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martes, 9 de agosto de 2016

Velo tapador y bikini mostrador, dos símbolos distintos para una misma opresión

Foto Lucy Nicholson/Reuters
Ya todxs habrán visto circular esta foto de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Y muchxs se habrán indignado por el atuendo de la mujer musulmana, tapada de pies a cabeza y probablemente trabada en sus movimientos. Otrxs habrán pensado: qué lindo símbolo de tolerancia, compitiendo juntas a pesar de sus diferencias.

Yo creo que no es tanto lo que las diferencia sino lo que las une lo que hace que esa foto sea tan fuerte y tan simbólica. }

Y lo que las une es, simplemente, el patriarcado.

Pregunta: ¿es el velo musulmán el símbolo de la opresión patriarcal y machista

Sí, por supuesto.

Sea por elección o por obligación, las mujeres que llevan el velo lo hacen porque el cuerpo femenino es considerado impúdico, provocativo. Las mujeres deben taparse para no atraer las miradas lascivas (siempre lascivas, por supuesto) de los varones. El hecho mismo de que se exija una cosa a las mujeres y no a los varones lo hace sexista. Y en este caso, hasta misógino, con ese odio al cuerpo femenino, fuente de pecado (los varones nunca son fuente de pecado). El origen mismo del velo musulmán reside en el patriarcado.

Pero simbólicamente, ¿qué es más machista? ¿El velo que tapa a las mujeres como en el caso de la jugadora egipcia? ¿O las minifaldas y escotes que las exhiben como lindos objetos sexuales a disposición de los varones o, en el caso de esta foto, la bikini diminuta que lleva la jugadora alemana?

Como expliqué en otra entrada, hasta 2012, las jugadoras de voleibol de playa tenían la obligación de jugar con minúsculos bikinis, cuando no existía semejante obligación para los varones. Si a partir de los Juegos Olímpicos de 2012 se permitió que las mujeres jugaran más tapadas, no fue para una mayor igualdad entre varones y mujeres, sino únicamente por presión de los países musulmanes, para que las mujeres de esos países pudieran participar con velo.

O sea, nuestras sociedades occidentales, que tantas lecciones saben dar, también imponen sobre el cuerpo de las mujeres presiones, dictados, directamente surgidos del machismo y el patriarcado. Ya no para taparlas, sino para exhibirlas como objetos. Que a fin de cuentas viene a ser lo mismo, surgido del mismo mecanismo.

La crítica de la incomodidad de las prendas "típicamente" femeninas ha sido una constante en mi blog: los tacones agujas deforman la columna, dañan las rodillas, provocan lesiones y caídas, las minifaldas impiden el movimiento libre, muchos productos para tapar las canas son tóxicos (las mujeres que no se tiñen las canas son "dejadas", pero es "sexy" en los varones), y un sinfin de consecuencias nefastas para el cuerpo de las imposiciones patriarcales.

¿Y qué decir de las dietas inhumanas a las que debemos someternos para ser flacas antes del verano y perder 10 kilos en un mes, verdadera tortura que la escritora Leonora Miano tacha de "burka mental de las mujeres occidentales"?

¿Entonces qué? ¿Cuál es la mejor manera para una mujer de vestirse para ser "feministamente correcta?

Otra vez, la respuesta es: a pesar de que siempre se puede (y es recomendable) hacer un análisis del origen patriarcal de vestimentas y comportamientos y criticar los mecanismos sociales y culturales que llevan a que algunas mujeres vistan velo islámico y otras tacones y minifaldas, a la hora de hablar de las elecciones individuales, dejen elegir a las mujeres y dejen en paz a lxs individuxs.

Tanto el velo como el maquillaje o las minifaldas son imposiciones sociales (a veces, en el caso del velo en algunos países, por la fuerza), y cada mujer hace lo que puede para cuajar dentro de los mandatos impuestos.

Algunas tendrán la fuerza de resistir: las que se nieguen a llevar velo serán tachadas de putas o, en algunos países, castigadas con dureza, hasta asesinadas. En Occidente, las que se nieguen a disfrazarse con los atuendos reservados a las mujeres (tacones altos, minifaldas, maquillaje...) no recibirán castigos físicos, pero serán burladas, tachadas de mamarrachos, aisladas socialmente.

Es perfectamente razonable interrogarse sobre el carácter obligatorio del velo: en efecto, la mayoría de las mujeres occidentales adoptan a veces los códigos de seducción machistas, pero lo alternan con atuendos más cómodos y "neutros". En muchos países musulmanes, en cambio, las mujeres están obligadas a llevar el velo todos los días, cada vez que están en el espacio público.

Y ninguna mujer murió nunca por no llevar una minifalda. En cambio muchísimas mujeres han muerto por no llevar el velo.

Algunas feministas, como la escritoria de origen azerbaiyano Chahdortt Djavann, critican a aquellas que llevan el velo en países occidentales, y las tildan de "traidoras ante sus hermanas [de los países en que su uso es obligatorio] que intentan escapar del control totalitario del 'hijab' poniendo su vida en riesgo".

Algunas comparan el velo con la estrella de David. Preguntan qué habríamos pensado si algunxs judíxs hubieran decidido llevar de manera voluntaria la estrella de David en Estados Unidos en 1942, como una moda, cuando en Europa podían morir si no lo hacían, así como algunas mujeres llevan el velo de manera voluntaria en países occidentales, olvidándose de que en algunos países, intentan en vano liberarse de esa obligación.

Pero también algunas chicas en Europa deciden llevar el velo porque creen evitar, así, ser tildadas de putas, ser acosadas en la calle, ser silbadas como perros. El velo viene a ser una protección. Otras, muy jóvenes, lo hacen como un desafío identitario, en países muy racistas que llevan a la exacerbación de los sentimientos de pertenencia. Una adolescente reivindicará, con el velo, su "identidad" musulmana, en sociedades como Francia o Reino Unido donde son vistas como "extranjeras" por más que hayan nacido y vivido toda su vida en Francia o Reino Unido, y donde se les niega la identidad francesa o británica.

Pero como lo expliqué en una entrada sobre depilación, una cosa es la lucha política, por ejemplo cuando se critica el modelo de la mujer ama de casa que deja el poder económico, politico, público en mano de los varones.

Pero otra cosa, que no se puede juzgar nunca, son las decisiones individuales. Lxs individuxs a veces toman decisiones para su vida, por más que adopten simbologías machistas o clasistas, para poder encontrar su lugar en la sociedad. Cada cual hace lo que puede con sus herramientas, su posibilidad de rebeldía, su capacidad para resistir al ostracismo y a la discriminación si no cumplen con los mandatos.

En una nota titulada "¿Por qué la cuestión del velo divide a las feministas?", la militante antiracista francesa Rokhaya Diallo lo explica así:  
"El símbolo de la emancipación de las mujeres es la elección. El único criterio que debe permitirnos medirla, es la facultad que tiene cada mujer para taparse o desvestirse sin que eso las prive de las herramientas de su emancipación (educación, trabajo, bienes...)".

En la misma nota, la militante feminista Carolina de Haas compara a una mujer que elige llevar el velo con una mujer que elige ser ama de casa:
"Podemos pensar que reproduce un esquema, mecanismos sociales que ubican a la mujer en una situación de inferioridad. ¿Acaso esto significa que es pertinente señalarlas y explicar que 'esas mujeres' no entendieron nada a la emancipación? No. Hay que respetar al individuo y sus elecciones, aunque estemos en desacuerdo, al mismo tiempo que sí tenemos que cuestionar los mecanismos políticos, sociales y religiosos que llevan a esas elecciones".

