jueves, 31 de mayo de 2012

Las mujeres no están hechas para ser......

Foto: LA NACION / Mariana Araujo
Foto: LA NACION / Mariana Araujo
El diario La Nación publicó hace unos días una nota en la que destacan a una mujer que fue nombrada comisaria de la seccional 52 de Villa Lugano (que, para lxs que no conocen Buenos Aires, es un barrio bastante carenciado de la capital).

Los comentarios fueron los esperados:
"Ahí esta claro como va a ser su conducción. Basada en los sentimientos y no la racionalidad y el profesionalismo. Las mujeres siempre apuntan a lo emocional y por eso no pueden estar al mando de las FFAA, donde se requieren decisiones frías. La "equidad" inexistente entre el hombre y la mujer esta haciendo estragos por toda la sociedad y la culpa de todo la tienen los feministas (hombres y mujeres)" 
"Ahora te van a preguntar "como se siente" que le hayan robado... Prefiero hombres en las FFAA" 
"la mujer no puede ni manejar un auto, va a poder manejar un arma y apuntar bien?"
Y last but not least:
"Dios establece en la Biblia claramente las funciones del hombre y la mujer. No todo es lo mismo, como pretenden algunos profetas de la modernidad. Saber entender esas diferencias es estar en armonia con la naturaleza."
Me encantaría que esta persona me dé la referencia exacta de la Biblia que dice que una mujer no puede ser comisaria, pero en fin...

A lo que voy, es que sin darse cuenta (o dándose cuenta y sin que les importe demasiado), todas estas personas repiten como loros lo que otrxs han dicho decenas de años atrás, con exactamente los mismos argumentos.

Lo divertido es que esos mismos argumentos se han usado a la vez para justificar que una mujer pueda ejercer tal o cual trabajo (una mujer puede ser médica porque tiene empatía, suavidad, instinto de protección), y a la vez para justificar que no pueda acceder a ese mismo trabajo (una mujer no puede ser médica porque es demasiado sensible, púdica y empática).

En su tesis "El mérito y la naturaleza. Una controversia republicana: el acceso de las mujeres a las profesiones de prestigio (1880-1940)", editada en 2007 por Fayard, la socióloga Juliette Rennes (que he tenido el privilegio de tener como docente) nos da algunos ejemplos de estos discursos que sirven para alejar a las mujeres de las profesiones prestigiosas, siempre con el mismo argumento: no está en la naturaleza de las mujeres ejercer tal trabajo.

En 1885, por ejemplo, durante un debate sobre si las mujeres podían ser admitidas como residentes en los hospitales en Francia (ya podían ser médicas, pero no residentes en hospitales), un miembro del Consejo municipal de la ciudad de París, Levraud, dijo:
"No se trata solamente de la residencia de las mujeres, sino del ejercicio de la medicina por mujeres, el primer error ha sido autorizarlas a estudiar medicina. Pronto llegaremos a tener mujeres catedráticas, mujeres decanas, mujeres diputadas, mujeres ministras, una mujer presidenta de la República: (...) ¿Es la medicina una profesión de mujer? No, porque no se enseña solamente en los libros, hay que disecar, hacer autopsias. (...) Una mujer en un trabajo semejante sólo sería un ser híbrido, sin sexo. Afirmo que las mujeres sólo serán médicos mediocres."
Lo divertido es que apenas 17 años después, cuando las mujeres ya podían ser residentes, Charles Turgeon, profesor de derecho, escribía, sobre el acceso de las mujeres a los puestos de cirujanas:
"La vocación de médica no me choca en la mujer. ¿Qué más natural que una mujer que trata, atiende y cura a las mujeres? Acostumbradas a los trabajos manuales más delicados, se puede creer que las mujeres médicas no serán menos hábiles con sus dedos que la mayoría de nuestros doctores (...). Sobre que pueden ser buenas cirujanas, ni hay que pensarlo (...). Muchas operaciones exigen una aplicación prolongada, una tensión del espíritu y de los nervios, y hasta un gasto prolongado de fuerzas musculares por encima de los medios físicos de la mujer. Encontramos este límite natural que marca la frontera de los privilegios viriles".
O sea, en 1885, no estaba en la naturaleza de las mujeres ser médicas. En 1902, está en su naturaleza misma. Pero eso sí, de cirujanas, ni hablar, no está en su naturaleza. Y así podemos seguir para más o menos todos los trabajos otrora reservados a los varones, por sus "privilegios viriles".

Otro ejemplo de lo mismo: en 1899, hubo un debate en la cámara de diputados de Francia sobre el acceso de las mujeres a la profesión de abogada. Y ahí, el diputado Perrier de Larsan explicaba:
"(...) se entiende muy bien que la mujer, que es la personificación de la caridad y el afecto, pueda curar a enfermos, ser médica, partera. Esto entra en la excelencia misma de su naturaleza. (...) Lo que no entra es desertar, abandonar su hogar, la casa conyugal para ir a litigar (...). Nunca me harán admitir eso".
Pero esto no termina aquí... En 1907, las mujeres ya podían ser abogadas. Y hete aquí que estas locas también pretendían ser juezas. De nuevo lo mismo, de Charles Rabany, en la "Revista general de administración".
"Hay mujeres abogadas, pueden ser excelentes en esa profesión, que exige rapidez de espíritu, facilidad de asimilación y calor de las convicciones, aunque sean pasajeras. Juzgar es menos lo suyo, porque, para ser un buen juez, se necesita una objetividad muy rara para ese sexo, lo mismo que para legislar; las leyes están hechas para promedios, y la mujer raras veces ve otra cosa que casos particulares".
O sea, en 1899, una mujer no puede ser abogada por su naturaleza misma que se lo impide. En 1907, está en su naturaleza misma ser abogada, pero no jueza...

Hoy día, en 2012, más de cien años después de esos debates, sigue habiendo gente para decir lo mismo: no está en la naturaleza de las mujeres ejercer tal trabajo porque... y se pueden poner ahí más o menos lo que convenga a la persona que cree que ese trabajo debe ser privilegio de los varones.

Eso sí, estas personas suelen afirmar sin ningún tipo de vacilación que no, no están siendo discriminatorias, que hay cosas que los varones tampoco pueden hacer, que es una cuestión de naturaleza nada más, como en ese comentario de la nota de La Nación:
"Las mujeres son mas débiles emocional y físicamente. Esa es la diferencia. No es un comentario machista, es la realidad."
No, no, qué va, no es un comentario machista. Exactamente como no era machista el comentario de ese abogado en 1931:
"Hay trabajos para los cuales las mujeres parecen estar hechas, y sin embargo son trabajos de inteligencia. ¿Qué más natural que una mujer dentista, farmacéutica? E (...) incluso en el campo de la medicina, una mujer procede a intervenciones apenas sangrientas, es lo propio de sus aptitudes. Que haya una mujer al lado de un cirujano, esto es perfectamente deseable. (...) Pero ¿por qué no reconocer que en la discriminación del trabajo, hay profesiones para varones y profesiones para mujeres? (...) por ejemplo, es cómico que varones sean vendedores en la sección de lencería, las mujeres estarían mejor en su lugar; de la misma manera, las mujeres no están en su lugar en la barandilla de un tribunal porque estarían disminuidas, porque están infravaloradas en todo punto de vista. Decir eso no es ser antifeminista, es al contrario querer evitar a las mujeres largos pisoteos y esfuerzos inútiles".
En cien años, las mentalidades no han dado un solo paso hacia adelante.

viernes, 27 de abril de 2012

El mito de las hormonas

Se cree que las hormonas sexuales tienen una influencia importante en el humor, el estado de ánimo, la agresividad, la depresión. Cuántas veces se escucha decir eso de las mujeres, que son presa de las hormonas, que "les vino" y por eso están nerviosas o de mal humor...

Ahora bien. La neurobióloga francesa Catherine Vidal, directora de investigación en el Instituto Pasteur de París, distingue dos situaciones: las primeras son las situaciones en que hay desarreglos hormonales muy importantes, como el embarazo, la menopausia, los tratamientos hormonales para la fertilidad o de algunos cánceres. En esos casos, en que hay una baja o una suba muy importante del nivel hormonal, sí puede existir una relación con los cambios de humor.

