Seguimos viviendo en un mundo sexista.
De eso, no cabe la menor duda. Este blog muestra cómo, aun cuando pensamos que "las mujeres ya lo tienen todo", los varones siguen teniendo una posición privilegiada (sin buscarlo, por supuesto), aunque ellos también, en menor medida, son víctimas del sexismo, a través de los estereotipos de género.
Desde hace varias décadas, las personas feministas (varones y mujeres) pelean por obtener la igualdad y abolir el sistema binario de separación de los sexos.
Mucho se ha obtenido en los últimos años en la mayoría de los países occidentales: el derecho de ir a la escuela y a la universidad, el derecho de voto, el derecho de trabajar y tener una cuenta bancaria sin autorización del marido (recuerdo que todo ello estaba vedado a las mujeres hasta no hace mucho), el derecho a tener cierto control sobre el aparato reproductor, a través de la anticoncepción (en América Latina el aborto sigue penalizado), la patria potestad compartida, etc. etc.
Algunas leyes específicas protegen a las mujeres de las violencias de las que son víctimas, como la violencia de género, las violaciones, etc., y en algunos países existen medidas de discriminación positiva para alentar la igualdad de oportunidades, siendo las mujeres discriminadas en el trabajo y en otros ámbitos.
A pesar de los avances en las leyes,
la situación está lejos de ser óptima en los hechos, como lo muestra
esta nota. Además, porque las mentalidades no han cambiado acerca de los estereotipos de género (la mayoría de la gente sigue atribuyendo cualidades distintas a mujeres por un lado y varones por el otro, lo cual se llama
esencialismo -pensar que las mujeres y los hombres son así o asá
por esencia), sigue habiendo situaciones y leyes discriminatorias tanto para las mujeres como para los varones.
Por ejemplo, la ley argentina estipula que en caso de separación, si bien la patria potestad sigue compartida, para lxs niñxs menores de cinco años la custodia es de la madre, más allá de si el padre se ocupó de ellxs en un 50% real. La custodia compartida es muy difícil de obtener. No es imposible, pero sí difícil.
Esto provoca situaciones de mucha frustración para algunos padres, que consideran que fueron injustamente separados de sus hijxs. Se acercan a asociaciones cuyas intenciones no siempre son tan buenas como lo que presentan. Muchas
organizaciones de padres "injustamente" alejados de sus hijxs, en efecto, fueron creadas por padres acusados de
abusos sexuales contra sus hijxs, y a los que la justicia determinó, lógicamente, que no tendrían su custodia.
Esos padres llegan a la conclusión de que la ley argentina, porque "favorece" a las mujeres, es feminista (mucho se podría decir acerca de este supuesto privilegio, con lo complicado que es, económica, psicológica y socialmente ocuparse sola de varios hijxs).
Estas personas, evidentemente, no tienen idea de lo que significa la palabra "feminista". Mucha gente sigue creyendo que el feminismo es el exacto opuesto del machismo, y busca la superioridad de las mujeres, cuando lo único que busca el feminismo es la igualdad.
O sea, las personas feministas no están en contra del principio de custodia compartida, muy por el contrario: ¿qué mejor que tener igualdad de salarios, igualdad de oportunidades laborales, igualdad en las tareas domésticas de la casa, igualdad en las tareas relacionadas con lxs hijxs, igualdad en la custodia compartida, igualdad en el cuidado de lxs hijxs en caso de separación, etc. etc.?
Sí están
en contra de la custodia compartida de manera automática, porque todavía estamos en una sociedad en que
son las mujeres las que se ocupan mayoritariamente de lxs niñxs, en particular cuando son bebés. O sea, si el padre se involucró tanto como la madre en el cuidado día a día de sus hijxs, es totalmente lógico que luego de la separación, la custodia sea compartida.
Pero si dejó que fuera la madre quién dejó de trabajar o redujo su horario laboral para ocuparse del bebé, que fuera la madre quien faltara al trabajo cuando se enfermaba, que fuera la madre quien se ocupara de comprarle la ropa, lavarla, plancharla, que fuera la madre quien se acordara de la fecha de visita al pediatra, que fuera la madre quien fuera a buscarlx a la escuela o fuera a las reuniones de padres, etc. etc., pues entonces también es lógico que ella tenga la custodia.