- "Todo cubierto excepto los ojos.
¡Cuánta crueldad en esa cultura dominada por los varones!"
- "Nada cubierto excepto los ojos.
¡Cuánta crueldad en esa cultura dominada por los varones!"
Edit del 10/08: tras algunos comentarios en Facebook, quiero precisar algo: las únicas en poder hablar realmente sobre el velo islámico son las mujeres musulmanas. Las que no vivimos en una sociedad musulmana difícilmente podamos opinar acerca de qué es el velo y por qué se lleva. Algunas feministas islámicas sostienen que es una manera de empoderarse: permiten a las mujeres hacer cosas que no podrían hacer de otra manera, como ir a la playa, estudiar, trabajar, independizarse. Entonces lo reivindican más como una libertad que como una opresión.
Yo sostengo que a partir del momento en que una mujer tiene que vestir de tal o cual manera para sentirse libre, significa que hay un problema de opresión patriarcal. Una mujer no debería estar obligada a adoptar códigos de vestimenta para poder sentirse libre. Por eso digo que el velo es un símbolo de esa opresión.

domingo, 29 de junio de 2014

Sobre la cosificación...

Continuando sobre el tema de la entrada anterior y la "cosificación" del delantero Ezequiel Lavezzi, he leído algunos textos que me han hecho reflexionar sobre el concepto mismo de cosificación.

Sé que en mi entrada anterior he puesto en paralelo la cosificación de las mujeres con la de los varones, diciendo que estaba mal sea cual sea el género.

Pero la situación no es completamente equiparable. La cosificación no es, fuera de todo otro contexto, que un puñado de mujeres expresen su calentura al ver un tipo con un buen lomo. 

La cosificación de las mujeres es algo mucho más complejo: se da porque existe un contexto que hace de toda mujer que se adecúe en mayor o menor medida a los cánones establecidos un objeto sexual a disposición de la mirada masculina. Además, muchas veces se muestra solamente pedazos del cuerpo de las mujeres: su culo, sus tetas. Se les borra el rostro. Se vuelven, literalmente, trozos de carne.

Y eso tiene muchas más implicancias que una simple página de Facebook sobre Lavezzi que, por más que retome el vocabulario y el tono de los varones cosificadores, es como una isla en un océano de cosificación de las mujeres.

Es decir, esta página no tendrá absolutamente ninguna consecuencia, porque seguimos viviendo en una sociedad de dominación patriarcal, en que todas las instancias aceptan que se cosifique a las mujeres incluso a nivel institucional, pero no a los varones. 

Esas mujeres que se pajean delante de imágenes de Lavezzi siguen siendo vistas como una rareza, una anécdota divertida. Si hace tanto ruido esta página de Facebook (como deben existir miles y miles sobre sex simbol femeninos de las que desconocemos la existencia), es porque no se considera como algo normal que las mujeres expresen de manera tan gráfica que se mojan toda miranda la foto de un varón

Esto no es el nacimiento de una nueva norma que objetivice también a los varones. En cuanto termine el Mundial, se volverá a lo de siempre: las mujeres calladitas, y los varones desparramando sus calenturas por la web y el mundo sin que se le mueva un pelo a nadie (salvo a las siempre tan molestas feministas).

No habrá ninguna otra consecuencia que el recuerdo de una anécdota singular. Para ser concreta, la FIFA no va a atender el pedido de esas 300.000 babosas y no va a obligar a los jugadores a desempeñarse en la cancha en cuero para satisfacer la mirada femenina heterosexual.

En cambio, las mujeres deportistas sí tienen y tendrán que seguir satisfaciendo la mirada masculina heterosexual. Esto es algo aceptado, promovido y incluso impuesto por las autoridades deportivas. Y solamente hablo aquí del mundo del deporte, pero podría extenderme al resto de la sociedad.


Hasta el 2012, por ejemplo, las jugadoras de voleibol de playa tenían la obligación de jugar con diminutos bikinis: no podían tener más de 7 cm de ancho en la cadera. ¿Comodidad? No, por supuesto. Entre un bikini que te entra en la raya del culo y un short, el short es mucho más cómodo. De hecho los varones juegan con bermudas con los que no se sienten un pedazo de carne.


Pero claro, había que satisfacer al público masculino heterosexual y mostrar la mayor cantidad de carne femenina para que sea un deporte atractivo. Y de hecho, las fotos que se publican de los partidos no dejan ninguna duda al respecto: lo que interesa aquí son los culos, no la performance deportiva:


Y si la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) permitió a las mujeres usar shorts y tops en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, no fue por una cuestión de igualdad, sino, muy por el contrario, ante la presión de los países musulmanes...

Lo mismo con el tenis: las mujeres están obligadas, todavía hoy, a jugar con diminutas polleritas sexys. Y en 2011, la Federación Mundial de Badminton (BWF) anunció que obligaría a las jugadoras a llevar falda en los torneos para "asegurar una atractiva presentación" de este deporte. 

¿Tiene que ver eso con una necesidad del deporte en sí? No, claramente: esas obligaciones solamente se aplican a las mujeres. Si fuera por comodidad, las faldas también se deberían imponer a los varones. De nuevo, es pura y exclusivamente para satisfacer al público masculino heterosexual.

Entonces, el día que la FIFA decida que los jugadores de fútbol tienen la obligación de jugar sin camiseta, como lo propone el grupo de Facebook baboso-lavezziano, para satisfacer al público femenino heterosexual, y el día que los varones sean puestos como objetos de decoración con sus pectorales al aire en cuanto programa de televisión haya, el día que sean vistos, en todas las instancias de la sociedad, como trozos de carne apetitosos, sí estaremos empezando a entrar en una situación en que se pueda equiparar la cosificación de los varones con la que históricamente hemos vivido las mujeres.

sábado, 28 de junio de 2014

Pocho, te doy hasta...

En Facebook apareció un grupo, creado por mujeres, para pedir que Ezequiel Lavezzi, delantero del seleccionado argentino y del Paris-Saint-Germain, juegue sin camiseta. 

En 24 horas, el grupo sumó 165.000 babosas (y me imagino que babosos también, pero allí las mujeres son mayoría). En tres días, sumaba más de 300.000.


En el grupo, "piropos" como: "Pochooo por vos hasta lavaría a mano en esta tabla de lavar!!!" ilustrando este tipo de foto:


Nada muy distinto a lo que hacen, constantemente,muchísimos varones, cuando se la pasan objetivando y cosificando a las mujeres, y ni hablemos de los medios masivos de comunicación como La Nación, que en su sección de fotos de deportes siempre termina con la imagen de una mujer prácticamente desnuda librada a los comentarios machistas o que, en este Mundial, implementó una serie de fotos de "lAs fanáticAs" de los distintos seleccionados, evidentemente siempre chicas bien lindas, flacas, jóvenes y sexys.

En los comentarios, frases como: "qué lindas las francesas", "la ecuatoriana de la 17 la mejor", o "Honduras (foto 22) minita ideal para pasarte un fin de semana a puro g*arche y olvidarte de todo".

Aclaro que estoy en contra de cualquier cosificación de las personas, sean del género que sean, y no estoy a favor de nivelar hacia abajo.