La segunda situación se da la mayoría de las veces, con condiciones fisiológicas normales: en esas condiciones, las hormonas tienen una influencia muy menor en comparación con la situación social, psicológica, cultural, etc.

¿Por qué digo eso, si entre los animales sí las hormonas tiene una influencia importante?

Entre los animales, en efecto, sí se puede decir que las hormonas tienen un papel preponderante en los períodos de celo y de apareamiento, porque sexualidad y reproducción están íntimamente ligados.

Entre los humanos, en cambio, sexualidad y reproducción no están ligados, tenemos sexo sin que el fin sea la procreación (excepto, me imagino, entre lxs adeptos del Opus Dei y lxs mormones...). Las hormonas no son importantes en la elección de nuestras parejas. Se estableció, por ejemplo, que los varones homosexuales no tienen niveles distintos de testosterona a los de los varones heterosexuales.

Entre los humanos, existe una especificidad que hace que las hormonas no sean determinantes en el comportamiento: el córtex cerebral.

El córtex está tan desarrollado entre los seres humanos que tuvo que aplastarse y doblarse en varias circunvalaciones para poder caber dentro del cráneo. La superficie del córtex cerebral, si se desplegara, sería de dos metros cuadrados, sobre tres milímetros de espesor.

El cortex cerebral, explicó Catherine Vidal en numerosos artículos, libros, videos y hasta ante el Parlamento francés, "ocupa los dos tercios de nuestro cerebro y concentra las tres cuartas partes de los sinapsis. Su superficie es diez veces más importante que la de los monos. De acuerdo a los especialistas de la evolución, fue esa extensión de la superficie del córtex cerebral la que permitió la aparición del lenguaje, del pensamiento reflexivo, de la consciencia, de la imaginación, que confieren al ser humano la libertad de elección en sus acciones y sus comportamientos".

El córtex es como un filtro. Los humanos actúan con estrategias inteligentes, representaciones mentales, que no están influenciadas por las hormonas. Nuestro cerebro no está sometido a la ley de las hormonas como sí pasa con los animales.

¿A qué viene todo esto? Pues a explicar que entre los humanos, los "instintos" están controlados por el córtex cerebral, y por ende, por la cultura

O sea (y esto es válido también para el nivel de testosterona de los varones, como lo expliqué en otra entrada), es inútil comparar los comportamientos animales y los comportamientos humanos: somos seres culturales ante todo.

lunes, 16 de abril de 2012

Varón víctima de acoso sexual:
¡pedazo de maricón!

Cuando hablo de violencia de género, de violaciones, siempre salta algún masculinista para subrayar que los hombres también son víctimas de violencia por parte de las mujeres y que eso a nadie le importa.

Por un lado tienen razón: a nadie le importa. ¿Pero culpa de quién? Ciertamente no de las personas feministas. Más bien del propio sexismo, incapaz de reconocer 1) que una mujer puede ser violenta y 2) que un varón puede ser víctima.

Ambas cosas van en contra de los estereotipos de género que hacen de las mujeres seres dulces, tranquilos, no violentos, sensibles e incapaces de violencia (con eso de que la mujer "da la vida"), y de los varones personas insensibles, activas, con espíritu de lucha y más violentas.

El propio sistema sexista es el que es incapaz de admitir que puede haber violencia de mujeres contra varones. ¿La prueba?

La Nación publicó el viernes una nota sobre un alemán que, luego de tener relaciones con una mujer a la que conoció en un bar, fue secuestrado por ella cuando se quiso marchar, y fue acosado para que siguieran teniendo relaciones. Finalmente pudo escapar al balcón, pedir auxilio, y fue rescatado por la policía.

Ahora bien, ¿qué comentarios les parece que dejó la gente abajo de la nota? ¿Se indignaron ante un caso de acoso y violencia sexual? Subrayaron que esta historia muestra que nuestras convicciones sobre las mujeres y los varones son solamente estereotipos y que puede haber mujeres violentas y varones víctimas?

Evidentemente, no.

Les copio algunos de los comentarios:
Dios, alguien sabe el telefono de la mina... que suerte el flaco... ojala conociera una asi
¿Sería muy fea?
Este Alemán para mi que se la comía Yo le daba a la Alemana hasta sacarle sidra no paraba.
jajajajja!!!muy bueno!!!!!!!
Qué pedazo de mari- con !!!

Resumiendo: es el sueño de todo varón encontrarse con una ninfómana que quiera tener sexo sin parar, un hombre de verdad siempre quiere tener sexo, y si se niega, es maricón, a menos que la mina sea muy fea, entonces se justifica. Y por supuesto, un varón de ninguna manera puede ser violado por una mujer.

La inmensa mayoría de los que dejaron esos comentarios eran varones. Y los muy escasos comentarios que recordaron que se trataba de un acto de violencia sobre el cual era cruel hacer chistes eran... mujeres.

Esto es un buen ejemplo de que la negación del varón como víctima es una teoría machista, y no precisamente feminista.


Claro que la parte en que los masculinistas no tienen razón, es en equiparar las violencias de varones contra mujeres con las violencias de mujeres contra varones, que son minoritarias, o en negar la amplitud de las violencias cometidas por varones, sosteniendo que la mayoría son falsas denuncias. Y también, confundir los mecanismos que llevan a cada caso.

Pero negar la capacidad de violencia de las mujeres, verlas como seres siempre dulces y sumisas y a los varones como siempre activos y violentos, es una forma de sexismo que perjudica tanto a varones como a mujeres.

Me temo que en Argentina, a este pobre tipo la policía nunca le habría dado ni cinco de bola, y le habría contestado lo que escribieron en los comentarios: "Pero si es el sueño del pibe, ¿de qué te quejás?"

jueves, 12 de abril de 2012

El mito de la testosterona

Testosterona
Mucha gente está convencida de que los varones son más violentos que las mujeres porque tienen un nivel de testosterona más elevado que ellas.

Esto significaría que los varones que golpean a las mujeres, los violadores, los criminales, son presa de un destino biológico del que no son responsables y, peor aún: todos los varones son delincuentes en potencia, ya que llevan en su sangre la razón misma de su violencia, y no hay nada que hacer al respecto.

Lo extraño es que las mismas personas que piensan eso son también las que critican el término "violencia de género", creyendo erróneamente que ese término significa "violencia atribuible al hecho de ser de sexo masculino y por ende violento", cuando, todo lo contrario, la palabra "género" se refiere a una construcción social, y no biológica.

Lo que no entiendo es por qué, por un lado, esas personas sostienen que los varones son más violentos por naturaleza (por culpa de la testosterona), y por el otro, niegan lo que creen ser una teoría que afirma que los varones... son violentos por naturaleza.

Si esas personas fueran lógicas, se unirían a la causa feminista, que reconoce en la violencia de algunos varones una causa socio-educativa, y no biológica.

Pero volviendo a la testosterona, ¿cuál es la realidad?

Las personas más violentas, ¿tienen  mayor nivel de testosterona que las otras? ¿Se puede explicar el hecho de que los varones tengan el poder y manejen las riendas del mundo con causas hormonales?

Pues lamento comunicarles que NO.

Ningún estudio, jamás, ha pudido establecer una conexión entre violencia y nivel de testosterona. Es más. Se ha establecido que no es la testosterona la que incita a los varones a ejercer su poder. 

Como lo explica la neurobióloga francesa Catherine Vidal en su libro "Cerebro, sexo y poder", se midió el nivel de testosterona entre jugadores de tenis, antes y después de un partido. Y se detectó un mayor nivel después del partido (no antes) y únicamente... entre las personas que habían ganado. No entre los perdedores.

¿Qué significa eso? Que no fue la testosterona la que permitió ganar, sino que fue el hecho de ganar lo que aceleró la secreción de esa hormona esteroidiana.

O dicho de otro modo: no es la testosterona elevada la que origina la violencia: es la violencia la que origina un aumento del nivel de testosterona.

