sábado, 29 de junio de 2013

Pardini alienta a violar a las mujeres en Duro de Domar: ¡basta ya de violencia misógina!

En el programa Duro de Domar, se invita a violar a las mujeres, y a todos les parece súper divertido.

Fue, al parecer, en el marco de un "debate" sobre cómo levantarse a una mujer, el 19 de junio pasado. Digo "al parecer" porque no miré el programa entero, que me parece hecho para subnormales.

En el programa, los invitados y panelistas, todos varones hablan de las mujeres como objetos de consumo. O sea, lo normal.

Hasta que alguien sugiere que pagar una cena/salida a una mujer no significa necesariamente que se la esté tratando de levantar ("comprar", dicen los panelistas, porque todxs sabemos que las mujeres, en el fondo, son todas putas y sólo hace falta darles un poco de plata para que se abran de piernas). 

Y se acota que bien se puede hacer lo mismo con un amigo, sin otras intenciones que la buena amistad.

Hasta que uno de los panelistas, Guillermo Pardini (reconozco que nunca en mi vida había escuchado hablar de este señor hasta hoy) tira esta maravillosa idea (tiempo 11'38'' del video):
"Lo lógico es que si yo soy caballero con vos y te pago todo, ahora sé damisela vos y hacé lo que tenés que hacer".
Claro, nena, te pagué la cena, te pagué el cine, ahora calladita y a bajarse la bombachita, que con el poder que me da el dinero, impongo mi poder de macho sobre tu debilidad femenina.


¿Y si la mujer no accede... bueno, si la mujer no accede, la respuesta la vuelve a dar Pardini en el tiempo 12'38'' del video.

Los panelistas preguntan qué hay que hacer para tener sexo la primera noche (con una mujer, se sobreentiende, porque somos todos machos, no sé si había quedado claro).

Entonces, ¿qué se puede hacer? El mismo Pardini nos ilumina: 
"¡Drogarla! ¡Endrogarla en el trago! Le ponés algo que pierda los sentidos, y ahí le das".
¿No sabe este reverendo hdp (hijo del patriarcado) que tener sexo con una mujer inconsciente es una VIOLACIÓN?

¿Y nadie reacciona entre los invitados y los panelistas? ¿Nadie emite una sola crítica, una sola acotación?

No, nadie reacciona. Al contrario, siguen todos con la joda: "El consumo de alcohol, ¿ayuda?" preguntan. Dándole pie para que Pardini insista con su "chiste", comprobando así que no fue ningún desliz, sino algo intencional: "No, darle a ella alcohol".

Sí, Pardini, había quedado claro la primera vez: drogarla, darle alcohol, violarla. Claro como el agua.

Muchxs dirán: fue un chiste. Un chiste malo, pero un chiste al fin.

¿Un chiste? ¿Saben cuántas mujeres violadas a las que nunca le creyeron que habían sido violadas se cagaron de risa escuchando eso? 

¿Saben cuántas mujeres violadas que tuvieron que soportar comentarios del tipo "no hubieras tomado alcohol"/ "no hubieras salido con ese tipo"/ "no te hubieras puesto esa falda"/ "no hubieras salido a bailar" se destornillaron de la risa escuchando a un tipo en televisión hacer "chistes" sobre la violación? 

¿Saben cuántas mujeres no denunciaron su violación sabiendo que nadie les creería, o serían objeto de burla? 

¿Saben cuántas, todos los días, callan su trauma y fingen reírse ante "chistes" como éstos, gritando internamente su dolor, para no ser tildadas de "amargas"? 

¿Qué sabe este tremendo imbécil de la vida de la mujer que estaba sentada al lado? ¿Está completamente seguro de que esta mujer no fue violada?

Pues no, no es un chiste. Es un delito

La Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres prevé accionar para "prevenir, sancionar y erradicar la difusión de mensajes o imágenes que: 1) Inciten a la violencia, el odio o la discriminación contra las mujeres. 2) Tiendan a perpetuar patrones sexistas de dominación masculina o alienten la exhibición de hechos aberrantes como la intimidación, el acoso y la violación. 3) Estimulen o fomenten la explotación sexual de las mujeres. 4) Contengan prácticas injuriosas, difamatorias, discriminatorias o humillantes a través de expresiones, juegos, competencias o avisos publicitarios."

