Por razones laborales, asistí la semana pasada a la tradicional Fiesta de la Vendimia en Mendoza. El acontecimiento gira alrededor de la elección, el desfile, la presentación y la coronación de la Reina y la Virreina de la Vendimia.
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Foto: Agencia Mendoza |
Son elegidas entre las Reinas de los distritos de Mendoza, que vienen a ser como las Miss locales, elegidas poco antes del inicio de la cosecha de uvas en esa región vitivinícola.
Históricamente, la Reina de la Vendimia era elegida entre las cosechadoras de uva. Una de las dueñas de la bodega Goyenechea, en San Rafael (250 km al sur de Mendoza) me comentaba que, en la década de los treinta, una cosechadora de ese lugar no había sido elegida reina porque poco antes de la elección, se había hecho manucura, y el jurado consideró que tenía manos demasiado suaves para ser cosechadora.
Hoy día, la elección es un simple concurso de belleza entre todas las mujeres que se anoten. Esto, por supuesto, ha provocado algunos dolores de cabeza a los organizadores, porque la Reina de la Vendimia pasa a ser como representante de la vitivinicultura mendocina (recibe un sueldo por un año y un auto...), y resulta que las chicas no saben cómo se llaman las principales cepas de Mendoza o son incapaces de hacer la diferencia entre un tanque de acero inoxidable y otro de cemento con epoxy... Dándose cuenta de eso, ahora les dan cursos sobre vitivinicultura y vinos...
Bueno, el hecho es que durante tres días, me sentí muy sola. No había casi nadie que considerara que esta fiesta es machista.
Hacer desfilar a mujeres como bellos objetos les parecía a todas y a todos una hermosa costumbre tradicional (que de tradicional ya no tiene nada, como acabo de explicar, pero en fin...). "¡Las chicas son tan lindas!", decían. Y las niñas de ocho, nueve años, miraban a las Reinas de la Vendimia con admiración total, como si hubieran estado delante de auténticas princesas, soñando seguramente con ser, algún días, admiradas como ellas por su cara y su simpática sonrisa.
Cuanto yo emitía alguna crítica, me decían lo típico de siempre: "Exagerás".
Y cuando preguntaba: "¿Y por qué no eligen también a un Rey de la Vendimia?", la contestación era unánime: "Para eso está la Fiesta de la Vendimia Gay".
En efecto, desde hace unos quince años, se organiza, luego de la tradicional Fiesta de la Vendimia, la versión gay (que en rigor se llama "Vendimia para todos" y a la que tendré el placer de asistir esta noche), en la que se eligen a un Rey y una Reina.
Ninguno se dio cuenta, al decirme eso, de que me confirmaban que la Fiesta de la Vendimia oficial está, por lo tanto, organizada por varones (heterosexuales) y para varones (heterosexuales) en un mundo de varones (heterosexuales) que gira pura y exclusivamente alrededor del gusto de los varones (heterosexuales) en una sociedad falocéntrica (aunque apoyada por mujeres funcionales del sistema, por supuesto).
Yo hago una pregunta: ¿por qué, si un Rey de la Vendimia es para los gays, no se considera que la Reina de la Vendimia es para las lesbianas? ¿Por qué no puede haber un Rey de la Vendimia para las mujeres heterosexuales dentro de la Fiesta de la Vendimia oficial?
La respuesta es doble: primero, los hombres "de verdad" no pueden ser presentados como objetos sexuales. Los varones que se exhiben son necesariamente trolos, para trolos. Es evidente que mostrarse, exhibirse, es considerado denigrante. Y eso de ser denigrante está reservado a los gays... y a las mujeres. O sea, una categoría de personas ya denigradas por la sociedad.
Y segundo punto: las mujeres no deben mirar a los varones como objetos. Ellas no deben ser sujeto de deseo. Deben ser recatadas, no gustarles el sexo tanto como a los varones (pero lo suficiente como para satisfacerlos y saciar sus necesidades), y se difundieron las ridículas ideas de que 1)
los varones no son tan lindos como las mujeres, o sea, no dignos de ser exhibidos y 2) a las mujeres no les gusta mirar tanto como a los varones: ellas están más en el sentimiento y la admiración de la belleza interna (o de lo abultada que es la billetera).
Si ellas fueran sujetos de deseo, los papeles estarían invertidos, y todo mal.
Es decir, cuando las mujeres se exhiben, lo hacen en un mundo de varones heterosexuales que cosifican a las mujeres.
Cuando son los varones los cosificados, sólo pueden serlo por y para otros varones, nunca por mujeres heterosexuales.
Ergo: mujer, si querés ver a tipos lindos exhibidos como objetos, andá a la Fiesta de la Vendimia Gay.
Esto nos lleva a un tema que trataré en otra entrada: ¿está bien que las mujeres quieran ver a los varones como objetos? ¿Es necesario nivelar hacia abajo para mostrar a qué punto algo puede ser denigrante? Yo todavía no tengo la respuesta. Lo que sí sé es que
la Fiesta de la Vendimia es claramente una manifestación de la sociedad patriarcal.
(Y encima en la noche previa a la celebración, el invitado de honor era Cacho Castaña. Un cantante impresentable que tiene un
tema que dice: "Si te agarro con otro te mato / te doy una paliza y después me escapo"... Todo un símbolo)
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