Y los varones no son violentos "por naturaleza", porque tengan más o menos testosterona

Detrás de esa violencia, hay una red de instancias de sociabilización (padres, otros familiares, escuela, compañerxs, padres de esos compañerxs, televisión -no nos olvidemos de que lxs niñxs de hoy pasan más de tres horas por día delante del televisor-, literatura, etc.) que, sin que nos demos cuenta, asignan a los varones y a las mujeres valores determinados, de manera tan sutil que esos valores nos parecen ser el orden "natural" de las cosas (creer eso se llama "esencialismo": creer que los varones o las mujeres son como son por "esencia").

Estos valores son los famosos estereotipos de género de los que tanto hablo, y que explican, entre otras cosas, por qué cuando un varón golpea a su pareja mujer, se llama "violencia de género".

En otra entrada desconstruiré el mito de la influencia de las hormonas en el estado de ánimo y el humor de las personas.

viernes, 6 de abril de 2012

Las mujeres, ¿más débiles físicamente que los varones?

Algunas teorías atribuyen el origen del machismo a la mayor debilidad de las mujeres, su menor contextura física y muscular, y por ende, la superioridad física de los varones.

Según esas teorías, los varones aprovecharon el hecho de que fueran más fuertes para someter a las mujeres.

Pero para muchxs antropólogxs, la mayor debilidad de las mujeres no es la causa, sino... otra consecuencia del machismo.

Hay varios indicios que nos pueden hacer presuponer eso:

- a medida que la alimentación, la higiene y la calidad de vida fueron mejorando, el tamaño promedio de los seres humanos (varones y mujeres) en los países occidentales fue aumentando, sobre todo desde el siglo 19. O sea, el tamaño de las personas depende de su alimentación.

- las diferencias en los récords deportivos entre varones y mujeres tienden a disminuir a medida que pasa el tiempo. Un estudio de la Universidad de California sobre la evolución de los resultados olímpicos desde la década de los veinte ha demostrado que las atletas femeninas progresaban dos veces más rápido que los atletas masculinos, y que, a ese ritmo, las diferencias desaparecerían por completo hacia 2050.

Hay un hecho biológico real: la testosterona es la hormona que permite el desarrollo de los músculos. Como los varones tienen más testosterona que las mujeres, tienen, en promedio, una masa muscular mayor. Sin embargo, el desarrollar músculos no solamente se logra con testosterona: también se logra con... ejercicios de musculación.

Se ha hecho una prueba simple, con dos grupos de varones. El primer grupo tomó esteroides. El segundo grupo se dedicó a hacer ejercicios. Los que tomaron esteoides obtuvieron cinco veces más testosterona que los que no. Pero luego de diez semanas, ambos grupos tenían la misma fuerza. O sea, aumentar las dosis de testosterona no fue suficiente para superar los beneficios del ejercicio físico. 

Conclusión: por más que los varones tengan más testosterona que las mujeres, ellas pueden compensar esa diferencia con un ejercicio físico adecuado (fuente: Feminity, Sports and Feminism. Developping a Theory of Physical Liberation", por Amanda Roth y Susan A. Basow).

¿Entonces cuál es el problema? ¨Pues que se desalienta a las mujeres a practicar deportes que podrían "pervertir" su "naturaleza" delicada y fina: de una mujer que hace pesas y desarrolla músculos, se dice que es un mamarracho, que es "demasiado" musculosa, "demasiado" fuerte, "demasiado" cuadrada, en fin, "demasiado" masculina, porque se considera a priori que una mujer de verdad debe ser delicada, fina y frágil, y que la fuerza y la altura están reservadas a los varones.

Serena Williams,
¿"demasiado masculina"?
La división de roles, que encierra a las mujeres en la casa con lxs niñxs (se alienta a las mujeres a jugar dentro de la casa, con muñecas, a no ensuciar sus lindos vestidos, etc.), no permite que las mujeres desarrollen su musculatura. Y si lo hacen demasiado, corren el riesgo de que les hagan pasar humillantes "tests de femeneidad", como ha sucedido con algunas atletas en los juegos olímpicos.

A principios del siglo 20, el discurso médico incluso era que el deporte intenso dañaba el bienestar y la salud de las mujeres, y sobre todo su capacidad reproductora. "Se temía un desplazamiento del útero, una reducción de la pelvis, un estrechamiento de los músculos abdominales, un uso incorrecto de la energía y una masculinización del cuerpo y del espíritu", describe Gertrud Pfister en el artículo "Actividades físicas, salud y construcción de las diferencias de género en Alemania". Y agrega: "Todos los ejercicios que exigen fuerza, valentía, resistencia u otras calidades, consideradas "no femeninas" por los varones debido a ideales masculinos de belleza o debido al 'sentido común', son desalentados por la profesión médica y denunciados como potencialmente peligrosos".

En un movimiento completamente erróneo, se llega entonces a la conclusión de que las mujeres no pueden tener la misma fuerza que un varón, cuando es la sociedad la que hace todo para que ni siquiera tenga la pretensión de intentarlo.

Es cierto que siempre habrá una diferencia natural física entre varones y mujeres, pero si fuera solamente por la diferencia de tasa de testosterona, y no por razones sociales y culturales, la diferencia probablemente no sería tan grande como lo es ahora (y como no lo es en otros mamíferos, sólo hace falta ver la potencia de una leona para darse cuenta de que no es un ser débil, delicado y amoroso como nos quieren hacer creer que son "naturalmente" las mujeres).

La antropóloga francesa Françoise Héritier (que sucedió a Claude Levi-Strauss en el Colegio de Francia) piensa que el origen de la diferenciación física entre varones y mujeres se sitúa en la época de la aparición de los neandertales, hace 750 000 años, con lo que llama la "presión de selección". 

Los varones, en efecto, se reservaban las partes más proteínicas de las comidas, y las mujeres se quedaban con los restos. Ahora bien, las mujeres, sobre todo cuando están embarazadas y cuando amamantan (algo que ocurría en la mayor parte de su vida en esa época) necesitan más proteínas que los varones (algo reconocido hoy por la OMS).

Por ende, fueron las mujeres más menudas y más pequeñas, o sea, las que necesitaban menos aportes proteínicos y calóricos, las que sobrevivieron y llegaron hasta hoy.

Sin darnos cuenta, seguimos perpetuando esas costumbres ancestrales: muchos estudios muestran que cuando amamantan, las mujeres dan más tiempo la teta a sus bebés varones que a sus bebés mujeres. Y cuando lxs alimentan con biberón, respetan menos el tiempo de succión de las niñas que el de los niños, interviniendo e interrumpiéndolas más a ellas que a ellos. Hasta hace muy poco en nuestras culturas occidentales, era muy común que los varones comieran primero, los pedazos más nobles, y las mujeres después, lo que quedaba.

Y la gente sigue pensando que los varones necesitan más carne porque son más altos y tienen más actividad física que las mujeres, cuando lo que se necesita en caso de actividad física intensa son calorías, no proteínas.

Conclusión final: aún lo que creemos depender únicamente de la naturaleza (la diferencia física entre varones y mujeres) ha sido producto de una construcción social, y esa diferencia no es tanto la causa como la consecuencia de la discriminación sexual.

La coreana Jang Miran,
campeona olímpica de halterofilia
en la categoría de las más de 75 kilos,
levantando 326 kilos. (foto Getty Image)

jueves, 8 de marzo de 2012

¡Nada de flores!

Todos los años, lo mismo. Llega el 8 de marzo y nos llegan mensajes de "feliz día", nos regalan flores o bombones, y nos dicen que hay que "honrar a las mujeres":


Y todos los años me pregunto: ¿por qué habría que honrarlas? ¿Qué tienen las mujeres intrínsecamente que no tengan los varones? Argentinos, ¿creen que a Margaret Thatcher hay que honrarla por ser mujer? A las mujeres asesinas, malas, traidoras, estúpidas, violentas, psicópatas, ¿también hay que honrarlas por ser mujeres?