Por todo ello, les aliento a denunciar el programa Duro de Domar en general y a Guillermo Pardini en particular ante el Observatorio de Discriminación en la Radio y la Televisión, llenando el formulario aquí.

Recuerden: quejarse, sirve.

martes, 18 de junio de 2013

Mejor sola que mal acompañada

A las feministas nos ven en general como mujeres feas, mal cogidas, o amargas porque nadie las quiere coger, frustradas, y que vuelcan esa frustración en odio hacia los varones y, en el mejor de los casos, se vuelven lesbianas.

Porque, por supuesto, el feminismo es el odio hacia los hombres y el lesbianismo es el resultado de esa frustración...

Más allá de que tal aserción demuestra el cretinismo absoluto de quien la formula, en algo tienen razón: a las mujeres feministas heterosexuales nos cuesta encontrar pareja.

¿Por qué?

Pues es muy simple. Sabemos lo que no queremos. Sabemos lo que queremos. Y lo que queremos no abunda.

No queremos un machista. No queremos un esencialista. No queremos a alguien que diga "amar" a las mujeres. No queremos a alguien que nos diga estar a favor de la igualdad, pero luego nos deje ocuparnos del bebé porque "vos sabés mejor, vos lo tuviste nueve meses en la panza", o nos diga que somos paranóicas porque vemos sexismo en todos lados. O que tenga una sexualidad centrada en la penetración y que hable de "preliminares" al hablar de caricias. No queremos a alguien que salte con que "yo no soy así" cada vez que denunciamos la dominación masculina.

Queremos un varón feminista. Que no tenga miedo a decirlo. Que comparta nuestra lucha. Que nos entienda cuando decimos que queremos deconstruir el patriarcado y la masculinidad hegemónica. Que se reconozca dominante en una sociedad desigual, y que haga esfuerzos por no aprovechar ese lugar privilegiado. Que no hable en nuestro lugar.

Evidentemente, chocamos con la realidad: la inmensa mayoría de los varones son machistas (y de las mujeres también), o, al menos, esencialistas. La mayoría cree, en el mejor de los casos, que somos "iguales en la diferencia".

A la mayoría les conviene esa estafa de los sexos "complementarios", y no buscan a una igual, sino a una mujer que los ponga en valor. No soportan que ella gane más, viaje sola, tenga su vida propia. No soportan que esté muy segura de ella misma.

Quieren una  mujercita con un dedito en la boca (pero que pueda ser salvaje en la cama). A una mujer que esté siempre hermosa, flaca, maquillada, depilada (para poder despotricar contra las mujeres que pasan tres horas preparándose para poder estar hermosas, flacas, maquilladas, depiladas). A una mujer que no cuestione el orden social y la jerarquía de género (aunque serían incapaces de decirlo así porque no tienen ni la más remota idea de lo que significa "jerarquía de género").

Entonces claro. Nos resulta muy difícil encontrar pareja. Muchas feministas o nos conformamos con historias sin compromiso. O nos arreglamos con la soltería (y a veces, la reivindicamos, como el único estado posible para un correcto desarrollo de nuestro potencial), porque mejor solas que mal acompañadas. 

O, también, por qué no, empezamos a fijarnos en las mujeres. Después de todo, si lo que buscamos es una persona feminista que comparta nuestra vida, tendremos más posibilidades, estadísticamente hablando, de encontrar a una mujer que a un varón*.

¿Que si a veces no me gustaría ser "un poco menos" feminista? ¿Que si no me cansa estar siempre en lucha? Pues sí, claro. Ser feminista duele, porque el sexismo está en absolutamente todos los ámbitos de la vida cotidiana, profesional, personal, íntima, urbana... La lucha antisexista cansa. Pero es imposible cerrar los ojos sobre el sexismo una vez que se los ha abierto.

