a esa edad, quiso simplemente satisfacer una legítima curiosidad de niño que empieza a preguntarse acerca de la diferencia biológica entre los sexos. No digo que sea un perverso o un delincuente. Pero, sin saberlo, lo hizo avasallando la intimidad de una niña. Y ahí es imprescindible que intervenga un adulto para explicarle que eso está mal, que no se pueden hacer esas cosas y que no se tiene que repetir en el futuro.

No critico el gesto del niño, que, a esa temprana edad, no lo hace pensando a mal. Critico la ausencia de reacción de los padres, que tendrían que aprovechar esta ocasión para explicar a su hijo que hay que respetar la intimidad de las personas, de todas las personas. Y también los padres de la niña tendrían que explicar a su hija que lo que hizo el varón está mal, que ella, si le molesta, tiene derecho a quejarse y defenderse cuando ocurren cosas así.

Claro que cuando una niña va a quejarse de que un varón le levantó la pollera, la reacción de los padres no tendría que ser: "Pero bueeeeno, no es graaaave, lo hizo sin pensar a mal, ¿cómo te va a molestar eso?", porque eso le daría la idea de que lo que pasó no es un abuso, que se tiene que someter a los atropellos de los varones a su intimidad sin chistar y que, en todo caso, no puede esperar ayuda de los adultos en casos como éste, cuando es muy importante explicar desde muy chiquita a una niña (y a un niño) que tiene derecho a la intimidad. Eso ayudaría mucho a luchar contra la pedofilia, si los niños y las niñas víctimas de abusos sexuales supieran desde chiquitos que nadie tiene derecho a avasallar su integridad sexual (por más que sea "solamente" una ojeada debajo de sus prendas) y sintieran que están en su derecho de denunciar las agresiones.

Tengo recuerdos muy vívidos de la bronca, la impotencia, la vergüenza, la humillación que sentía, de niña, cuando un niño me levantaba las polleras, cuando tenía 6 o 7 años y el uniforme escolar era, para las niñas, un vestido (otro motivo de discriminación: no se tiene la misma libertad de correr, trepar, jugar, con una pollera o un vestido que con un pantalón, cuando siempre se tiene miedo a que se levante, se vea la bombacha, etc.). A partir del momento en que cambié de colegio y se pudo elegir la ropa, recuerdo perfectamente haber preferido llevar pantalones para tener la libertad de movimiento que tienen los varones y para no correr el riesgo de que algún varón fuera a mirar debajo de mi falda.

Entonces, al sonreírnos ante un niño que levanta la pollera de una niña, al no explicarle que lo que hizo está mal, estamos enviándole como mensaje que tiene derecho a violar la intimidad de una chica, a no respetar su integridad física, a cometer acciones sobre una chica sin pedirle permiso. Si ningún adulto, en algún momento, interviene para hacer entender a ese niño que lo que hizo está mal y no lo tiene que repetir, ese niño crecerá con la impunidad de saber que los avasallamientos de la intimidad de las mujeres no está castigado, no está prohibido, es más, divierte a los adultos. Y las niñas crecerán con la idea de que su cuerpo es un objeto del que cualquiera puede disponer sin pedirle permiso.

No estoy diciendo que ese niño terminará siendo un violador, ni mucho menos.

Pero son esos minúsculos pero múltiples detalles que, acumulados, meten en la cabeza de los niños y las niñas que los varones tienen derechos sobre las mujeres. Esos minúsculos y múltiples detalles que no me canso de denunciar en este blog, que participan en la construcción de una mentalidad sexista, y por los que, sin embargo, me dicen constantemente que exagero y no debería calentarme.

No me canso de repetir que el sexismo es un sistema, y dentro de ese sistema, cada detalle cuenta, se trata de un engranaje en que cada pieza está íntimamente vinculada a la otra, y en que cada pieza hace que el sistema funcione.