Pues no, no, y no. Como todos los años, lo digo y lo repito, el día de las mujeres NO ES para "honrar a las mujeres", sino para reclamar por sus derechos y por la igualdad, nada más y nada menos. Un día para recordar que la igualdad entre mujeres y varones está lejos de haberse conseguido, y que hay que seguir luchando.

Seguir luchando por los derechos de todas las mujeres. Incluso de las mujeres asesinas, malas, traidoras, estúpidas, violentas, psicópatas, para que no tengan menos derechos ni sean consideradas de manera distinta que los varones asesinos, malos, traidores, estúpidos, violentos, psicópatas.


martes, 6 de marzo de 2012

Sexismo lingüístico e (in)visibilidad de la mujer

El lingüista y miembro de la Real Academia Española (RAE) Ignacio Bosque está enojado con las guías de lenguaje no sexista y lo hizo saber.

En efecto, muchas instituciones, en España y en otros países, han editado guías destinadas a que el idioma sea menos sexista, recomendando por ejemplo evitar el "masculino genérico" que invisibiliza a las mujeres (decir "todos" por "todas y todos").

Algo que denuncio a menudo en este blog, para el que me adherí, justamente, a un espacio libre de lenguaje sexista, en el que recomiendan su propia guía.

Resulta que Ignacio Bosque escribió hace unos días un artículo suscrito por 26 académicos en el que se queja de esas guías que, dice, "contravienen normas de la Real Academia Española y la Asociación de Academias".

Ajá. No me digas. O sea. Se queja de que las guías que existen precisamente por el machismo de la RAE contravengan las normas machistas de la RAE (para la que "hombre público" significa "El que tiene presencia e influjo en la vida social" y "mujer pública" sigue significando "prostituta")... ¿De qué se asombra?

Pero además, si tantas instituciones han sentido la necesidad de sacar guías de lenguaje no sexista, sin hacerle caso a la RAE, ¿no será que la RAE está completamente superada por lo que está ocurriendo en la sociedad?

El sexismo como un sistema
En la primera parte de su artículo, Bosque hace una lista de todas las premisas verdaderas sobre las que se basan lxs autores de las guías: reconoce la existencia del sexismo tanto en la familia, la sociedad, los medios de comunicación (por ejemplo a través de las publicidades) como en el lenguaje mismo, aunque solamente a veces.

En ningún momento ve el sexismo como un sistema, en el que todas sus manifestaciones son una pieza de un mismo engranaje bien aceitado. Si se ve como un sistema, entonces el hecho de que el lenguaje también sea sexista (como lo es el masculino genérico) participa en ese sistema, permite que ese sistema funcione. Porque el lenguaje no solamente describe el mundo: también lo construye, y es un vehículo del pensamiento.

¿Cuál es el gran argumento de Bosque? Pues por un lado, que no todas las mujeres critican el uso del masculino genérico, con lo cual, la reivindicación de algunas personas feministas no es representativa de todas, como si solamente las mujeres se quejaran del sexismo de la sociedad (evidentemente, ignora que existen varones feministas).

Además, esto es ignorar que el sexismo es invisible ante la mayoría de la gente, que considera "natural" las construcciones sociales.

También confunde "mujeres" con "feministas". No todas las mujeres lo son. No todas las mujeres se percatan del sexismo que las rodea. Incluso algunas sostienen que hoy en día, el sexismo ya no existe.

Cinismo
¿Qué más dice Bosque? Pues se burla del hecho de que las personas que escriben "las niñas y los niños" en sus textos o en sus discursos no siguen aplicando su teoría cuando hablan en un contexto no institucional, se suelen olvidar de su regla no sexista y usan ellas también el masculino genérico.

O sea, básicamente, está acusando a lxs militantes feministas de no aplicar a rajatablas, en cada momento de su vida, sus preceptos e ideologías.

Claro que es difícil expresarse de manera no sexista en la vida de todos los días, pero ¿culpa de quién? ¿De las personas que se tienen que comunicar a diario? ¿O de una sociedad sexista que impuso un lenguaje sexista del que es dificilísimo librarse?

El grado de cinismo de esta acusación ("¡Ja! ¿No ven que hasta las propias personas feministas usan el masculino genérico?") es de un nivel alucinante: ¡claro que usamos el masculino genérico en la vida de todos los días, si no tenemos otra opción para que nos entiendan!

¿Quiere decir eso que no hay que hacer nada para cambiar el lenguaje? ¿Que hay que aceptar lo que nos dan sin chistar, con el argumento de que está ya tan arraigado que no vale la pena inventar algo nuevo? El hecho de que algo esté arraigado en la sociedad no impide que se lo quiera, y se lo pueda, cambiar.


"Homme" en francés
Pero lo que más me asombra de todo esto, es la energía que pone en criticar que las guías recomienden decir "Asociación de Psicólogas y Psicólogos" en lugar de "Asociación de Psicólogos". Me pregunto: al fin de cuentas, ¿qué le importa? ¿En qué puede llegar a molestar que se use "todas y todos" en lugar de "todos"? ¿Los derechos de quiénes estamos limitando? ¿En qué le estamos impidiendo a él usar el masculino genérico?

Finalmente, colmo de la mala fe y de la desinformación, Bosque escribe que en francés "homme" designa tanto a los varones como a la humanidad, y que no por ello las mujeres francesas se sienten discriminadas.

Primero, sigue con la estupidez de pensar que solamente las mujeres se pueden llegar a quejar del lenguaje sexista. Segundo, ¿con qué autoridad decreta que las mujeres francesas no se sienten discriminadas por el masculino genérico? Ese debate también existe en Francia.

Prueba está que luego de una campaña lanzada en septiembre por dos asociaciones feministas, el primer ministro ha enviado una circular a todas las administraciones públicas para prohibir, de ahora en adelante, el uso de la palabra "señorita" en los formularios para designar a las mujeres solteras, quedando solamente "señora" para todas las mujeres, dado que no existe el equivalente "señorito".

Un "detalle", criticaron muchxs, pero que resultaba insoportable para muchas mujeres, obligadas a revelar constantemente su estado civil, cuando no se le hacía la misma pregunta indiscreta a los varones.

En cuanto a que no se puede cambiar el lenguaje por decreto, y que es el uso el que fija las normas, pues estoy de acuerdo. Pero justamente es el uso lo que las personas feministas pretenden cambiar, a fuerza de guías y recomendaciones.

En Francia, hace unos diez años, no existía la palabra "escritora". Así como lo leen. De una mujer que escribe, se decía que es "escritor". Algunas personas feministas han decidido obligarse a decir "escritora" (écrivaine) en lugar de "escritor" (écrivain). No fue fácil. La gente las miraba feo. Las tildaba de histéricas, exageradas, o peor aún... de feministas. Para ellas tampoco era fácil, puesto que lo que sale "naturalmente" en francés es decir "écrivain" incluso para una mujer, dado que no existe otra palabra.

Pero hoy en día, gracias a la insistencia de esas personas, la palabra "écrivaine" (qué sí existía hacía rato en otros lugares francohablantes, como Quebec) se ha vuelto una palabra común, y casi nadie mira con desprecio a las personas que la usan. Para Bosque, me imagino que se trata de un drama lingüístico absoluto.

Eso sí: la Academia Francesa, equivalente de la Real Academia Española, sigue sin reconocer esa palabra. No será que las mujeres empiecen a acostumbrarse a ser visibles.

