Ahí va. Ya empezamos.
Después de la felicidad por la legalización del matrimonio igualitario, por el que, dijimos, Argentina se convertía en un país en que se respetan más los derechos humanos, caemos nuevamente en la desigualdad, el fanatismo religioso y el sexismo.
Esta vez, no contra las personas homosexuales, sino contra las mujeres.
Resulta que desde 2007 existe en Argentina una "Guía Técnica de Atención Integral de los Abortos no punibles en Argentina", elaborada por el Ministerio de Salud de la Nación.
¿Qué es eso? Es simple. En Argentina, el aborto está penalizado, excepto en dos situaciones contempladas en la ley: en la primera, cuando está en riesgo la salud o la vida de la madre. Y en la segunda, cuando el embarazo es fruto de una violación, o de un atentado al pudor cometido "sobre una mujer idiota o demente".
Preciso que se entiende "salud" como "el estado de completo bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedades", de acuerdo a la OMS. Es decir, Si una mujer considera que ese embarazo atenta contra su bienestar mental o social, también debería poder abortar, y sin necesidad de autorización judicial.
Preciso que se entiende "salud" como "el estado de completo bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedades", de acuerdo a la OMS. Es decir, Si una mujer considera que ese embarazo atenta contra su bienestar mental o social, también debería poder abortar, y sin necesidad de autorización judicial.
Pero resulta que los directores de hospitales, que temen el rayo divino o un juicio de no sé qué grupo extremista, exigen que esas mujeres lleguen con una autorización judicial para practicarles un aborto. Aunque ese derecho esté previsto en la ley.
Es un poco como si ahora los funcionarios del Registro Civil exigieran a las parejas homosexuales una autorización judicial para casarse, cuando la ley ya autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo: un absurdo total.
Pero a ese absurdo total se enfrentan las mujeres que, aunque estén en una de las dos situaciones contempladas en la ley, buscan abortar.
Por supuesto, los plazos de la justicia no son los mismos que los plazos de un embarazo. Muchas veces la autorización llega demasiado tarde. O es negativa, a pesar de que la ley autoriza el aborto. Entonces las mujeres que pueden, pagan un aborto en una clínica privada (muchas veces manejadas por los mismos directores que se niegan a hacerlo en el hospital público... ¿por qué será? ¿por convicción, realmente?), las otras ponen su vida en riesgo, y otras se resignarán a tener un hijx al que no deseaban.
Bueno. Resulta que ante esa situación absurda, el entonces ministro de Salud, Ginés González García, decidió la redacción de una guía destinada al personal de salud, para que se garantice la práctica del aborto en las condiciones contempladas en la ley. Una manera de decir: "Chicos, hay una ley que permite el aborto en tal y tal situación, déjense de romper las pelotas y aplíquenla. Si existe, se aplica y punto, sean cuales sean sus ideas al respecto" (a ese extremo tenemos que llegar con el aborto...).
Esa guía fue validada por el entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner (puesto que salía del Ministerio de Salud, que depende del Gobierno nacional).
El tema es que claro, se trata de una guía, y por lo tanto no es obligatorio que todas las provincias la apliquen. Creo que por ahora, sólo Capital y dos o tres provincias lo hacen. Hace pocos días, se pidió entonces al actual ministro de Salud, José Luis Manzur, que firme una resolución ministerial a fin de garantizar la implementación de la guía en todo el sistema de hospitales públicos del país.
Guía que, lo recuerdo, no establece ningún derecho nuevo, sino que se limita a lo establecido en el Código Penal desde hace casi 90 años, y simplemente establece los procedimientos a seguir en los hospitales públicos para proceder de manera efectiva y humanizada.
Bueno, pues luego de firmar la resolución, y probablemente ante la presión de sectores religiosos, fascistas, misóginos y retrógrados, Manzur dio marcha atrás, y afirmó que nunca jamás en su vida había firmado el texto.
O sea, no estamos hablando de legalizar el aborto a pedido de la mujer, como debería ser el caso, no se trataba de dar más derechos a las mujeres, como se dieron más derechos a las personas homosexuales: se trataba simplemente de hacer cumplir al personal médico un derecho ya establecido en la ley. Y a pesar de eso, nuestro ministro se asustó, dio marcha atrás y se desdijo.
Si una guía tan anecdótica y que sólo busca que se respete la ley despierta tanta polémica, ¿qué pasará entonces cuando se busque legalizar el aborto? ¿Encarcelarán a las personas que luchen por ese derecho? ¿Las quemarán en la hoguera? Si la Iglesia habló de guerra santa en el caso del matrimonio igualitario, imagínense lo que nos espera con el derecho al aborto...
¿Argentina, país más igualitario? Ciertamente no para las mujeres.
Recuerdo que Argentina firmó la Convención para la Erradicación de Toda Forma de Discriminación hacia las Mujeres. Y que el aborto libre, seguro y gratuito, la posibilidad de tener control sobre su propio cuerpo y su aparato reproductor sin que nadie se lo impida ES un derecho básico de las mujeres.
Y por favor no vengan con el eterno argumento de que la sociedad argentina no está preparada para semejante debate, bla bla bla. Según una reciente encuesta de la consultora Ibarómetro, casi el 60% del país no está de acuerdo con que se penalice a una mujer que se practica un aborto, y un 58,5% cree que las mujeres tienen derecho a interrumpir su embarazo conforme a sus necesidades y convicciones personales.
Sin aborto libre, seguro y gratuito, no habrá jamás igualdad de condiciones con los varones.