En Facebook apareció un grupo, creado por mujeres, para pedir que
Ezequiel Lavezzi, delantero del seleccionado argentino y del Paris-Saint-Germain, juegue sin
camiseta.
En 24 horas, el grupo sumó 165.000 babosas (y me imagino que
babosos también, pero allí las mujeres son mayoría). En tres días, sumaba más de 300.000.
En el grupo, "piropos" como: "Pochooo por vos hasta lavaría a mano en esta tabla de lavar!!!" ilustrando este tipo de foto:
Nada muy distinto a lo que hacen, constantemente,muchísimos varones, cuando se la pasan objetivando y cosificando a las mujeres, y ni hablemos de los medios masivos de comunicación como La Nación, que en su sección de fotos de deportes siempre termina con la imagen de una mujer prácticamente desnuda librada a los comentarios machistas o que, en este Mundial, implementó una serie de fotos de "lAs fanáticAs" de los distintos seleccionados, evidentemente siempre chicas bien lindas, flacas, jóvenes y sexys.
En los comentarios, frases como: "qué lindas las
francesas", "la ecuatoriana de la 17 la mejor", o "Honduras (foto 22)
minita ideal para pasarte un fin de semana a puro g*arche y olvidarte de
todo".
Aclaro que estoy en contra de cualquier cosificación de las personas, sean del género que sean, y no estoy a favor de nivelar hacia abajo.
¡Pero cuánta hipocresía en los varones
que se escandalizan ahora porque algunas mujeres miran más los
abdominales y pectorales de los jugadores que sus performances deportivas! ¡Cuánto cinismo en todos los que señalan el doble discurso de las mujeres, tipo: "¿No era que estaba mal cosificar a las mujeres? ¿Por qué hacen lo mismo ustedes ahora?"
De repente, la cosificación les parece espantosa, eso de que se presente a alguien como un objeto sexual no les cabe ni medio minuto y retoman sin ningún miedo la contradicción el discurso del feminismo criticando la objetivización de las personas. Y circulan dibujos de este estilo:
Ojo, tienen razón, la cosificación es degradante sea cual sea el género.
Pero pregunto: ¿cuántos de ellos, cuando sus amigos, familiares, colegas, cosificaban a mujeres, les dijeron lo mismo y les explicaron, como ahora explican a las mujeres Lavezzi-maniáticas, que cosificar es degradante? ¿Cuántos, ante los comentarios de machos
babosos, elevaron su voz para hacerles entender que sus comentarios
ofenden y son sexistas? ¿Cuántos dejan comentarios en La Nación criticando la cosificación que hacen diariamente de las mujeres en un medio de difusión masiva?
¿Cuántos firmaron la petición contra la cosificación de las mujeres en los medios de comunicación?
¿Cuántos firmaron la petición contra la cosificación de las mujeres en los medios de comunicación?
Cada vez que he dejado comentarios en La Nación, me han contestado que subrayar el físico de una bella mujer, al contrario, la enaltece...
Qué raro que la voz masculina criticando la cosificación de las personas llegue únicamente cuando se cosifica a un varón, ¿no?
Nosotras tenemos que soportar diariamente que nos
bombardeen con imágenes de mujeres sexys, flacas, con cuerpos
fotoshopeados, con una estética imposible de alcanzar, y encima que los
varones hagan comentarios de todo tipo sobre esos cuerpos ofrecidos a
la vista como bellos objetos. Y tenemos que soportar que, cuando tenemos la osadía de recalcar que la cosificación degrada, nos tilden de histéricas, celosas, puritanas, amargas o faltas de humor.
Nunca en mi vida escuché a ningún varón (fuera de los varones abiertamente feministas y militantes) criticar a sus congéneres por sus comentarios cosificadores.
Y ahora resulta que los varones siempre (pero siempre, ¿eh?) han estado en contra de la cosificación de las personas.
Aparte, el hecho de que las mujeres, en este Mundial, retomen el discurso cosificador puede ser visto como un acto de rebeldía, de querer tomar el lugar de los dominantes, de sublevarse contra el lugar de mesura, modestia y moderación que se nos ha impuesto históricamente, en que tenemos que ver a los varones somo sujetos y no como objetos, y en que nunca debemos expresar nuestra libido ni nuestro deseo sexual.
De repente, salen mujeres en celo a gritar: "Pocho, te doy hasta que se sequen las cataratas del Iguazú" o "te doy hasta que Brasil me diga qué se siente".
¿Entonces? ¿Qué se siente estar del otro lado y ser
puestos ustedes como objetos sexuales? ¿Qué se siente que ya no miren los dotes de alguien (en este caso deportivos) y lo reduzcan a ser un pedazo de carne tirado a la jauría hambrienta?
¿Vieron que de repente no les parece
tan divertido ni tan inocente? ¿Vieron que de repente, se acomplejan un
poco de esa pancita que hasta ahora les parecía "sexy" en un
hombre? ¿Cuántas veces, ante mi indignación por ver cuerpos femeninos
semidesnudos en carteles callejeros, revistas, televisión, me han dicho:
"Lo que pasa es que estás celosa por no tener ese cuerpo"?
¡Cuánto cinismo! Precisamente por esa imagen
completamente artificial de las mujeres, más del 90% de nosotras no se
siente conforme con su cuerpo, está acomplejada, y ni que hablar de los
niveles de anorexia y bulimia para alcanzar lo inalcanzable. Y encima,
te lo refriegan en la cara: "Es que vos no tenés ese cuerpo, por eso
reaccionás así." Y sí, pedazo de imbécil, ése es precisamente el
problema.
Ojalá todos los que hayan dicho eso alguna vez caigan
ahora en la anorexia o, al contrario, en la vigorexia (complejo de verse
demasiado poco musculoso), se agoten en el gimnasio tratando de tener el cuerpo perfecto, y entiendan lo que las mujeres hemos sufrido,
y seguimos sufriendo, desde siempre.
PD: Al terminar de escribir esta entrada, leo esta nota de Julia de Titto que dice lo mismo, pero mucho mejor escrito:
"sosteniendo el mismo nivel de crítica hay que mencionar la actitud masculina indignada por el fenómeno. Quien cosifique al cosificador ¿qué clase de cosificador será? A cada comentario femenino hubo una respuesta de algún varón señalando con el dedo. “No cosificarás”, dictaban como mandamiento en las redes sociales mientras, en la mayoría de los casos, cuestionaban la forma de disfrutar el fútbol de todas las mujeres generalizando esa individualidad.Leer el resto de esta excelente nota aquí.
La hipocresía de miles de varones heterosexuales ayer, usando por lo general un discurso “políticamente correcto”, al cuestionar a las mujeres y varones no heterosexuales que se baboseaban con Lavezzi, es solo confirmable con la realidad misma. ¿Cuántos varones hétero hacen comentarios sobre el cuerpo de alguna mujer –lo que es muchísimo más habitual que este Lavezzi affaire- y no aparecen sus amigos a decirles que eso está mal, que la está ubicando en un lugar horrible y que todas las personas somos muchísimo más que un pedazo de carne sexuado? ¿Dónde están los varones críticos de los estereotipos y la cosificación cuando no hay Mundial de Fútbol?"