A modo de ilustración, les copio una anécdota recogida en 1986 por Montserrat Moreno en "Cómo se enseña a ser niña: el sexismo en la escuela" y citada por María S. Martín Barranco en Pikara Magazine:
"Primero, la niña aprenderá que se dirigen a ella llamándola ‘niña’. Por tanto, si oye frases como “Los niños que terminen pueden ir al recreo”, permanecerá sentada en su pupitre contemplando impaciente la tarea concluida en espera de que una frase en femenino le abra las puertas del ansiado recreo. Pero estas frases no suelen llegar nunca. Es más probable que la maestra diga al advertir que ha terminado: “Fulanita, he dicho que los niños que hayan terminado…”, y si sigue sin darse por aludida, entonces le explicará que cuando dice ‘niños’ se está refiriendo también a las niñas. Pero si incurre en el error de creer que la palabra ‘niño’ concierne por igual a los dos sexos, pronto verá frustradas sus ilusiones igualitarias. La hilaridad de sus compañeros ante su mano alzada le puede hacer comprender, bruscamente, que hubiera sido mejor no darse por aludida en frases del tipo: “Los niños que quieran formar parte del equipo de fútbol que levanten la mano”. En casos como éste, la maestra suele intervenir recordando: “He dicho los niños”, ante lo cual la estupefacta niña pensará: “¿Pero no había dicho los niños?”
«La niña debe aprender su identidad sociolingüística para renunciar inmediatamente a ella. Permanecerá toda su vida frente a una ambigüedad de expresión a la que terminará habituándose, con el sentimiento de que ocupa un lugar provisional en el idioma, lugar que deberá ceder inmediatamente cuando aparezca en el horizonte del discurso un individuo del sexo masculino, sea cual sea la especie a la que pertenezca".
Para terminar, un video de Mercedes Bengoechea, filóloga de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares de la que ha sido decana durante ocho años:

miércoles, 29 de febrero de 2012

Mujer, ante todo un bello objeto (bis)

La prensa no se cansa de ser sexista.

Acá tenemos a una mujer médica, que probablemente haya estudiado durante muchos años para llegar a conseguir su diploma y ser reconocida en una profesión y un ambiente dominados por los varones, y ¿de qué habla La Nación?

Pues sí, de sus cualidades físicas:


No que La Nación no nos tenga acostumbradxs al ver a las mujeres como meros bellos objetos, pero en fin, una siempre tiene la ilusión de que el sexismo puede acabar algún día...

lunes, 20 de febrero de 2012

Feminazis

Existe una tendencia generalizada a creer que las feministas somos mujeres violentas, que odiamos a los varones y queremos imponer una guerra entre los sexos. Algunas personas hasta nos llaman "feminazis".

Más allá de que el feminismo también está compuesto por varones, y esas acusaciones son totalmente difamatorias (expliqué en otra entrada cómo la guerra entre los sexos es precisamente el efecto de una sociedad sexista que el feminismo pretende combatir), es llamativo que el único movimiento revolucionario que no cuenta con un solo muerto en su consciencia sea precisamente el que es equiparado con un movimiento que organizó de manera metodológica la matanza de decenas de millones de personas, como fue el nazismo.

Atentado de Omagh,
en 1998 en Irlanda del Norte,
29 muertos y 220 heridos.
¿Qué pasa con los otros movimientos revolucionarios? Casi todos, en un momento u otro, utilizaron la violencia. La revolución marxista-leninista se hizo a costas de millones de muertos. Los movimientos  de descolonización en Africa o en Asia se hicieron con luchas armadas. Los movimientos independentistas (País Vasco, Irlanda del Norte, Córcega...) tienen casi siempre brazos armados, cometen atentados y matan a personas. Centenares de personas.

¿El feminismo? Ningún movimiento propone una revolución más radical que la de abolir el sistema patriarcal y sexista, que es el que ordena toda nuestra sociedad. O sea, es uno de los movimientos más extremos en sus reivindicaciones, más absolutos.

Y sin embargo, si bien hubo algunos intentos aislados de recomendar la violencia en la lucha feminista, como fue, por ejemplo, el SCUM Manifesto de Valerie Solanas (SCUM es el acrónimo de "Society for Cutting Up Men"), ni bien se produjo un acto de violencia (Solanas disparó contra Andy Warhol, aunque no llegó a matarlo), la inmensa mayoría de las feministas se alejaron, y casi ninguna interpretó ese gesto como algo positivo y liberador.

O sea, por más radicales que sean las feministas en su ideología (de todas formas, no veo bien cómo se puede ser feminista de otra forma que radical, no se puede reclamar la igualdad "a medias", no se puede pedir "un poco de igualdad"), ninguna reivindica seriamente la violencia como método de lucha global y organizado, y ninguna ha llevado a cabo una campaña sistemática de asesinatos, atentados, matanzas u otros actos de violencia.

Lo cual lleva a decir que "el feminismo nunca ha matado a nadie, en cambio el machismo mata todos los días".

Entonces, es llamativo que uno de los únicos movimientos revolucionarios absolutamente no violentos del planeta sea precisamente el que más reputación de violento tenga y el que se equipara con el nazismo.

Y por eso es que censuro sistemáticamente los comentarios en que me tachan, a mí o a las personas feministas en general, de "feminazi".

jueves, 16 de febrero de 2012

El hombre llego a la Luna, y la mujer llegó...

Se suele decir que son los varones los que han hecho los principales descubrimientos y han creado las cosas más geniales

En el último comercial de Quilmes, por ejemplo, se puede escuchar, de un varón quejándose de las mujeres: "El hombre llegó a la Luna, y ahora no podemos llegar a las diez de la noche que tenemos flor de despelote".

¿El hombre llegó a la Luna? ¿Seguro? Y las mujeres mientras tanto, ¿qué hacían? ¿Se la pasaban rascándose los ovarios mirando un partido de crochet?

Pues no. Las mujeres, mientras tanto, dado que la discriminación laboral era brutal y los estereotipos de género la tenian encerrada cuidando la casa y lxs hijxs, pues... precisamente eso: planchaban las camisas de los grandes inventores, limpiaban la caca de lxs hijxs de los geniales astronautas, cocinaban la comida que se llevaban al laboratorio los sublimes científicos, y fregaban el piso de las casas de los aspirantes al premio Nobel de Literatura.

Sin las mujeres, que hacían el trabajo sucio obligatorio para cualquiera que quiera alimentarse bien, estar presentable en el trabajo, vivir en buenas condiciones de higiene, los varones de antaño (y muchos de los de ahora, por no decir la mayoría, puesto que el 80% de las tareas domésticas las siguen haciendo las mujeres) no habrían llegado ni a la esquina.

Un trabajo imprescindible, que insume una cantidad abismal de horas, sobre todo para el cuidado de lxs hijxs, pero completamente invisibilizado, no remunerado, ignorado y hasta denigrado. ¿Cuánto saldría pagar una niñera, una cocinera, una mucama, una enfermera para cuidar a lxs ancianxs de la familia, que antes no se ponían en geriátricos? Es notable, de hecho, que haya escrito todo esto en femenino: las personas que hacen esos trabajos son, en su inmensa mayoría, mujeres. Y los trabajos del "care" (cuidado, atención) son, por lo general, muy mal pagados.

Si los geniales inventores y sublimes creadores hubieran tenido que limpiar los mocos de sus bebés, lavar sus camisas y plancharlas, hacer las compras, cocinar todos los días, limpiar el inodoro y el bidet, llevar a sus hijxs a la escuela, ir a las reuniones de padres en la escuela y pasar la aspiradora, ¿cuántos habrían escrito una sinfonía, descubierto una vacuna, desarrollado habilidades de cirujano o llegado a la Luna?

No son los varones los que han llegado a la Luna, sino la humanidad, incluidas las mujeres, que han contribuido a que un varón pudiera decir: "That's one small step for a man, one giant leap for mankind", es decir:
"Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad".
Gracias, Neil, por acordarte de que las mujeres también hemos llegado a la Luna...

Pequeño ejercicio: listar todas las categorías de personas, además de las mujeres, que NO han llegado a la Luna, sabiendo que Neil Armstrong tenía casi 39 años cuando pisó la Luna, es blanco, estadounidense, de origen escocés, irlandés y alemán, nació en Ohio, es rubio de ojos celestes, mide 1m80 y es Leo.

Respuestas (lista no exhaustiva, pueden completarla, si quieren):

Los argentinos no llegaron a la Luna.
Los españoles no llegaron a la Luna.
Los daneses no llegaron a la Luna.
Los mexicanos no llegaron a la Luna.
Los negros no llegaron a la Luna.
Los judíos no llegaron a la Luna.
Los estadounidenses de origen italiano no llegaron a la Luna.
Los morochos no llegaron a la Luna.
Los rubios de ojos verdes no llegaron a la Luna.
Los petizos no llegaron a la Luna.
Los de 1m85 no llegaron a la Luna.
Los Virginianos no llegaron a la Luna.
Los estadounidenses nacidos en Texas no llegaron a la Luna.
...

lunes, 13 de febrero de 2012

Discriminación contra los argentinos

Esto  no tiene que ver directamente con sexismo. Pero sí con discriminación.