¡Pero cuánta hipocresía en los varones que se escandalizan ahora porque algunas mujeres miran más los abdominales y pectorales de los jugadores que sus performances deportivas! ¡Cuánto cinismo en todos los que señalan el doble discurso de las mujeres, tipo: "¿No era que estaba mal cosificar a las mujeres? ¿Por qué hacen lo mismo ustedes ahora?"

De repente, la cosificación les parece espantosa, eso de que se presente a alguien como un objeto sexual no les cabe ni medio minuto y retoman sin ningún miedo la contradicción el discurso del feminismo criticando la objetivización de las personas. Y circulan dibujos de este estilo:


Ojo, tienen razón, la cosificación es degradante sea cual sea el género. 

Pero pregunto: ¿cuántos de ellos, cuando sus amigos, familiares, colegas, cosificaban a mujeres, les dijeron lo mismo y les explicaron, como ahora explican a las mujeres Lavezzi-maniáticas, que cosificar es degradante? ¿Cuántos, ante los comentarios de machos babosos, elevaron su voz para hacerles entender que sus comentarios ofenden y son sexistas? ¿Cuántos dejan comentarios en La Nación criticando la cosificación que hacen diariamente de las mujeres en un medio de difusión masiva?

¿Cuántos firmaron la petición contra la cosificación de las mujeres en los medios de comunicación?

Cada vez que he dejado comentarios en La Nación, me han contestado que subrayar el físico de una bella mujer, al contrario, la enaltece...

Qué raro que la voz masculina criticando la cosificación de las personas llegue únicamente cuando se cosifica a un varón, ¿no?

Nosotras tenemos que soportar diariamente que nos bombardeen con imágenes de mujeres sexys, flacas, con cuerpos fotoshopeados, con una estética imposible de alcanzar, y encima que los varones hagan comentarios de todo tipo sobre esos cuerpos ofrecidos a la vista como bellos objetos. Y tenemos que soportar que, cuando tenemos la osadía de recalcar que la cosificación degrada, nos tilden de histéricas, celosas, puritanas, amargas o faltas de humor.

Nunca en mi vida escuché a ningún varón (fuera de los varones abiertamente feministas y militantes) criticar a sus congéneres por sus comentarios cosificadores.

Y ahora resulta que los varones siempre (pero siempre, ¿eh?) han estado en contra de la cosificación de las personas.

Aparte, el hecho de que las mujeres, en este Mundial, retomen el discurso cosificador puede ser visto como un acto de rebeldía, de querer tomar el lugar de los dominantes, de sublevarse contra el lugar de mesura, modestia y moderación que se nos ha impuesto históricamente, en que tenemos que ver a los varones somo sujetos y no como objetos, y en que nunca debemos expresar nuestra libido ni nuestro deseo sexual.

De repente, salen mujeres en celo a gritar: "Pocho, te doy hasta que se sequen las cataratas del Iguazú" o "te doy hasta que Brasil me diga qué se siente".

¿Entonces? ¿Qué se siente estar del otro lado y ser puestos ustedes como objetos sexuales? ¿Qué se siente que ya no miren los dotes de alguien (en este caso deportivos) y lo reduzcan a ser un pedazo de carne tirado a la jauría hambrienta?

¿Vieron que de repente no les parece tan divertido ni tan inocente? ¿Vieron que de repente, se acomplejan un poco de esa pancita que hasta ahora les parecía "sexy" en un hombre? ¿Cuántas veces, ante mi indignación por ver cuerpos femeninos semidesnudos en carteles callejeros, revistas, televisión, me han dicho: "Lo que pasa es que estás celosa por no tener ese cuerpo"?

¡Cuánto cinismo! Precisamente por esa imagen completamente artificial de las mujeres, más del 90% de nosotras no se siente conforme con su cuerpo, está acomplejada, y ni que hablar de los niveles de anorexia y bulimia para alcanzar lo inalcanzable. Y encima, te lo refriegan en la cara: "Es que vos no tenés ese cuerpo, por eso reaccionás así." Y sí, pedazo de imbécil, ése es precisamente el problema.

Ojalá todos los que hayan dicho eso alguna vez caigan ahora en la anorexia o, al contrario, en la vigorexia (complejo de verse demasiado poco musculoso), se agoten en el gimnasio tratando de tener el cuerpo perfecto, y entiendan lo que las mujeres hemos sufrido, y seguimos sufriendo, desde siempre.

PD: Al terminar de escribir esta entrada, leo esta nota de Julia de Titto que dice lo mismo, pero mucho mejor escrito:
"sosteniendo el mismo nivel de crítica hay que mencionar la actitud masculina indignada por el fenómeno. Quien cosifique al cosificador ¿qué clase de cosificador será? A cada comentario femenino hubo una respuesta de algún varón señalando con el dedo. “No cosificarás”, dictaban como mandamiento en las redes sociales mientras, en la mayoría de los casos, cuestionaban la forma de disfrutar el fútbol de todas las mujeres generalizando esa individualidad.
La hipocresía de miles de varones heterosexuales ayer, usando por lo general un discurso “políticamente correcto”, al cuestionar a las mujeres y varones no heterosexuales que se baboseaban con Lavezzi, es solo confirmable con la realidad misma. ¿Cuántos varones hétero hacen comentarios sobre el cuerpo de alguna mujer –lo que es muchísimo más habitual que este Lavezzi affaire- y no aparecen sus amigos a decirles que eso está mal, que la está ubicando en un lugar horrible y que todas las personas somos muchísimo más que un pedazo de carne sexuado? ¿Dónde están los varones críticos de los estereotipos y la cosificación cuando no hay Mundial de Fútbol?"
Leer el resto de esta excelente nota aquí.

lunes, 20 de febrero de 2012

Feminazis

Existe una tendencia generalizada a creer que las feministas somos mujeres violentas, que odiamos a los varones y queremos imponer una guerra entre los sexos. Algunas personas hasta nos llaman "feminazis".

Más allá de que el feminismo también está compuesto por varones, y esas acusaciones son totalmente difamatorias (expliqué en otra entrada cómo la guerra entre los sexos es precisamente el efecto de una sociedad sexista que el feminismo pretende combatir), es llamativo que el único movimiento revolucionario que no cuenta con un solo muerto en su consciencia sea precisamente el que es equiparado con un movimiento que organizó de manera metodológica la matanza de decenas de millones de personas, como fue el nazismo.

Atentado de Omagh,
en 1998 en Irlanda del Norte,
29 muertos y 220 heridos.
¿Qué pasa con los otros movimientos revolucionarios? Casi todos, en un momento u otro, utilizaron la violencia. La revolución marxista-leninista se hizo a costas de millones de muertos. Los movimientos  de descolonización en Africa o en Asia se hicieron con luchas armadas. Los movimientos independentistas (País Vasco, Irlanda del Norte, Córcega...) tienen casi siempre brazos armados, cometen atentados y matan a personas. Centenares de personas.

¿El feminismo? Ningún movimiento propone una revolución más radical que la de abolir el sistema patriarcal y sexista, que es el que ordena toda nuestra sociedad. O sea, es uno de los movimientos más extremos en sus reivindicaciones, más absolutos.

Y sin embargo, si bien hubo algunos intentos aislados de recomendar la violencia en la lucha feminista, como fue, por ejemplo, el SCUM Manifesto de Valerie Solanas (SCUM es el acrónimo de "Society for Cutting Up Men"), ni bien se produjo un acto de violencia (Solanas disparó contra Andy Warhol, aunque no llegó a matarlo), la inmensa mayoría de las feministas se alejaron, y casi ninguna interpretó ese gesto como algo positivo y liberador.