Empezar a nombrar esas piezas, a reconocerlas, a designarlas y a sacarlas del sistema, permitirá, espero, modificar todo el sistema.

Volviendo a nuestros niños, ni hablar cuando se trata de niños más grandes o de adolescentes que juegan a levantar las polleras de las chicas: ya no lo hacen para satisfacer una legítima curiosidad de niño pequeño que va en búsqueda de explicaciones, sino para molestar deliberadamente a las chicas. A esos chicos que hacen eso a los 10, 11, 12 años, probablemente nadie les haya explicado, siendo muy niños, que se trata de una agresión.

A esos niños, con muchísima más razón, hay que dejar bien claro que lo que hicieron está mal, en lugar de mirarlos con ternura y decir: "Ay, esos chicos, qué precocidad..."

No veo qué tiene de tierno ser precoz en las agresiones.
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martes, 22 de julio de 2008

No Kid 3

"Las madres ausentes" es el título de una nota que salió en la última edición (nº 1647) de la revista Noticias. El copete de la nota es el siguiente:
"¿Por qué las mujeres quieren tener hijos si su profesión les impide dedicarse a ellos? La discusión está instalada en Europa. En la Argentina, el empleo femenino sube y la dificultad para ocuparse de los chicos, también".
Sigue una nota bastante larga que explica que:
  • Una "atractiva rubia" alemana escribió un libro en el que propugna el regreso de las profesionales al hogar para cuidar a sus hijos (nótese el detalle sobre el aspecto físico de la autora).
  • Una autora francesa, Corinne Maier, dice exactamente el contrario, en su libro No Kid.
  • En Argentina no existen estructuras suficientes para el cuidado de los hijos si las madres quieren trabajar: hay pocos "jardines maternales" (nótese el "maternal").
  • Es imposible ser a la vez buenas profesionales y buenas madres.
Y un montón de otras cosas muy interesantes sobre cómo combinar vida familiar y vida profesional.

¿Los grandes ausentes? Y sí, estaba cantado: los padres. La palabra "varones" aparece dos (2) veces en todo el texto:
"En todo caso, debería proponerse no que las mujeres vuelvan al nido sino "un gran plan de internación doméstica de los varones"."

"Pero las instituciones siguen pensadas para varones hegemónicos: aún se piensa en la maternidad como un trabajo de consagración exclusiva, al igual que un empleo, al que también hay que dedicarse al 100%."
Estas dos frases están muy bien, pero en un artículo tan extenso, ¿son suficientes? Adivinen cuántas veces aparece la palabra "padre"... Cero. Cero veces se menciona a los padres. Las madres son las que tienen problemas para combinar vida familiar y vida profesional. Los jardines son "maternales", como si reemplazaran sólo a la madre (nos queda clarísimo que l@s niñ@s no necesitan a sus padres, meros proveedores de dinero). Las madres son las que se tienen que sentir culpables o no de abandonar a sus hijos en guarderías. Ellas son las que deben hacer gala de "creatividad" a la hora de compartir su tiempo entre su trabajo y sus hijos. Son las madres las que recurren a las guarderías, no los padres (la nota no lo dice, pero muchas veces se explica que el sueldo de la mujer sirve para pagar el jardín... ¿Y por qué el sueldo de la mujer y no el del hombre?). Etc. etc.

No hay caso: hay días que me gustaría ser un hombre machista. Nadie te viene a joder, si querés tener hijos los tenés, y sino nadie te va a tildar de egoísta. Y si los tenés, no te preocupa en lo más mínimo lo que pase con ellos, total está la Madre (con una M mayúscula, claro, la ponemos en un pedestal como en los tangos, con la Madre no se jode, la Madre es sagrada, si y sólo si se queda en casa cuidando a los niños, claro), una Madre naturalmente dotada para esas cosas, para cuidarlos y trabajar menos y adaptar sus horarios.

Y nadie te dice en un libro: si querés ser un buen padre, dejá de trabajar y quedate en casa cuidándolos.
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