Muchas veces, cuando posteo aquí publicidades sexistas, y pido su remoción en nombre de la lucha contra la discriminación, me retrucan que sólo es humor, que no es tan grave, que no jode a nadie.

Pues bien, en estos días en España circula una publicidad de un centro odontológico que muestra a un dentista claramente argentino (el acento lo traiciona) hablando a un niño con términos complicados, hasta que su madre dice: "Ya no aguanto más. Hace tiempo que no te entiendo cuando me hablas. La comunicación se ha roto. Me voy. Y me llevo al niño". Y se van a Vitaldent.

Por supuesto, y con razón, se elevaron voces para señalar que el comercial es completamente discriminatorio contra lxs argentinxs, a lxs que muestra como chantas y malos profesionales.

El Consejo General de Dentistas consideró "discriminador" para la profesión la publicidad de Vitaldent y denunció que el anuncio fomenta estereotipos xenófobos

Lxs argentinxs que vean ese spot, ¿consideran que es sólo humor, que no se atenta contra la buena reputación de lxs profesionales argentinxs que ejercen en España, que no es discriminador?

Bueno, lógicamente, las personas que no ven cuál es el problema de las publicidades sexistas considerarán que este comercial es para descojonarse de la risa.

viernes, 10 de febrero de 2012

¡Loca de mierda!

Simplemente genial. Una visión muy acertada de lo que nos pasa a muchas mujeres cuando nos dicen piropos nos acosan en la calle.


PIROPOS from cualca! on Vimeo.

La argentina Malena Pichot empezó teniendo un blog llamado La loca de mierda. Subía videos en la web, en los que relataba sus vivencias, las de una joven en un departamento del barrio de Caballito, luego de una separación. Cuenta que al principio, fue solamente una manera de canalizar su tristeza y su depresión.

El tema es que sus videos empezaron a ser un fenómeno tal, que MTV la contrató para subir allí sus minivideos.

En You Tube se pueden ver varios de ellos, que son claramente feministas, aunque un feminismo, digamos... aggiornado para poder ser aceptado por la tremendamente machista sociedad argentina. A mí, en todo caso, la Loca de Mierda me hace morirme de la risa.

lunes, 23 de enero de 2012

¿Por qué la violencia de mujeres contra varones no es violencia de género?

En una entrada anterior sobre la violencia de género y el mito de las falsas denuncias, había dicho que la violencia de mujeres contra varones no es violencia de género, y había prometido dar una explicación al respecto.

Si no saben precisamente lo que es el género, si creen que "género" es sinónimo de "sexo", les aliento a leer la entrada que escribí al respecto antes de seguir adelante con ésta.

Si leyeron la entrada en cuestión, o si ya saben lo que es el género, entenderán entonces que el género no hace referencia al varón o a la mujer, al sexo biológico, sino a "lo masculino" y "lo femenino" tal como son definidos socialmente.

Por ende, cuando se habla de violencia de género, no se habla de la violencia de un sexo contra otro, sino de la violencia perpetrada por una persona que pertenece al género dominante contra una persona que pertenece al género dominado.

Y resulta que en nuestra sociedad, el género masculino es el dominante, y el género femenino es el dominado.

Si una mujer es asesinada en un tiroteo en la calle porque justo pasaba por ahí, o si un ladrón mata a una mujer en un intento de robo, no se trata de violencia de género, porque no se la mató por ser mujer.

Ahora, si un varón pega o mata a su pareja, por celos, o porque ella lo quería dejar, es violencia de género, porque ese varón usa su posición dominante para castigar a una persona que tiene una posición "inferior".

¿Inferior por qué? Pues porque a las mujeres se les enseña a ser más sumisas, dulces, comprensivas, no violentas; entienden, por ejemplo a través de la televisión, que su cuerpo está a disposición de los varones, lo cual conlleva una serie de actitudes y reacciones en situaciones de violencia. 

Y a los varones, se les enseña que tienen un poder sobre el cuerpo de las mujeres, que cuando dicen "no", hay que escuchar "sí"; cuando los niños ven mujeres desnudas en gigantografías en la calle, en los programas de televisión, etc., entienden que una mujer es un bello objeto que puede ser usado como mejor les parezca.

O sea, niños y niñas reciben constantemente mensajes contradictorios: por un lado les hablan de igualdad de género, igualdad en la ley, etc., pero, por el otro, la sociedad les manda imágenes de mujeres sumisas y de varones dominadores, como por ejemplo cuando un niño mira debajo de las faldas de una niña.

En la palabra "violencia de género", por lo tanto, hay una idea de dominación, de poder. La psicoanalista Eva Giberti lo explica así en el diario Página/12:

"En la familia, la tradición patriarcal insiste en hacerles creer a los hombres y a las mujeres que el género femenino es una propiedad privada y que, por lo tanto, el varón puede tomar decisiones corporales sobre ella, puede golpearla, puede violarla y, sobre todo, exigirle que lo sirva. En los casos de violencia física, los golpeadores no son hombres con antecedentes policiales porque no se pelean con otros, pegan sólo a su mujer, o a veces a sus hijos, lo que demuestra que no son enfermos, sino que lo que tienen es necesidad de disfrutar del abuso de poder".

¿Por qué dije, en otra entrada, que la violencia de una mujer contra un varón no es violencia de género

Pues porque detrás del gesto de una mujer violenta, no hay toda una sociedad que haya alentado ese gesto, esa mujer no usó su posición de género dominante en la sociedad para imponer lo suyo a una persona en posición de dominación.

Un varón que golpea a una mujer, en cambio, hizo caso a un sistema que lo "alienta" a ser violento, y lo hace para marcar su territorio, para demostrar que él es el dueño de la vida de esa mujer, desfigurándola, quemándola, matándola.

Yo hasta me atrevería a decir que ese varón también es víctima de la sociedad sexista que lo crió, pero es un pensamiento muy criticado, ya que desresponsabiliza de alguna manera a los varones violentos. A ver si después pasa eso:


Con todo esto, en todo caso, no se niega que la violencia de mujeres contra varones exista. Claro que existe. Claro que hay que castigar a una mujer violenta, claro que hay que tomar en serio a los varones que denuncian a sus parejas mujeres por golpearlos.

Es más, es absolutamente necesario reconocer que las mujeres también pueden ser violentas, por dos motivos: 1) para proteger correctamente a sus víctimas y 2) para terminar con el estereotipo de la mujer dulce, abnegada e incapaz de hacer el mal porque "da la vida", un estereotipo tan peligroso como cualquier otro.

Negar que las mujeres también puedan ser violentas parte del mismo razonamiento sexista, el mismo esencialismo, que atribuye cualidades distintas por naturaleza a varones y mujeres.

En ese sentido, los estudios que empieza a haber a nivel sociológico sobre la violencia de las mujeres son, a mi entender, muy bienvenidos.

Pero no se puede equiparar la violencia de las mujeres con la violencia de género, simplemente porque no parte del mismo mecanismo, no tiene las mismas causas, ni el mismo origen, ni la misma explicación (ni tampoco, lógicamente, la misma amplitud).

En el caso de una mujer que es violenta contra su pareja varón, no se trata de violencia de género, porque su género y el género de su pareja no pueden explicar esa violencia. O sea, hay que buscar el origen de esa violencia en otro lugar.

Por ejemplo, en el caso de una mujer de clase alta violenta contra su jardinero, tampoco se trata de violencia de género, sino de violencia de clase: ahí está el origen de esa violencia, la pertenencia a una clase que se cree con poderes sobre otra, la cual, por su lado, integró la idea de que es inferior y se somete.

Por eso también es tan difícil que una mujer golpeada deje a su pareja, porque esa mujer integró la idea de que "está bien así", "algo habrá hecho para merecerlo", y de que por ser mujer, tiene que bancarse esas cosas.