O sea, por más radicales que sean las feministas en su ideología (de todas formas, no veo bien cómo se puede ser feminista de otra forma que radical, no se puede reclamar la igualdad "a medias", no se puede pedir "un poco de igualdad"), ninguna reivindica seriamente la violencia como método de lucha global y organizado, y ninguna ha llevado a cabo una campaña sistemática de asesinatos, atentados, matanzas u otros actos de violencia.

Lo cual lleva a decir que "el feminismo nunca ha matado a nadie, en cambio el machismo mata todos los días".

Entonces, es llamativo que uno de los únicos movimientos revolucionarios absolutamente no violentos del planeta sea precisamente el que más reputación de violento tenga y el que se equipara con el nazismo.

Y por eso es que censuro sistemáticamente los comentarios en que me tachan, a mí o a las personas feministas en general, de "feminazi".

jueves, 5 de enero de 2012

Esas mujeres superficiales...

Varias veces he escuchado a personas criticando con mucho desprecio, y hasta con asco, a las mujeres que, supuestamente, "no quieren tener hijos para no tener estrías" o "no quieren amamantar para no tener las tetas caídas".

Pongamos que existen mujeres que se niegan a tener hijxs por esa razón, y que adoptan o alquilan vientres por eso.

Siempre me llama la atención con qué ligereza criticamos, despreciamos, condenamos a las mujeres que cuidan al extremo su apariencia, cuando vivimos en un mundo en que muchísimos varones, cuando sus esposas llegan a los 50 años, luego de tener dos o tres hijxs biológicxs, con las tetas caídas, la vagina distendida por los partos, estrías y problemas urinarios o sexuales, las dejan por jóvenes de 25 frescas como una lechuga. 

Cuando vivimos en un mundo en que una mujer que tiene el pelo gris y no se tiñe es considerada "dejada", mientras que en los varones las canas son sexy. 

Cuando vivimos en un mundo que nos inflige, constantemente, imágenes de cuerpos femeninos perfectos, tetas perfectas, caras perfectas, cuerpos perfectos, photoshopeados, y que provocan que el 90% de las mujeres del mundo digan estar disconformes y acomplejadas con su propio cuerpo.

Entonces sí, algunas mujeres son superficiales y sólo se preocupan por su apariencia. A otras, como a mí, no nos importa tanto (digo "tanto" porque, como todas, me he sentido acomplejada por mis "kilitos de más", aunque esté en un peso perfectamente saludable).

Y si yo le doy más importancia al intelecto que al físico, es porque he recibido una educación en que valoraban más mi intelecto que mi físico. Hay mujeres que, desde que nacieron, solamente escucharon comentarios sobre su belleza, las alentaron a pintarse, ponerse en valor. En Estados Unidos y en otros países, hay concursos de belleza para niñas muy pequeñas, que son maquilladas, vestidas como muñequitas de porcelana (hasta son photoshopeadas al extremo, como si una niña de cinco años necesitara eso):


Esas niñas no tienen idea de que pueden ser otra cosa que una linda cara y un lindo cuerpo...

Cuando esas niñas crecen, ¿no es lógico que se asusten ante la idea de tener estrías y tetas caídas y que se les vaya lo único por lo que las valoraron toda la vida?

Pero claro, "qué asco que dan esas mujeres", ¿no?

Aparte, ¿cuántos de los tipos que escupen contra las mujeres que prefieren tener un lindo cuerpo antes que parir y amamantar se quedan con su esposa de 50 años arrugada y flácida?

Qué cómodo que es criticar eso, cuando se es varón y se sabe que nunca, nunca, nunca se vivirá las maravillas de la maternidad biológica.

¿Cuántos de esos varones están dispuestos a agarrar un saca-leche y a estimular sus glándulas mamarias para producir leche, algo que es difícil, pero biológicamente posible? ¿Cuántos estarían dispuestos a soportar que les hagan un tajo con una tijera en el perineo y la posible incontinencia urinaria subsiguiente? ¿Cuántos aceptarían cagar delante de un/a médico/a y dos o tres enfermeros/as con las piernas abiertas pujando para dar a luz?

¡Qué fácil es decir: "Daría cualquier cosa por poder vivirlo", cuando ninguno, digo bien, ninguno intentaría lo del saca-leche, por más que les aseguren que así podrían dar un poco de leche a sus hijxs, con el argumento de que "no es natural" (pero ven como un acto de amor extremo que una madre adoptiva lo haga para poder alimentar a su bebé, cosa tan poco natural como si fueran ellos que lo intentaran).

En fin, soporto cada vez menos que se critique las elecciones de las mujeres, cuando la mayoría son claramente dictadas por mandatos sociales contradictorios que las vuelven completamente esquizofrénicas*: sé linda pero no demasiado, sé inteligente pero no demasiado, trabajá pero no pretendas que tu carrera pase delante de tus hijxs, tené hijxs biológicos, parí, amamantá, pero seguí estando perfecta, no tengas estrías, no tengas tetas caídas, seguí tan sexy como antes y no desatiendas a tu marido durante el embarazo, que sino, se te va con otra, etc. etc.

Sin hablar del hecho de que, claro, emiten juicios sobre las razones de no querer hijxs, como si todas las razones de tenerlxs fueran nobles y elevadas y altruistas.

Me pudrí del doble estándar que concierne las mujeres. Y lo peor es que esas críticas a veces vienen de gente inteligente, igualitaria, culta, responsable, cívica... pero cuando se toca el tema de la maternidad, se vuelven tan obtusos como cualquier machista de barrio y son capaces de los más primitivos y definitivos juicios de valor sin tomarse un segundo para pensar en lo que puede llevar a algunas mujeres a ser tan superficiales.

*Con el perdón de la palabra, porque sé que en rigor, la esquizofrenia no es eso.

sábado, 13 de agosto de 2011

Marcha de las Putas

Ayer debía realizarse en Buenos Aires la Marcha de las Putas, pero fue suspendida por el temporal que se abatió sobre la ciudad y se pasó al viernes 19 a las 18h en el Obelisco.

¿De donde viene esa Marcha? Fue a raíz de que un policía canadiense dijo que las mujeres tenían que dejar de vestirse "como putas" si no querían ser víctimas de violaciones, insinuando que las agresiones sexuales no son la culpa de los agresores, sino de la manera en que se visten las mujeres.

Una serie de "marchas de las putas" ("slut walk") se organizaron entonces en varios países del mundo, para hacer entender que "no es no" y que las mujeres deberíamos poder estar por la calle en el atuendo que mejor nos plazca sin ser agredidas.

Es cierto, me la paso en este blog criticando la imposición patriarcal de vestimenta sobre las mujeres. Me la paso explicando que los tacos altos que obligan a caminar moviendo las caderas, o sea, de manera sensual, destrozan los pies, las rodillas y la espalda y son un impedimiento para una caminata normal. Que las minifaldas también obligan a acortar los pasos, y a contorsiones por parte de las mujeres cuando, por ejemplo, quieren levantar algo del piso. Etc. etc.

Y soy la primera en decir que las mujeres no deberían someterse a estas imposiciones y deberían elegir ropa más cómoda.

Ahora bien. También creo firmemente que, y aún más en un contexto de imposición patriarcal, ninguna mujer debería ser juzgada por su manera de vestirse. Las mujeres deberían poder estar en pelotas en la calle sin ser agredidas. No es la mujer la que debería llevar una burka afgana para ocultar sus atributos y evitar "provocar" a los trogloditas que no se pueden controlar.