La verdad, debería crear un sitio de citas feminista. El problema sería, por supuesto, la escasa cantidad de varones inscriptos: no creo que los varones feministas heterosexuales tengan tantos problemas en encontrar a una pareja feminista...

En todo caso, ese sería mi anuncio:
Busco varón heterosexual o bisexual de entre 30 y 45 años, 
con consciencia de igualdad de género e igualdad social (absolutamente excluyente), 
que entienda lo que significan expresiones como "estereotipo de género", "esencialismo" "mandatos sociales" sin que yo le tenga que convencer de nada (o sea, que ya venga formadito con nudito y todo, no tengo ganas de jugar a la maestra como tantas veces lo he hecho, ya fue, ya no tengo edad para esas cosas, no pretendo cambiar a nadie), 
por ende, y por supuesto, que no piense que varones y mujeres somos "complementarios" o "iguales en la diferencia" (¡¡PUAJJ!!), 
que no le tenga miedo a una mujer feminista, militante e independiente (en todos los aspectos), 
que sea inteligente y con mucho humor (ambas cosas relacionadas, y excluyentes), de izquierda y con consciencia ecologista,
que esté disponible (no casado, no de novio, no en una relación complicada: dis-po-ni-ble), 
que no sienta la necesidad absoluta de tener hijxs, o de tener más hijxs de lxs que ya tiene, 
que no tenga un concepto cerrado de lo que significa "estar en pareja"
que sea compañero, cariñoso, tierno, que exprese sus sentimientos, 
que sea maduro y responsable en sus relaciones, que no huya a la primera de cambio cuando surgen dificultades. 
Ah, y preferentemente no fumador. 
Escucho todo tipo de propuestas a mi mail. Histéricos y falsos feministas abstenerse (igual son fáciles de detectar y neutralizar).
¿Qué les parece? ¿Que tendría éxito? Yo, creo que no.

Eso sí: de haber tenido esta lista antes y haberla seguido a rajatablas, me habría ahorrado muchos dolores de cabeza... Hoy, definitivamente prefiero estar sola antes que mal acompañada.


que mal acompañadá...
*Ojo, ya veo venir a algunxs. No estoy diciendo que el lesbianismo sea una elección "por descarte" por no haber encontrado a un varón, como muchxs piensan (volvemos a lo de la frustrada sexual). Tengo mis serias dudas acerca de la posibilidad de "convertirse" en lesbiana por "voluntad propia". Pero como creo, como expliqué en una entrada anterior, que las categorías "heterosexual" y "homosexual" son construidas socialmente, y que de no ser por esas categorías, todxs seríamos pansexuales con alguna tendencia/preferencia hacia un lado o hacia otro, pues también creo que, a fuerza de deconstrucción de nuestras sexualidades impuestas, algunas personas pueden, efectivamente, dejar inclinar la balanza hacia un lado que no sospechaban hasta ahora.



miércoles, 12 de junio de 2013

Todxs somos responsables del asesinato
de Ángeles Rawson

En estos días, Argentina está conmocionada tras el descubrimiento del cadáver de una adolescente de 16 años, Ángeles Rawson, en un basural, con signos de haber sido violada y estrangulada, un día después de que su familia señalara su desaparición.

Todxs se elevan, por supuesto, contra este horrendo crimen, y reclaman justicia.

Pero la mayoría, su padre incluido, lo atribuyen a la "inseguridad" en las calles del país, a la corrupción, y más generalmente, a la inoperancia del gobierno de Cristina Fernández. "Hay que ser responsable a la hora de votar y acordarnos de todo esto a la hora de votar", dijo Franklin Rawson por la radio.

Pero Ángeles Rawson no fue víctima de circunstancias socio-político-económicas particulares. No fue víctima de políticas de seguridad mal llevadas. No fue víctima de la pobreza o de la miseria. 

Ángeles Rawson no fue víctima de la "ola de inseguridad".