Y por eso es tan difícil luchar contra la violencia de género: no se trata simplemente de poner a los culpables en la cárcel, sino de modificar la mentalidad patriarcal y sexista en la que somos criados desde la panza misma (este blog apunta precisamente a explicar cómo se construye esa mentalidad patriarcal y sexista).

Para eso, hay que reconocer que el sistema sexista, binario, que opone masculino y femenino, que habla de "sexos complementarios", es el origen de todas las violencias de género. Algo que la inmensa mayoría de la gente no está dispuesta a aceptar, porque haría tambalear el mundo tal y como siempre lo conocieron.

viernes, 20 de enero de 2012

¿Qué es el género?

En este blog, se habla mucho de "género", pero para muchxs, no queda muy claro lo que es.  Así que voy a tratar de explicarlo de la manera más simple y concisa posible.

Pido disculpas de antemano a las personas que ya saben lo que es el género, y probablemente consideren que mi explicación es demasiado simplista o reduccionista.

La "teoría de género", en realidad, no existe. Lo que existen son estudios de género, que estudian las relaciones sociales entre los sexos. Se ha observado, en esferas académicas, universitarias y científicas, que si bien existe un sexo biológico, también existe un sexo social, y lo que se estudia cuando se estudia el género son las relaciones de poder que se construyen entre los sexos.

¿Cuál es la diferencia entre sexo biológico y sexo social?

La mayoría de las personas nacemos con un sexo biológico definido, hembra o macho. Digo "la mayoría", porque existen personas que son intersexuales, que no tienen un sexo definido, y se podría considerar que existe un "tercer sexo" o varios otros sexos que la sociedad no está dispuesta a reconocer, al menos por ahora.

Pero eso de tener un sexo biológico no es suficiente. Para poder ser verdaderos "varones" y verdaderas "mujeres", reconocidxs como tal por la sociedad, necesitamos ser criadxs, educadxs, según preceptos distintos si somos machos o hembras.

Para decirlo de otra manera, si bien la naturaleza nos da características físicas de macho y hembra, la sociedad nos va a dar otras características que nos van a definir socialmente como varón o mujer. Cuando digo "la sociedad", quiero decir: nuestros padres, la escuela, la familia, el Estado, las leyes, los medios de comunicación, etc.

La sociedad es la que nos va a imponer gustos, maneras de vestirnos, de hablar, de movernos, que creemos naturales, pero que no lo son. A las nenas, se las vestirá de rosa y a los varones, de celeste.

Un ejemplo: si ven un bebé vestido de rosa, sin haber visto sus órganos genitales, ¿a qué conclusión van a llegar? A ese bebé lo van a tratar como a una niña, es decir, van a ver atributos sociales como es la ropa (que no tiene nada de natural, los animales no usan ropa), y van a llegar a la conclusión de que es una nena, lo cual demuestra que existe un sexo "social" que no depende de los órganos genitales físicos.

Y existen experimentos que demuestran que actuamos de manera distinta con lxs bebés según si sabemos que es una nena o un nene (experimentos que serán objeto de otra entrada).

Poco a poco, con todo eso, lxs niñxs van aprendiendo qué es lo que pueden hacer de acuerdo a si son varones o si son mujeres. Y empezarán a dejar de hacer algunas cosas y a "preferir" hacer otras: a los niños, por ejemplo, se les dirán que llorar es de nena, entonces aprenderán a callar sus sentimientos; y a las niñas, se les dirá que eso de jugar al fútbol es de varón y se las alentará a quedarse en su casa jugando a la muñeca, con lo cual aprenderán a no desarrollar algunas aptitudes físicas, por ejemplo.

Y así es como, poco a poco, los nenes se volverán "hombres de verdad" (es decir, insensibles, fuertes, a veces violentos, con dificultades para comunicar y expresar sus sentimientos) y las nenas se volverán "mujeres de verdad" (es decir, dulces, tranquilas, con dificultades para ubicarse en el espacio o para realizar algunas actividades físicas).

Esas "asignaciones" de la sociedad, esas características "sociales", son lo que componen el género (se usa esa palabra que viene del inglés gender para diferenciarlo del concepto de "sexo", que se entiende es el "sexo biológico").

Para resumir, el género masculino es el conjunto de características que componen la "masculinidad" (lo que nuestra sociedad actual entiende por masculinidad), y el género femenino, el conjunto de características que componen la "femeneidad" (lo que nuestra sociedad actual entiende por femeneidad).

Una prueba de que esas características son sociales y no naturales, es que no son las mismas en todas las sociedades, y además, cambian en una misma sociedad según las épocas. Por ejemplo, en el siglo XVII, los varones de la alta sociedad se ponían polvo en el rostro, se pintaban, se ponían pelucas, usaban tacos altos y ropas con muchos encajes. Y nadie dudaba de la "virilidad" de un varón que usara todo eso.


Hoy en día, de un varón que se pinte, use tacos y encajes, se duda de su masculinidad, por más que tenga todos los atributos físicos de un varón: no encaja con la masculinidad "social" atribuida a los varones, o sea, tiene un sexo masculino, pero la sociedad le asigna un género femenino.

Por todo eso es que la filósofa francesa Simone de Beauvoir escribió su famoso: "No se nace mujer, se llega a serlo". A lo cual agregaría que tampoco se nace varón, se llega a serlo.

Y por todo eso es muy difícil poder determinar qué es lo que depende de nosotrxs como individuos, y qué es lo que nos ha sido impuesto socialmente, no con una pistola en la sien, sino con educación, crianza, lavado de cerebro, a través de lxs padres -que reproducen inconscientemente todos esos esquemas que ellxs mismxs adquirieron sin darse cuenta-, la escuela, los medios, etc.

Es lo que el sociólogo Pierre Bourdieu llama la violencia simbólica: una violencia invisible, contra la que no nos podemos rebelar porque no somos conscientes de ella, y que nos da la sensación de que las cosas son legítimas y naturales, porque ni nos percatamos de que nos "impone" cosas socialmente. Es una especie de "creencia colectiva".

Creer que esas características sociales (varón fuerte, insensible, etc. y mujer dulce, comunicadora, etc.) son naturales y no sociales se llama "esencialismo", porque se cree que varones y mujeres son como son "por esencia".

¡Hasta aquí llega mi explicación "simple y concisa" (ejem...) del género!

Para saber más acerca del género, recomiendo a los más valientes la lectura de "El género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad", de Judith Butler.

EDIT del 22 de enero: agradezco los aportes de algunas lectoras de mi blog, y les copio aquí un video que explicará más en detalles (y de manera mucho más justa y precisa, sin los reduccionismos de los que hablaba arriba) la teoría de género:


Gender Identity Project Subtitulado from Sebs Trivino on Vimeo.

Entrada editada el 29/09/13.

martes, 10 de enero de 2012

Los "pro-vida" son abortistas

Es algo de lo que siempre estuve firmemente convencida, pero no disponía de pruebas: los mal llamados "pro-vida", al oponerse sistemáticamente a todo lo que puede evitar los embarazos no deseados (educación sexual desde la primaria, reparto de anticonceptivos, entre otros lugares en las escuelas, circulación de la información más amplia posible, pastilla del día después, etc.) fomentan los abortos.

Esas personas son las principales responsables de que se practiquen abortos, porque están en contra de todo lo que puede evitar los embarazos no deseados.

O sea, los pro-vida son... abortistas.

Leyendo "El drama del aborto, en busca de un consenso", de los médicos chilenos Aníbal Faúndes y José Barzelatto (ed. Paidós), encontré un párrafo particularmente interesante.

En el libro se explica que en 2002, el gobierno de George W. Bush decidió cancelar el aporte estadounidense de 34 millones de dólares al Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), con el argumento de que el organismo apoyaba programas de abortos forzados en China, cosa que, como lo comprobó luego la propia administración estadounidense, no era cierta.

La consecuencia fue que muchísimas organizaciones que promovían la planificación familiar y el acceso a educación sexual y anticonceptivos en países en vías de desarrollo dejaron de recibir dinero.