Y reivindico el pleno derecho de todas las mujeres a vestirse como mejor les parezca sin ser tachadas de putas y sin ser agredidas.

Me recuerda lo que pasó hace un par de años en una universidad de Sao Paulo: una estudiante fue a la facultad vestida con un vestido rojo muy corto y considerado "provocativo" e "inmoral",  y tuvo que soportar a toda la facultad gritándole y tachándola de puta, hasta que se tuvo que refugiar en un aula ante la intensidad de las agresiones. Luego fue despedida de la universidad. Ante el escándalo desatado, las autoridades finalmente la reincorporaron.



Una cosa es que critique el hecho de que la sociedad imponga como vestimenta para la mujer las polleras cortas, como manera de hacer de las mujeres eternos objetos sexuales.

Otra, que se agreda a una mujer y se la tilde de puta porque obedece al mandato social de ser un objeto sexual.

¡Qué contradicción en el país que popularizó las tangas y en el que, durante todo el mes de febrero, las mujeres desfilan prácticamente desnudas durante el carnaval!

¡Qué mensaje contradictorio! Desnudate porque sos un objeto sexual. Pero si lo hacés, sos una puta que merece la reprobación de la sociedad.

¿En qué quedamos?

Por más que sea un mandato impuesto por la sociedad, por más que el concepto mismo de minifalda me parezca horrorosamente sexista, las mujeres deberían poder pasear en el atuendo que mejor les parezca sin que se les califique de putas. ¿O acaso los varones no pasean en short y a veces hasta se sacan la remera en plena calle? ¿Ellos no merecen la reprobación de la sociedad?

Y no, porque como siempre, lo que se exige a las mujeres, por lo general, no se exige a los varones.

sábado, 23 de abril de 2011

Hacer pis de pie, ¿sólo para varones?

"Ustedes las feministas quieren castrar a los varones, hasta consideran que mear de pie es machista, son unas paranóicas de mierda".

Esta es una de las tantas críticas infundadas, primitivas y superficiales que reciben las personas feministas. Siempre me alucina con qué ligereza muchas personas (incluso muy inteligentes o sensibilizadas a temas de derechos humanos) descartan de un plumazo los pensamientos feministas, caricaturizándolos al extremo.

¿Qué se puede decir sobre la manera de orinar?

La mayoría de la gente afirma, sin más, que es natural que los varones hagan pis de pie y las mujeres sentadas, porque así lo exige la biología.

Si bien, efectivamente, es lógico que los varones puedan hacer pis de pie (aunque nada les impide orinar sentados tampoco), eso de que las mujeres tengan que hacerlo sentadas es, una vez más, algo social, cultural, y para nada natural.

En efecto, si no tuviéramos bombachas cerradas, ¿qué nos impediría orinar de pie?

De hecho, antiguamente, en el campo y hasta el siglo XX, las mujeres llevaban bombachas abiertas a la altura de la vulva, que les permitía hacer pis de pie, sin necesidad de sacarse la ropa ni de agacharse. En Africa del Norte, las mujeres tuareg siguen orinando paradas debajo de sus amplios vestidos.

Cuando yo era chica, me divertía en la ducha haciendo pis de pie, y dirigiendo el chorro apretando a los costados de la uretra. Me decían que con eso quería hacer "como los varones". Pero yo lo único que quería hacer era divertirme con mi chorro de pis. Y podía orinar de pie sin ningún problema y sin enchastrarme toda.

De hecho, existen artefactos como el Freelax para permitir que las mujeres hagan pis de pie. Muchxs pensarán, como decían de mí cuando era chica, que lo que quieren es emular a los varones. ¿No es posible pensar que lo que queremos es buscar comodidad? Eso de tener que sacarse los pantalones y la bombacha y agacharse para orinar es muy incómodo. No hablemos de la falta de higiene en los baños públicos. Hay situaciones en las que, directamente, es muy engorroso, o incluso peligroso: montañismo, camping (frío, picaduras de insectos), situaciones de combate para las soldadas... Ni que hablar de las mujeres discapacitadas, o cuando tenemos una pierna enyesada.

Pero sobre todo, no entiendo por qué, cada vez que una mujer quiere hacer algo de manera más cómoda, la acusan de querer hacer "como los varones".

¿Acaso la comodidad está reservada a los varones?

Pues sí, parecería que sí. La moda para las mujeres siempre ha sido lo más incómoda posible: crinolinas, corsé, tacos altos, minifaldas, prendas que traban o dificultan los movimientos naturales... Los varones la tienen siempre mucho más fácil: pantalones, chaquetas, zapatos chatos y más amigables con las articulaciones o la espalda.

Pero cada vez que hablo de la posibilidad, para las mujeres, de orinar de pie, despierto reacciones a veces muy violentas y agresivas, como si esa posibilidad estuviera reservada, sí o sí, a los varones, cuando en realidad, lo único que impide a una mujer hacer pis de pie es la vestimenta, es decir, algo completamente cultural.



Interesantes algunos comentarios de este video que promociona uno de esos objetos:

"Una mujer tan guapa orinando de pie... es lo más groteco ke he visto!!!!"
"O_O que asco parece hombre"
"La mujer tiene una postura muy masculinizada para mi gusto ......!!!"
"que las mujeres son unashijas de su madre que todo quieren imitar."
"Mujeres no sean así, no quieran parecerse a los hombres que nos asustan"
...

Eso sí, los mismos varones a los que les parece "demasiado varonil" eso de orinar de pie son los que luego reprochan a las mujeres tardar demasiado cuando van al baño... Eternas contradicciones a las que estamos sometidas...

lunes, 4 de enero de 2010

Maldito pelo largo

Para esta primera entrada del año, arranco con un tema que últimamente me ulcera: las exigencias que pesan sobre las mujeres para con su apariencia.

Esta vez, el tema es: el pelo largo.

Para ser consideradas seductoras, se supone que las mujeres debemos tener pelo largo. Y brillante. Y sedoso.

Y esto se suma a la laaaarga lista de exigencias que nos hacen perder un tiempo (y un dinero) increíble, exigencias que no tienen los varones, porque las exigencias que pesan sobre ellos siempre son más cómodas.

Presionada por mi entorno, decidí dejarme crecer el pelo. Antes, lo tenía muy corto. Pero una cantidad alucinante de personas (en Argentina, porque en Europa nada que ver) me dijo: "Ay, ¿por qué no te lo dejás crecer, vos que sos joven? Cuando estés vieja no lo vas a poder tener largo, porque no da en una mujer grande, ¿viste? Tenés todo el tiempo de tenerlo corto".

Ahí me enteré de que además de toooodo lo otro, también tenemos exigencias sobre el largo del pelo según la edad, porque el pelo es considerado un arma de seducción (por eso en las tres religiones monoteístas el pelo de la mujer -nunca del hombre, claro- es considerado pecaminoso y una provocación sexual).

O sea, cuando se nos pasa la fecha de vencimiento, nada de tener pelo largo y pretender seguir seduciendo, a cortarse el pelo se ha dicho, que una mujer vieja que pretende seguir siendo sensual es muy ridícula (mientras que los tipos siguen siendo considerados seductores pasados los 70). Mi pregunta es a qué edad se considera que una mujer está fuera de carrera y tiene que cortarse el pelo... ¿Los 40? ¿Los 50?

En fin.