Y por supuesto, en caso de posibles abusos sexuales, es imprescindible llevar a cabo primero una investigación real antes de dar la custodia a un padre abusador (y a una madre abusadora, por supuesto, aunque la mayoría de los abusos son cometidos por el padre).
El problema es que
estamos viviendo una situación de transición, entre una sociedad extremadamente machista, y otra que se encamina muy lentamente hacia la igualdad. Las mentalidades aún no han cambiado,
la mayoría de los varones y de las mujeres siguen siendo sexistas y esencialistas, la sociedad sigue dividiéndose entre masculino y femenino, sea para la guerra, el deporte, o para la idea de
complementariedad de los sexos, ambas ideas muy nefastas a la hora de implementar la igualdad.
Mucha gente confunde a las mujeres que siguen reclamando la exclusividad de la crianza de lxs hijxs siempre (mujeres, a todas luces, con mentalidad sexista) con las feministas, que no reclaman esa exclusividad, muy por el contrario.
Y, erróneamente, esa gente piensa que hoy en día, porque las mujeres siguen teniendo esa exclusividad, la sociedad es feminista, cuando lo que sigue siendo es, precisamente, sexista.
Esa gente se llama "masculinista". Creen que hoy en día, los dominados son los varones, en una sociedad que "privilegia" a las mujeres.
Lxs masculinistas hacen furor en países mucho más igualitarios que otros, como Canadá, pero también en Estados Unidos.
Una portavoz de ese movimiento es Esther Vilar, argentino-alemana, autora de "El Varón Domado". Su idea principal es que la mujer no está dominada por el varón, sino que, al contrario, lo controla con técnicas de seducción: "El hombre fue entrenado y condicionado por la mujer, de manera no muy distinta a cómo Pavlov condicionó sus perros, para convertirlos en sus esclavos. Como compensación por su labor, los hombres son premiados periódicamente con una vagina".
Mucho tengo para comentar acerca de las ideas misóginas y antifeministas de Esther Vilar (y sí, una mujer también puede ser misógina) y de las personas masculinistas en general, pero lo haré en otras entradas porque sino, se va a hacer eterno. Justamente con esta nota inauguro una nueva categoría, llamada "Masculinismo".
En mis momentos optimistas, pienso que es cuestión de una o dos generaciones antes de que el malentendido acerca del feminismo sea levantado. El problema es que eso depende del cambio de mentalidades, y esto último es lo más difícil de conseguir: la gente se siente más segura cuando puede encasillar a los demás, y se siente perdida cuando saltan esas casillas y las categorizaciones se vuelven más caóticas.
Entonces, reaccionan como pueden, acusando al feminismo de todos los males de la sociedad, por querer cambiarla.
Y es cierto, el feminismo pretende una verdadera revolución, no solamente algunos cambios, no solamente algunas medidas, porque
toda la sociedad está basada en la separación de los sexos, y el feminismo pretende acercarlos (lo más irónico es que al feminismo, se le llama "
guerra de los sexos"...). Entonces, las personas feministas asustan, como asustaban las personas que osaban reivindicar que los negros eran seres humanos o que la Tierra no era el centro del universo.
Lo más extraño es que muchas personas masculinistas pelean contra las personas que estarían más propensas a apoyarlas: en efecto, son las personas feministas las que están a favor de que las tareas domésticas y el cuidado de lxs hijxs se compartan en un 50% real durante la relación y luego de la separación. O sea, una postura lógica de los padres frustrados por ser separados de sus hijxs luego de un divorcio sería
unirse al feminismo, y no oponerse a él...
Lo que han entendido perfectamente los
pro-feministas, varones antipatriarcales, etc., que no reniegan de la lucha feminista, no tildan a las feministas de "
feminazis", como sí lo hacen los masculinistas, no niegan las estadísticas sobre violencia de género, violaciones, pedofilia, como sí hacen los masculinistas, y
aportan muchísimo a la lucha antisexista por la igualdad.