Ángeles Rawson fue víctima de nosotrxs mismxs. Víctima de una sociedad patriarcal que otorga a los varones poder sobre las mujeres. Víctima de la dominación masculina todavía vigente, y que nos negamos a ver, prefiriendo atribuir este crimen a un "enfermo" o un "monstruo".


Ver al violador y asesino de Ángeles como un enfermo es eximirlo de culpa. A un enfermo no se lo encierra en una cárcel: se lo pone en un psiquiátrico para tratar de curarlo.

Pero además, verlo como un enfermo, alguien fuera de las normas, fuera "de sí", fuera del mundo "normal", nos exime a nosotrxs de la responsabilidad, como sociedad, en la fabricación de varones violentos, golpeadores, acosadores, violadores, asesinos de mujeres.

El asesino de Ángeles Rawson no es ningún enfermo. Es el resultado de una sociedad que enseña a sus niños que el cuerpo de las mujeres es un bien de consumo, está a su disposición, y sólo hace falta que se acerquen para usarlo.

Una sociedad que se ríe con ternura cuando ve a un niño levantar la falda de una niña, sin explicarle jamás la noción de consentimiento y sin hacerle entender que esto está mal.

Una sociedad que usa el cuerpo desnudo de las mujeres para vender desde un jabón hasta un auto, mostrando a lxs niñxs que el cuerpo de las mujeres está ahí, disponible para todxs, y en particular para los varones.

Una sociedad que eleva el "piropo" al rango de halago en lugar de verlo como un acoso y una agresión.

Una sociedad que no entiende que entre un "piropo" y lo que le pasó a esta pobre muchacha, sólo hay una cuestión de grados, no de naturaleza

Una sociedad que no entiende que el mismo mecanismo que da permiso a los varones a decirle a una chica en la calle "chupámela toda" o "qué linda que sos, mamita", es el que le da permiso para violar y matar: este cuerpo es mío porque es mujer y soy varón.

Somos capaces de ver en una violación un acto de dominación masculina, de atribuirla a la violencia de género. Pero no somos capaces de entender que el acoso callejero y la violación parten de la misma base, la que otorga a los varones el derecho de opinar, actuar, apropiarse del cuerpo y la intimidad de las mujeres.

Ni un "piropeador" ni un violador son monstruos. Ambos aplican de manera muy obediente el discurso patriarcal y la educación recibida a través de todas las instancias sociabilizadoras. La única diferencia es cuán lejos llega cada uno.

La violencia de género no entiende de gobiernos, de política, ni siquiera de países. Este mismo tipo de violencia ocurre en el resto de América Latina, en Estados Unidos, en Canadá, en España, en Francia, en Inglaterra, en Italia... por hablar solamente de los países occidentales.

Y esto seguirá ocurriendo mientras eduquemos a nuestrxs hijxs con estereotipos de género, chistes sexistas, publicidades sexistas, lenguaje sexista, acoso callejero, que alientan a pensar que, de cierto modo, el cuerpo de las mujeres pertenece al ámbito público, y que existe una dicotomía santa/puta que protege a las virtuosas y condena a "las otras".

Por eso mismo este crimen es tan inaceptable para muchxs. Hay que escuchar decir que Ángeles era "una chica bien", "un ángel", como si ser una atorranta justificara que la violen y maten salvajemente.

Por más que Ángeles hubiera sido la última de las putas, su crimen habría sido igual de horrendo, de espantoso, de condenable.

Extrañamente, cuando violan y asesinan a putas, nadie sale a la calle a reclamar por justicia ni se moviliza en las redes sociales para condenar el crimen. Y eso que ha ocurrido, mucho más de lo que creemos.

Porque tenemos integrada la idea de que una mujer tiene que ser una santa si quiere ser respetada.

El machismo está dentro de nosotrxs. De todxs nosotrxs. El solo hecho de indignarnos tan masivamente ante este horrible crimen, y no ante el de mujeres menos "virtuosas", muestra que, como sociedad, somos parte del mismo mecanismo que llevó a la muerte de Ángeles Rawson.

El feminismo, que lucha contra estos estereotipos, nunca ha matado a nadie.