Cedí a las presiones y me lo dejé largo. Y el otro día, fui a la peluquería, porque claro, de vez en cuando hay que darle un retoque para que no sea cualquier cosa. En mi peluquería habitual, todos los años me llaman para mi cumpleaños para ofrecerme un baño de crema gratis. Nunca lo usé, porque nunca le vi el interés. La última vez, decidí probar.

Fui pensando que después de lavártelo, te aplicaban una crema, y chau.

Nada que ver. Te aplican una crema, te ponen una toalla alrededor de la cabeza, te ubican debajo de una especie de casco del que sale vapor, ¡y te dejan como media hora ahí! ¡Como si tuviera media hora para perder leyendo revistas de chimentos con todo el trabajo que tengo (preciso que me apasiona mi trabajo, a ver si me acusan de ser víctima del capitalismo a ultranza)! Después de 10 minutos me pudrí, porque además me empezaba a doler la cabeza, y pedí que me sacaran esta mierda y me cortaran el pelo, que a eso había ido.

Después se lo comenté a mi compañero, que me dijo: "Sí, pero mirá qué lindo que tenés el pelo". Lo cual era cualquiera: mi pelo estaba bien porque salía de la peluquería y me lo habían peinado, cosa que, por lo general, hago de manera bastante expeditiva. No porque hubiera estado 10 minutos con la cabeza debajo de un casco de vapor.

Eso del baño de crema es un invento de los industriales de productos capilares para que les compren más cosas, nada más.

Y aunque funcionara, lo lamento por mi compañero, pero no estoy dispuesta a pasarme media hora en la peluquería sólo para tenerlo sedoso o no sé qué otra cosa más. Tengo miles de otras cosas mucho más apasionantes para hacer antes que estar perdiendo el tiempo en algo tan superficial.

Porque después, a esa melena seductora que tenemos que tener las mujeres jóvenes, la tenemos que lavar, enjuagar (cosa que me tomaba 2 minutos con pelo corto, y como 10 con pelo largo, con lo cual gasto más agua, más gas, y tengo un comportamiento menos ecológico), y peinar, claro.

¿Cuántas veces me dijeron, porque simplemente me lo dejo suelto o me lo ato en colita: "Podrías hacerte algún peinado un poco más sofisticado"?

Bueno, un día, para una fiesta, decidí hacerme un peinado más sofisticado. Un rodete hermosísimo, siguiendo las instrucciones en Internet. Además de ser mi primer peinado con asesoría cibernética, tardé 40 minutos en hacerlo. Está bien, falta de práctica, me dirán. Digamos que con mucha práctica (o sea, pasando mucho tiempo para adquirir esa práctica), lo podría hacer en la mitad del tiempo. ¡Veinte minutos peinándome! ¿Qué hombre tarda tanto para arreglarse el pelo? Eso sí, estaba divina y tuve mucho éxito, ésa era la idea, claro. ¡Pero a qué precio!

Una pérdida de tiempo abismal. Que se suma al tiempo perdido pintándose, depilándose, dándole forma a las uñas largas, eligiendo los accesorios, las joyas, etc., todas cosas que se supone que tiene que hacer una mujer para ser considerada una mujer y no un mamarracho.

Como siempre, las exigencias que pesan sobre las mujeres para con su cuerpo y su apariencia les hacen perder un tiempo que los hombres pasan trabajando o descansando o en cualquier otra actividad más divertida que estar horas delante de un espejo.

Algunos hombres son los primeros en decirnos: "Pero mirá qué lindo que tenés el pelo después del baño de crema" o "qué lindo que lo tenés así largo, no te lo cortes más", pero también los primeros en quejarse de que tardemos demasiado en la ducha o en el baño en general.

Como siempre, mandatos contradictorios y pérdida de tiempo son el destino cotidiano de las mujeres si quieren cumplir con lo que se espera de ellas.


domingo, 13 de diciembre de 2009

Malditos pelos

El otro día estaba en la calle y de repente apareció un hombre con el torso desnudo y completa y absolutamente peludo.

Me quedé conmocionada por esta visión simiesca de ese hombre que parecía exhibir su pilosidad como un trofeo de caza.

Y pensé: qué suerte que tienen los hombres. Y volví a pensar en eso de la envidia del falo. Les importa tres pepinos tener pelos y ser más próximos a orangutanes que a seres humanos. Nadie les va a decir nada por tener pelo tupido en el torso, la espalda, las nalgas, las axilas. Es más, la aparición del primer vello es tema de orgullo.

Y nosotras, al lado, somos capaces de dejar de ir a la playa o a la pileta si nos damos cuenta de que tenemos tres pelitos en las piernas o debajo de las axilas, so pena, sobre todo en Argentina, de que nos miren como mamarrachos. Y soportamos comentarios de amigos, novios, familiares, si cometemos la osadía de no depilarnos durante tres semanas.

Eso sí, esos mismos amigos, novios, familiares, son los primeros en decir: "Qué tontas esas mujeres que son capaces de no ir a la playa porque no se depilaron": parte de las eternas contradicciones a las que somos sometidas.

Yo misma, feminista, mujer libre, independiente, me he sorprendido poniéndome un pantalón con 45 grados de sensación térmica porque no me había depilado, en lugar de un short o una pollera, estando de vacaciones...

¿Qué nos pasa a las mujeres que somos capaces de renunciar a placeres de la vida como ir a tomar sol o a nadar o pasear con las piernas al aire porque no nos depilamos?

¿Por qué aceptamos que los hombres anden como simios en libertad por la ciudad (de hecho, odio a los hombres que se ponen torso desnudo en la ciudad, me parece una falta de decoro total), y aceptamos que nos miren con cara de asco (y nos miramos a nosotras mismas con asco) si tenemos tres pelos en las axilas?

¿Qué diferencia intrínseca hay entre el pelo de los hombres y el pelo de las mujeres?

Y si el pelo es tan feo, o es tan higiénico depilarse (argumento que escuché por ahí para justificar que las mujeres se depilen las axilas o el pubis), ¿por qué somos nosotras las que nos depilamos, cuando por lo general tenemos muuuucho menos pelo que los hombres y, por lo tanto, deberían ser ellos los que se depilen con mucho más razón que nosotras?

Me dicen que los hombres se tienen que afeitar. Puede ser. Pero si quieren andar con barba de tres días durante sus vacaciones, pueden, nadie les va a decir nada, no van a dejar de ir a la playa por temor al qué dirán.

Yo si llego a la playa con bigote saliendo del traje de baño, como hacen la inmensa mayoría de los hombres, la reacción más liviana sería una carcajada. Y después dicen que nos depilamos por elección y por gusto...

Si fuera el caso, ¿no les parecería mucha casualidad que toooodas las mujeres tengan el mismo gusto por la depilación, y tooodos los hombres el mismo rechazo?

PD: Preciso que la foto la saqué de Internet...
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lunes, 16 de noviembre de 2009

Tengo envidia del falo

Sí, Freud tenía razón. Tengo envidia del falo. Totalmente. Pero ojo, no el falo como objeto físico, sino como lo que representa: el poder, la dominación, y sobre todo, la libertad.

Libertad de vestirse, de comportarse, de caminar, de hablar, como se me cante el ojete.

La gente no se da cuenta de la libertad que tienen los hombres.