¿Cuál fue el resultado de eso? ¿Una baja del número de abortos practicados en el mundo, como se podría esperar de una iniciativa que tiene como objetivo declarado luchar contra el aborto?

"La decisión del gobierno de George W. Bush", nos explica el libro, "significó un incremento de unos dos millones de embarazos no deseados, ochocientos mil abortos y 4.700 muertes maternas. (...) La ironía y la paradoja residen en que ninguna otra organización ha hecho más que el FNUAP para sustituir el aborto por la planificación familiar en China".

Los autores concluyen: "Así, quienes se autodenominan 'antiaborto' han contribuido a elevar el número de abortos en ese país y el resto del mundo en desarrollo. Los mismos grupos también contribuyen a que Estados Unidos tenga el índice más alto de embarazos y abortos adolescentes entre todos los países desarrollados (Singh y Darroch, 2000), gracias a su exitosa presión política en respaldo de una educación sexual 'exclusivamente basada en la abstinencia'" (...) Paradójicamente, los mismos grupos 'antiaborto' han utilizado su influencia política actual para lograr la exclusión del conocimiento sobre anticoncepción de los programas de educación sexual estadounidense, y contribuyen de ese modo a la existencia de miles de abortos anuales".

Por eso mismo, los "antiaborto" son, lisa y llanamente, abortistas. Sus acciones contra los derechos de las mujeres a disponer de su cuerpo no ha evitado ni un solo aborto. Al contrario, son los primeros responsables de la muerte de los embriones que dicen querer proteger.


EDIT del 20/01: La revista cientifica The Lancet sacó un estudio en el que se demuestra que la tasa de abortos es superior en los países en que la práctica es ilegal que en los países que la han legalizado. O sea, penalizar el aborto sólo tiene como consecuencia aumentar la cantidad de fetos abortados (y poner en riesgo la salud y la vida de la mujer). Lo explica en un dossier el diario El País. 

sábado, 7 de enero de 2012

¡Quejarse sirve!

Luego de la movilización de centenares de mujeres y varones que se sintieron ofendidxs por la última publicidad de Quilmes, han pasado dos cosas, una mala y una buena.

La mala, pero esperable, es que Quilmes ha borrado todos los comentarios negativos sobre el comercial en su muro de Facebook. Signo de una gran apertura de espíritu y de una gran tolerancia a las críticas.

La buena, es que el Observatorio de la Discriminación en la Radio y la Televisión ha tomado en cuenta las quejas que le han llegado, y ha anunciado :


"Este spot, de gran repercusión mediática, provocó cantidad de presentaciones en los organismos que componen este Observatorio a raíz de la comparación que realiza entre machismo y feminismo y por recurrir a distintos estereotipos fuertemente arraigados culturalmente que portan contenido estigmatizante.
A la brevedad, las partes serán informadas e invitadas a brindar su posición ante el Observatorio para, finalmente, difundir el informe realizado."

Recuerdo que en noviembre pasado, el Observatorio había señalado dos publicidades de la cerveza Schneider por su "fuerte mensaje discriminatorio" y por su "violencia simbólica". La marca había decidido retirar los comerciales.

Con paciencia y saliva...

jueves, 5 de enero de 2012

Esas mujeres superficiales...

Varias veces he escuchado a personas criticando con mucho desprecio, y hasta con asco, a las mujeres que, supuestamente, "no quieren tener hijos para no tener estrías" o "no quieren amamantar para no tener las tetas caídas".

Pongamos que existen mujeres que se niegan a tener hijxs por esa razón, y que adoptan o alquilan vientres por eso.

Siempre me llama la atención con qué ligereza criticamos, despreciamos, condenamos a las mujeres que cuidan al extremo su apariencia, cuando vivimos en un mundo en que muchísimos varones, cuando sus esposas llegan a los 50 años, luego de tener dos o tres hijxs biológicxs, con las tetas caídas, la vagina distendida por los partos, estrías y problemas urinarios o sexuales, las dejan por jóvenes de 25 frescas como una lechuga. 

Cuando vivimos en un mundo en que una mujer que tiene el pelo gris y no se tiñe es considerada "dejada", mientras que en los varones las canas son sexy. 

Cuando vivimos en un mundo que nos inflige, constantemente, imágenes de cuerpos femeninos perfectos, tetas perfectas, caras perfectas, cuerpos perfectos, photoshopeados, y que provocan que el 90% de las mujeres del mundo digan estar disconformes y acomplejadas con su propio cuerpo.

Entonces sí, algunas mujeres son superficiales y sólo se preocupan por su apariencia. A otras, como a mí, no nos importa tanto (digo "tanto" porque, como todas, me he sentido acomplejada por mis "kilitos de más", aunque esté en un peso perfectamente saludable).

Y si yo le doy más importancia al intelecto que al físico, es porque he recibido una educación en que valoraban más mi intelecto que mi físico. Hay mujeres que, desde que nacieron, solamente escucharon comentarios sobre su belleza, las alentaron a pintarse, ponerse en valor. En Estados Unidos y en otros países, hay concursos de belleza para niñas muy pequeñas, que son maquilladas, vestidas como muñequitas de porcelana (hasta son photoshopeadas al extremo, como si una niña de cinco años necesitara eso):


Esas niñas no tienen idea de que pueden ser otra cosa que una linda cara y un lindo cuerpo...

Cuando esas niñas crecen, ¿no es lógico que se asusten ante la idea de tener estrías y tetas caídas y que se les vaya lo único por lo que las valoraron toda la vida?

Pero claro, "qué asco que dan esas mujeres", ¿no?

Aparte, ¿cuántos de los tipos que escupen contra las mujeres que prefieren tener un lindo cuerpo antes que parir y amamantar se quedan con su esposa de 50 años arrugada y flácida?

Qué cómodo que es criticar eso, cuando se es varón y se sabe que nunca, nunca, nunca se vivirá las maravillas de la maternidad biológica.

¿Cuántos de esos varones están dispuestos a agarrar un saca-leche y a estimular sus glándulas mamarias para producir leche, algo que es difícil, pero biológicamente posible? ¿Cuántos estarían dispuestos a soportar que les hagan un tajo con una tijera en el perineo y la posible incontinencia urinaria subsiguiente? ¿Cuántos aceptarían cagar delante de un/a médico/a y dos o tres enfermeros/as con las piernas abiertas pujando para dar a luz?

¡Qué fácil es decir: "Daría cualquier cosa por poder vivirlo", cuando ninguno, digo bien, ninguno intentaría lo del saca-leche, por más que les aseguren que así podrían dar un poco de leche a sus hijxs, con el argumento de que "no es natural" (pero ven como un acto de amor extremo que una madre adoptiva lo haga para poder alimentar a su bebé, cosa tan poco natural como si fueran ellos que lo intentaran).

En fin, soporto cada vez menos que se critique las elecciones de las mujeres, cuando la mayoría son claramente dictadas por mandatos sociales contradictorios que las vuelven completamente esquizofrénicas*: sé linda pero no demasiado, sé inteligente pero no demasiado, trabajá pero no pretendas que tu carrera pase delante de tus hijxs, tené hijxs biológicos, parí, amamantá, pero seguí estando perfecta, no tengas estrías, no tengas tetas caídas, seguí tan sexy como antes y no desatiendas a tu marido durante el embarazo, que sino, se te va con otra, etc. etc.

Sin hablar del hecho de que, claro, emiten juicios sobre las razones de no querer hijxs, como si todas las razones de tenerlxs fueran nobles y elevadas y altruistas.

Me pudrí del doble estándar que concierne las mujeres. Y lo peor es que esas críticas a veces vienen de gente inteligente, igualitaria, culta, responsable, cívica... pero cuando se toca el tema de la maternidad, se vuelven tan obtusos como cualquier machista de barrio y son capaces de los más primitivos y definitivos juicios de valor sin tomarse un segundo para pensar en lo que puede llevar a algunas mujeres a ser tan superficiales.

*Con el perdón de la palabra, porque sé que en rigor, la esquizofrenia no es eso.