El machismo mata TODOS los días. Y seguirá matando mientras no derribemos al patriarcado.

martes, 11 de junio de 2013

La menstruación, un asunto de varones

A las mujeres nos han acostumbrado a todo tipo de publicidades idiotizantes sobre las toallitas íntimas y los tampones.

La menstruación, que nunca se nombra (se habla de "esos días"), nunca se muestra (alguien tendrá que contarme algún día quién tuvo la genial idea de transformar la sangre roja en líquido azul), siempre se insinuó como algo molesto, discapacitante, pero que tenía solución gracias a las toallitas X/ los tampones Z/ los antidolores Y.

Antes, el mensaje era que la regla no te impidiera hacer absolutamente nada: trabajar, nadar, correr, podías ser la Mujer Maravilla incluso en "esos días".

Y ojo con quejarte, que con todo lo que tenés a tu disposición, nena, no me vengas con la excusa de que estás "indispuesta" como lo podía estar tu bisabuela.

El mensaje, lógicamente, se dirigía a las mujeres. Y sí... Algo de lógica tenía, ¿no?

Pero hete aquí que en este último comercial, por primera vez, no se apela a las mujeres y a todas las cosas maravillosas que pueden llegar a hacer con los tampones, sino a... la mirada de los varones.

Ya directamente se saltó, sin más, a que actuemos, con nuestra menstruación, en función de los hombres, porque "el varón no tiene que notar nada".

A ver si al pobrecito le da un infarto por ver un poco de sangre, ¿no?

Y así, mágicamente, un asunto exclusivamente femenino se transforma en asunto de varones.

No tenemos derecho a pensar lo femenino ni siquiera desde una perspectiva femenina: hasta eso lo tenemos que ver desde una perspectiva masculina, de acuerdo a la mirada de ellos, a su deseo, que necesariamente apela a estereotipos de belleza y de pulcritud (porque básicamente, las mujeres somos un asco) que sólo se exigen a las mujeres (nótese la cara de babosos de los tres del final, que tampoco deja muy bien parados a los varones), y para que nunca-nunca-nunca se lleguen a enterar de que sangramos (sí, eso, SANGRAMOS) todos los meses.


Francamente, si vamos a hacer una publicidad para tampones y alabar el hecho de que no dejan correr la sangre entre las piernas (que, al fin y al cabo, es la meta de un tampón, no que "no se note"), preferiría mil veces esta.

Aunque claro, no se trata de un comercial auténtico, sino de una parte de la película Movie 43...

lunes, 10 de junio de 2013

¿Existe la homosexualidad?

La pregunta es provocadora. Pero no se trata de una pregunta homofóbica. Bien podría haber hecho esta otra pregunta: ¿existe la heterosexualidad?

A ambas preguntas, yo contesto: no.

Por supuesto, existen personas que prefieren tener relaciones sexuales, amorosas, sentimentales, con personas del mismo sexo.

Pero la homosexualidad como colectivo, como comunidad, como identidad, es algo relativamente reciente. Y algunxs sociólogxs consideran que se trata de una de las tantas construcciones sociales a las que estamos tan acostumbradxs que las creemos naturales.

El concepto de homosexualidad (preciso que estoy hablando del concepto, no del hecho de preferir tener relaciones con personas del mismo sexo, que es algo tan antiguo como la humanidad misma, me imagino) no apareció sino en el siglo XIX. 

En la Historia de la Sexualidad, el filósofo Michel Foucault explica que la homosexualidad como concepto es un "invento" de la psiquiatría de esa época.

Antes, se hablaba de "prácticas" (la sodomía), que, por supuesto, estaban prohibidas y castigadas, pero no de "homosexualidad". Fue al querer teorizar al respecto, al querer ver en esas prácticas "un hermafrodismo del alma", cuando se empezó a usar ese término y cuando nació el concepto de homosexualidad.

Pero entonces, si la homosexualidad y la heterosexualidad como categorías son construcciones sociales, ¿qué somos exactamente?