Veamos algunas diferencias:
  • Si un hombre se viste con un jean, una chomba y un par de zapatos cómodos, está correctamente vestido. Excepto para eventos formales, con ese atuendo está bien en cualquier circunstancia.
    Si una mujer se viste con un jean, una chomba y un par de zapatillas, se dice que está de entre casa y se espera de ella que se cambie cuando salga. Que vaya al supermercado así, vaya y pase. Pero en cualquier otra circunstancia tiene que hacer un esfuerzo extra para vestirse.
  • Si un hombre tiene panza, es sexy. Algunos hombres llegan a divertirse agarrándosela y diciendo: "Mirá qué cacho de panza que tengo, jajaja".
    Una mujer, al contrario, la va a ocultar, metiendo panza, matándose en el gimnasio y con dietas, porque la panza en las mujeres no es sexy. Ninguna mujer se la va a agarrar como hacen los hombres, orgullosas de sus panzas, porque serían objeto inmediato de burlas.
  • Si un hombre tiene arrugas, o canas, es sexy.
    De una mujer que no se tiñe el pelo cuando está gris se dice que "se deja estar". Y una mujer con arrugas no es sexy, está vieja.
  • Si un hombre putea, está bien.
    Si una mujer putea, está mal.
  • Si un hombre tiene hijos, no tiene que poner el cuerpo, no tiene que estar nueve meses con molestias, no tiene que parir y desgarrarse el periné, no tiene que amamantar y tener las tetas caídas, no tiene ningún problema físico con eso. Está bien, eso es culpa de la naturaleza. Pero además, puede no hacerse cargo de nada, seguir durmiendo como si nada cuando el bebé llora a la noche (total es la madre la que amamanta... ¿levantarse uno para ir a buscar el bebé y acercárselo a la madre? ¡Ni en peeeeedo!), seguir trabajando como antes, no ocuparse de vestirlo, planchar la ropa, verificar si quedan medias limpias, ir a las reuniones de padres o ir a buscarlo a la escuela, faltar al trabajo cuando está enfermo, y si no quiere cambiar pañales porque le da asco, siempre habrá algún psicólogo para decir que está bien, que la paternidad se construye, que no hay que forzar las cosas... y sin embargo los hijos llevarán igual su apellido.
    Si a una mujer se le ocurre no hacer alguna de esas cosas, es un monstruo egoísta y preguntan para qué quiso hijos. Y aunque las haga todas, sus hijos nunca tendrán su apellido.
  • Si un hombre está con barba incipiente, fuera del trabajo en que le pueden exigir que esté bien afeitado, está bien.
    Una mujer tiene que estar bien depilada, incluso de vacaciones.
  • Corrolario de lo anterior: para ir a la playa, un hombre tiene que agarrar su traje de baño y salir.
    Una mujer tiene que tomarse el tiempo de depilarse de pies a cabeza, axilas, cavado, piernas, y si no tuvieron tiempo o se olvidaron, algunas, sobre todo en países como Argentina, llegan al extremo de no ir, para no pasar vergüenza. Un hombre nunca dejará de ir a la playa porque no está afeitado (y lo peor es que hablándolo con hombres que sí exigen que las mujeres estén depiladas, me dijeron: "Ay pero qué boludas, mirá que no ir a la playa por algo así", siendo los primeros en señalar a las mujeres que no se depilan).
Si se dan cuenta, al hombre se lo deja ser más natural, más cómodo, no tiene que estar pensando en cómo se tiene que sentar, cómo se tiene que vestir, cómo se tiene que comportar, yendo a lo más natural y cómodo estará bien.

Una mujer siempre tiene que estar más atenta a todas esas cosas, menos natural, más producida, y siempre se le exigirá mucho más.

Y cuando digo "exigir", no estoy hablando de ponerle una pistola en la sien. No existe solamente la violencia física, también está la violencia simbólica de la que habla el sociólogo Pierre Bourdieu, y que puede ser tanto o más dañina como la violencia física (ya hablaré de este concepto en otra entrada).

A ver, aclaro algo: no digo que esos mandatos, esas obligaciones que pesan sobre las mujeres sean culpa de los hombres como individuos. Ellos, como individuos, no fijaron las reglas. Es culpa de una sociedad, de un sistema, que funcionó así por siglos.

Ahora, si viene un hombre y me incita a cerrar las piernas o vestirme de manera distinta o me dice: "Ay, qué boquita, qué feo en boca de una mujer" cuando puteo, entonces considero que ahí sí se hace cómplice del sistema sexista.

Es muy simple saber si uno está siendo machista: es suficiente preguntarse si eso que va a exigir de una mujer se lo exigiría de un hombre.

Exigir a las mujeres lo que la sociedad no exige para los hombres es machismo.
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martes, 13 de octubre de 2009

Contradicciones #3

Ultimamente, me estoy dejando crecer las uñas para disfrazarme de mujer-mujer. A veces me divierte. Pero muy rápidamente pasa algo que me recuerda lo incómodo que es ser mujer-mujer.

Como lo dije en otra entrada, parece que todo lo incómodo se enchufa a las mujeres: maquillaje que se te corre, esmalte de uñas que tarda horas en secarse, tacos que te hacen torcer los tobillos, y con los que no podés ir a más de 1 km por hora (ni hablar de correr un colectivo...), vestidos o polleras o pantalones apretados que te traban los movimientos, medias que se corren, uñas largas que se rompen, peinados que tardás horas en hacer y que un imbécil tarda segundos en deshacer al abrazarte, etc. etc.

Bueno, entonces me estoy haciendo crecer las uñas. Todo bárbaro, queda muy lindo con esmalte, estamos de acuerdo. Pero intenten escribir en la computadora con uñas largas. Se las regalo. O hacer cualquier actividad manual, de hecho, con uñas largas... Imposible. Lo único para lo que sirven es deshacer un nudo, despegar una etiqueta o sacar una astilla de la piel. Para el resto... una mierda.

En fin, estaba con un amigo enseñando mi nueva cámara de fotos. Apreto una tecla chiquitita, y claro, si lo hago con la yema del dedo, la uña larga toca la tecla de arriba y se me va todo al carajo. Entonces debo apretar con la punta de la uña. Grito de mi amigo: "Con la uña no, mamita, sos igual a mi madre, con la uña vas a estropear la tecla en dos segundos. Con la yemita, ¿ves?", hablándome como si fuera una tarada mental...

Lo irónico del asunto es que ese amigo es el primero en criticar el hecho de que yo no sea femenina, opinando que debería pintarme más, peinarme mejor, y dejarme crecer las uñas...

Eso es para poner en la categoría Contradicciones: te dicen de tener uñas largas, pero después te critican que no puedas usar los dedos correctamente.

¿Por qué no se van un poquito a la pija que los escupió con sus mandatos de mierda?
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jueves, 1 de octubre de 2009

Las mujeres son masoquistas a las que les gusta sufrir

Hoy leo una nota en el diario La Nación titulada: "Ellas eligen zapatos que causan dolor".

En la nota, que cita un estudio estadounidense, se explica que "más del 60% de las mujeres dijeron que generalmente habían usado tacos altos o tacones, sandalias y chatitas, que son calzado considerado de alto riesgo para la salud de los pies".

Y concluye: "El estudio halló también que, cuando se trata de zapatos, los hombres eligen mucho mejor: menos del 2 por ciento usaba zapatos malos para el bienestar de los pies".

Ahora resulta que las mujeres son unas idiotas subnormales masoquistas que no saben elegir lo que es bueno para ellas, y los hombres, muuucho más inteligentes, a la hora de escoger un calzado, piensan: "Veamos, veamos, ¿qué me pongo hoy, tacos aguja o zapatos cómodos? Mmmmhhh, no sééé... Bueno, sí, mejor zapatos cómodos porque son menos nocivos para mis pies"...

