Por lo general, las personas que critican el feminismo y acusan a las feministas de odiar a los hombres (sin tomar en cuenta que hay varones feministas), son las mismas que se quejan del sexo "opuesto".
Pongo un ejemplo: un hombre se queja de que las mujeres, según él, busquen como pareja a hombres "de verdad", bien machos, bien viriles, y descarten a los hombres tiernos y dulces que ellas caratulan como "amigos".
Esto lo he escuchado miles de veces en muchos lugares y circunstancias.
Pues bien. Este hombre es el mismo que decreta que las feministas odian a los hombres y que las acusa de querer que seamos "todos iguales", cuando, según él, los hombres deben ser bien hombres y las mujeres, mujeres.
Ahora, ¿qué quiere decir que los hombres deben ser hombres y las mujeres, mujeres? Pues cuando lo pregunto, me contestan que los hombres son viriles, activos, saben leer un mapa y manejar pero no pueden encontrar un frasco de mayonesa en la heladera y no pueden hacer dos cosas a la vez (aunque esto difiere según la gente, algunos creen que son las mujeres las que no pueden hacer dos cosas a la vez), y que las mujeres son dulces, pacientes, sensibles, no tiene habilidades con el espacio pero sí son buenas comunicadoras.
Todo esto implica también otras cosas, según ellos: que las mujeres buscan la protección de un hombre, buscan que sea el proveedor del hogar. Y los hombres, buscan mujeres que los atraigan físicamente, sean dulces y sumisas.
El tema es el siguiente: las personas que critican al feminismo reivindican todo eso que estoy diciendo. Pero a la vez, critican al otro sexo por ser precisamente como... esperan que lo sea.
Muchos hombres se quejan de que las mujeres sólo se fijen en hombres fuertes, viriles, machos. Y muchas mujeres se quejan de que los hombres sólo se fijen en las mujeres con buen culo y que no abra demasiado la boca.
En el medio de todo eso, está el feminismo. ¿Qué dice el feminismo? Que no debemos encasillar a la gente según su sexo. Que no todos los hombres son de una manera, y no todas las mujeres son de otra. Que todos somos distintos como individuos, más allá del sexo o el color de la piel. Que los hombres no deben ser necesariamente los proveedores del hogar, y las mujeres no deben ser necesariamente madres abnegadas y esposas lindas y dulces.
O sea, el feminismo viene a reconciliar a los sexos, con una crítica del sistema que opone a los sexos. Y sin embargo, aquí tenemos a la mayoría de los hombres y de las mujeres, unidos en su rechazo del feminismo, o sea, en su rechazo de que cambien las cosas que ellos mismos critican.
¿No es un poco contradictorio?
Yo creo que sí, efectivamente, muchas mujeres buscan proveedores del hogar y hombres protectores. ¿Por qué? Pues precisamente por la educación sexista que recibieron: los
cuentos sexistas que les dicen que tienen que esperar un príncipe azul que las rescaten de la mala madrastra y que las protejan. Los
juguetes repartidos de manera sexista: muñecas y set de maquillaje para preparar a las niñas a ser madres y seductoras; armas y pelota de fútbol para preparar a los niños a ser guerreros y viriles. La televisión, que propaga ideas sexistas. Las
publicidades, que no solamente las propaga, sino que las promueve. La escuela, en que todavía hoy se dividen las clases y las actividades de acuerdo al sexo del alumno. Y un sinfín de etcéteras.
El feminismo dice: basta de segregar por sexo, basta de educar de esta manera, demos a los niños la posibilidad real de elegir cómo quieren ser, no impongamos características desde que nacen de acuerdo a si son niña o niño. No pongamos en la cabeza de las nenas que su príncipe azul vendrá a rescatarlas y protegerlas. No pongamos en la cabeza de los nenes que deberán ser los proveedores del hogar. Eduquemos en igualdad. Cambiemos las cosas.
Y ahí saltan la mayoría de los hombres y de las mujeres que critican al otro sexo por actuar de manera sexista... a defender el sistema sexista con uñas y dientes (e insultos y agresiones). A acusar al feminismo de querer que todos seamos iguales, sin respetar las diferencias, cuando el que encasilla y encierra a la gente en roles predeterminados es precisamente el sistema sexista; cuando las personas feministas quieren, precisamente, rescatar la individualidad de cada persona.
Y así es como la mayoría de la gente que se queja del otro sexo, no se da cuenta de que en realidad se queja de que el otro sexo sea así a causa precisamente del sistema sexista. Dicho de otra manera, no se dan cuenta de que en realidad les molesta el sistema sexista. Tanto como a mí. Pero en lugar de unirse a la lucha antisexista, defienden el sistema sexista a muerte.
Es un círculo vicioso, porque los hombres que se quejan de que las mujeres sólo busquen proveedores del hogar buscan solamente entre las mujeres... que buscan proveedores del hogar. Ellos mismos no son conscientes de que también responden a mandatos sociales de tener que buscar mujeres lindas ante todo. No buscan mujeres inteligentes, independientes, fuertes, con carácter, favorables a la igualdad de género y, por lo tanto, en contra de los estereotipos sexistas impuestos por la sociedad, en una palabra, feministas.
Mis amigas, que por supuesto tienen consciencia de género, no buscaron proveedores del hogar, sino compañeros de vida, hombres confiables, sinceros, igualitarios. Mis propias parejas, excepto el último, que considero haber sido un tremendo error de diagnóstico y de puntería de mi parte, han sido hombres sensibles, cariñosos, que no respondían a estereotipos machistas.
Es un
Mostrar a las personas que se quejan del otro sexo que el sexismo es la causa de muchos de sus males, de muchas de sus quejas, de muchas de las oposiciones entre los sexos, de muchos de los malentendidos y enfrentamientos, es la meta del feminismo en general, y de este blog en particular.
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