Yo creo que somos el producto de una sociedad que siente la necesidad imperiosa de categorizar a la gente, de ponerla en casillas (como las casillas "varón" o "mujer", por ejemplo), por miedo a no saber a quién tiene adelante y a no saber qué esperar de esa persona.

Poner en una casilla es una forma muy práctica de creer que vamos a poder predecir las acciones de esta persona. Así es como nacen los estereotipos, de género, de "raza", de clase, etc.

Si sabemos que tal persona es homosexual, la vamos a tratar de cierta manera (para mucha gente, de manera discriminatoria). Pero si no sabemos qué es, ¿qué hacemos? ¿Cómo nos comportamos? Que miedito, ¿no?

Estoy convencida de que todxs tendríamos tendencias heterosexuales y homosexuales, si no estuviéramos formateadxs por la sociedad, si no nos obligaran a elegir una u otra tendencia.

Creo que, si no tuviéramos esa obligación de elegir (y de elegir a muy temprana edad), todas y todos seríamos bisexuales, como los bonobos, nuestros primos primates más cercanos, que tienen relaciones sexuales con ambos sexos.

La reproducción biológica es, efectivamente, heterosexuada. Pero a partir del momento en que los seres humanos han separado la sexualidad de la reproducción, no hay ninguna razón "natural" por la que deberíamos ser completamente heterosexuales o completamente homosexuales.

La sociedad, por lo general, nos formatea para que seamos heterosexuales. Desde nuestra prima infancia, nos cuentan cuentos heterosexuales, nos hablan de cuando estemos casadxs con una persona del otro sexo, la heterosexualidad es la norma absoluta y la homosexualidad, lo anormal, lo otro, lo raro. En ese sentido, vamos construyendo una sexualidad heterocentrada.

Cualquier niñx que parezca tener "tendencias homosexuales" será catalogado, de inmediato, como homosexual. Quizás este niñx demuestre tendencias homosexuales Y heterosexuales, pero sólo se verán las homosexuales, y se lo categorizará como "homosexual" (sea para apoyarlo en esa "tendencia" o tratar de revertirla, o para discriminarlo luego).

De ese niñx, no se dirá: "Uh, mirá, puede que sea bisexual". Se dirá, de prepo: "Mirá, puede que sea homosexual". Ignorando por completo las posibles tendencias heterosexuales que también pueda tener.

Al crecer, ese niñx deberá elegir necesariamente entre ser 100% heterosexual y ser 100% homosexual. Y si se le considera homosexual, pues se le empujará a la "homosexualidad" por no considerarse en ningún momento la posibilidad de que sea, simplemente, bisexual.

La discriminación y la homofobia terminan de encerrar a las personas con tendencias homosexuales en la categoría absoluta "homosexual".

Así que efectivamente, creo que no existe la homosexualidad. Como tampoco existe la heterosexualidad. 

Existen sexualidades diversas, tendencias, preferencias, que podrían variar a lo largo de nuestra vida si nos sintiéramos realmente libres de cambiar, si no nos encerraran, y si no nos termináramos encerrando a nosotrxs mismos, heterosexuales y homosexuales, en casillas herméticas.

Para saber más:
- Historia de la Sexualidad. 1. La Voluntad de Saber, de Michel Foucault.
- La invención de la cultura heterosexual, de Louis-Georges Tin.







Edit del 10/06: me señalan en los comentarios que sería más justo hablar de "pansexualidad", en vez de "bisexualidad", de lo contrario, caemos nuevamente en una categorización binaria de los sexos y de los géneros.

viernes, 7 de junio de 2013

Si no te gusta el sexismo en la tele,
no la mires

Esto, "si no te gusta el sexismo en la tele, no la mires", es lo que me dicen cada vez que me quejo por las publicidades sexistas.

Y es el comentario que más se reproduce en You Tube cada vez que alguien tiene la osadía de criticar un comercial: "Si no te gusta, no lo mires, y listo, nadie te obliga".

Es notable cómo a la gente le cuesta entender la diferencia entre una queja personal, y una queja social.

Yo, personalmente, no tengo tele. Es una elección de vida. Crecí sin tele, excepto entre mis 13 y mis 17 años. El resto de mi vida transcurrió sin tele en mi casa.