¿No será que la moda, la presión social, los mandatos culturales, siempre imponen calzados, vestimentas, hábitos poco cómodos para las mujeres, y en cambio para los hombres siempre son cosas simples, cómodas, para nada dolorosas, que no traban los movimientos?

¿No será que se exige siempre a las mujeres un atuendo incomodísimo, y si no se someten a este tipo de atuendos, son criticadas y consideradas machonas, feas y poco arregladas?

¿Cuántas veces tuve que soportar que novio, padre, amigo, me reprocharan que no me pusiera minifaldas, tacos altos, pantalones ajustados, que no tuviera uñas largas? Y ellos, comodísimos en sus zapatos, pantalones, camisas, sacos anchos, sin tener problemas para caminar por la calle, correr un colectivo, sentarse con las piernas abiertas...

Y ahora resulta que nosotras somos unas taradas, idiotas y masoquistas y ellos, que son tan racionales, "eligen" mejor...

Si quieren, puedo hacer la lista de todo aquello que nos impuso la moda a lo largo de los siglos, de los continentes, para trabar nuestra libertad de movimiento, y vernos taaaaan lindas:

La crinolina

Era una prenda de ropa interior que se usaba en el siglo XIX. Era de metal y servía para darle forma de campana a las faldas. Por la forma y sobre todo por el peso del atuendo, el caminar se hacía difícil, por no decir imposible. Ni hablar de las dificultades para pasar por las puertas, caminar por la calle, etc. Los caricaturistas empezaron a burlarse de las mujeres que llevaban crinolina. Como siempre se alienta a las mujeres a llevar cosas incómodas, y cuando lo hacen, se les burla y se les reprocha que sean masoquistas...

La mujer jirafa


Alrededor de los cinco años, las nenas de la tribu Padaung, en el norte de Tailandia, reciben su primer collar espiral, para estirar su cuello, collar que será reemplazado a lo largo de los años por unos más largos, siguiendo el crecimiento de la nena. Después van a decir que las mujeres lo hacen por gusto... ¿Qué elección puede tener una niña de cinco años?

Los pies vendados de las chinas



Durante más de 1000 años (la costumbre fue prohibida a principios del siglo XX), las madres vendaron los pies de sus niñas para impedir su crecimiento. Los chinos pensaban que de esta atrofia dependía el prestigio de la familia. Para ellos, una mujer que no tenía pies pequeños no podría encontrar marido. Llegadas a la edad adulta, las mujeres apenas podían caminar, lo cual restringía su libertad de movimiento, sin hablar de los dolores atroces que esto generaba. Ah, pero cierto, nosotras elegimos sufrir...

Los tacos altos


Otra manera de impedir los movimientos. Imposible caminar normalmente con ellos en la calle, mucho menos en las calles porteñas, con veredas irregulares, baches, baldosas flojas... El caminar se hace lento, difícil, doloroso. Es malísimo para los pies, las rodillas, la espalda. ¡Pero quéééé sexyyyy! Y sí, muy sexy, pero nuevamente, muy incómodo, mientras que para los hombres, un buen calzado elegante nunca deja de ser cómodo.

La minifalda


¿Alguna vez intentaron sentarse con una de esas en el subte? ¿Agacharse para levantar algo que cayó al piso? ¿Caminar normalmente? Imposible. Cuando caminás, se te levanta aún más. Tenés que estar continuamente bajándotela. De todas formas, por lo general el pack viene con los tacos altos, así que de por sí no se puede caminar normalmente. Ni hablar de correr el colectivo...

El pantalón apretado
Marca el culo, ¡buenííísimo! También favorece las micosis vaginales, las infecciones urinarias... Aprieta, duele, es difícil sentarse, te corta la circulación...

Las uñas largas
Muy sexy, pero hace de tus manos dos paletas inútiles. Imposible usar un teclado normalmente, o realizar cualquier tipo de actividad manual. Hasta la masturbación se nos hace difícil con uñas largas... ¿Los hombres? Y, ellos son taaaan inteligentes que eligen cortarse las uñas al ras...

Y puedo seguir así durante horas... ¿La moda para los hombres?

El traje


Elegante, cómodo, no te aprieta, no te impide caminar, no te impide correr, no te impide sentarte, no te duele nada, a lo sumo te aprieta un poco la corbata (¡¡y los muy turros se quejan y te dicen: "Claro, vos no tenés que soportar una corbata, no sabés el suplicio que es eso"!!).

Y sí, ellos "eligen mucho mejor"...
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martes, 29 de septiembre de 2009

Contradicciones #2

Hace unos días, abrí una nueva sección, "Contradicciones". Tuve muchos comentarios de lectores y lectoras con otros ejemplos de contradicciones acerca de lo que se exige a las mujeres, pero se les reprocha si lo hacen.

He aquí los ejemplos de contradicciones que más me gustaron (gracias a todas y a todos por sus aportes):

- Si se realizan profesionalmente, y tienen un título (o varios), un buen trabajo y un buen sueldo, intimidan (y si ganan más que el hombre, los hacen sentir menos viriles). Ahora, si no es así, son unas mantenidas de mierda.

- Si no saben de fútbol, son unas taradas e ignorantes (y no saben lo que les gusta a los hombres). Si saben de fútbol, son unas machonas. Esto se aplica también a automóviles, arreglos en la casa, etc.

- Te preguntan 80000 para cuándo vas a tener hijos, y cuando los tenés, te critican por tomarte los tres meses de licencia (que gran descanso, no te imaginás)

- Se les exige que no sean "huecas" ni pusilánimes, pero si tienen un pensamiento propio y lo defienden son "hinchapelotas".

- Se exige que te vistas con ropa "femenina", te maquilles y te pongas tacos (para ser más "mujer")... eso sí, si te ponés un escote muy pronunciado, sobras negras o azules y taco aguja sos un "gato"...

- Y la típica, los hombres que se quejan de las mujeres que viven cuidándose con las comidas, pero despues no se sienten atraídos por una que no sea flaquita.

- Muchas veces escucho que las mujeres usamos maquillaje, sujetadores que nos levantan el pecho, perfumes, nos depilamos, invertimos dinerales en ropa, nos matamos a dietas, tacones... Todo eso para engañar a los hombres y conseguir lo que queremos con nuestras mentira.
Pero...
¿Adivináis qué piensas esos mismos hombres de la mujeres que ni se maquillan, ni se depilan, ni usan tacones ni ropa sexy? Noooo, desde luego que nada bueno. Jajajajaja.
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sábado, 29 de agosto de 2009

Contradicciones #1

Abro una nueva sección que llamo Contradicciones, pero que se podría llamar el juego de cara o ceca: cara, las mujeres pierden. Seca, no ganan...

Aquellas cosas que se exigen a las mujeres, pero que si las hacen, se las critica por hacerlas.

Por ejemplo:

- Se exige de ellas que estén perfectamente depiladas (piernas, pubis, axilas, cejas, etc.), arregladas, pintadas, peinadas con pelo largo.
Todas esas cosas llevan mucho, mucho, mucho tiempo.
Pero si lo hacen, se les critica porque tardan horas en prepararse.

- Se exige de ellas que no sean regaladas (sino son putas), no sean fáciles (sino son putas), no se acuesten la primera noche (sino son putas).
Pero si no se regalan, no son fáciles y no se acuestan la primera noche, son unas histéricas.

Y seguro que se me van a ocurrir muchos, pero muchos más ejemplos...
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