Hoy en día, me mantengo firme en mi decisión: la tele no entrará en mi casa. No tengo hijxs, pero si lxs hubiera tenido, lxs habría criado sin tele, como me criaron a mí (y no, no me morí ni fui más infeliz por eso).

Cuando quiero ver un programa, lo veo en Internet, donde también hay publicidades, pero con el programa Adblock, pude deshacerme de la mayoría de ellas.

Ahora, ¿qué es lo que critico cuando critico un comercial sexista? 

Evidentemente, ya que no tengo tele, no critico algo que me molesta a mí personalmente en mi vida cotidiana. 

Critico el hecho de que ese comercial esté en la televisión, exista, sea emitido, y le llegue a muchísima gente, en particular a lxs niñxs y lxs adolescentes, porque estoy convencida de que la publicidad no es inocente, tiene una influencia en la gente, y creo que la repetición de un mismo mensaje decenas de veces al día (en este caso, la difusión de estereotipos de género) cala en el cerebro de las personas más influenciables (y no tanto también).

Una cosa es una queja personal (me molesta a mí en mi vida personal que pase tal cosa), y otra, la queja social (me molesta que esto exista en la sociedad, me parece nefasto y creo que habría que modificarlo para el bien de la sociedad).

Se puede estar de acuerdo o no con esa visión de la sociedad que yo deseo. Pero estamos en democracia y todxs tenemos derecho a expresarnos.

Cuando critico un comercial sexista, no hago otra cosa que ejercer ese derecho a expresar en qué tipo de sociedad me gustaría vivir.

Así que, a las personas que se creen super inteligentes cuando dicen "si te molesta, no lo mires", como si hubieran encontrado la respuesta para taparnos la boca definitivamente, qué tal si empezamos a usar un poco más el cerebro y a entender que no todo se refiere a unx mismx, y que puede haber gente comprometida en la búsqueda del bienestar colectivo, y no solamente individual.

martes, 4 de junio de 2013

Papá se ocupa de sus hijxs... cuando mamá
no está

Siempre me quejo de las publicidades sexistas.

Hoy, tuve la alegría de ver una que, por fin, muestra a un papá ocupándose de sus hijxs, sin que esté mamá atrás (real o simbólicamente, como en este comercial para pañales, donde el papá hace referencia a la mamá como la verdadera responsable del cuidado de lxs niñxs, y le explica a su hijo que si no le cambia el pañal, "después mamá me reta"...).

Aquí vemos a un padre que se despierta por la noche para ocuparse de su hija resfriada, y tiene que tomar él mismo un remedio para sentirse mejor.

¡Qué gran avance!

Peeeero... porque lamentablemente, siempre hay un pero...

En el comercial, el padre está solo. No hay nadie en la cama al lado de él, ni durante la noche, ni por la mañana cuando se despierta.

Esto puede ser debido a dos causas: se trata de un padre soltero (heterosexual y separado o viudo, o bien homosexual). O la mamá no estaba aquella noche por algún motivo.

En todo caso, lxs publicitarixs siguen siendo incapaz de concebir la situación en que, en una relación heterosexual (que es la que aparece en el 100% de los comerciales), papá y mamá estén en casa, y sea papá el que se despierte a la noche para ocuparse de lxs niñxs, mientras mamá sigue durmiendo...

La única situación imaginada para mostrar a un padre cuidando a sus hijxs, es borrando por completo a la madre del cuadro (porque claro, si estuviera mamá, sería ella la encargada de hacerlo y no se entendería que sea el padre el que se ocupe)... O dando a entender, como en el comercial para pañales, que se trata de una situación excepcional debida a la ausencia de ella...

Pero bueno, vamos queriendo, vamos queriendo...

Edit del 5/6: alguien me señala en los comentarios el anillo de casado que tiene el padre. O sea, volvemos a la primera posibilidad: se ocupa de su hija porque la madre excepcionalmente no está, que sino...



Gracias a Gaby por el enlace.