Conversación oída por ahí:
"Yo si tengo hijos, no quiero estar con las patas abiertas delante de todos, los genitales expuestos, y que mi novio me vea cagarme cuando estoy pujando. Me daría mucha vergüenza.
- Ay, pero qué decís? Qué exagerada que sos. Una mujer, cuando está pariendo, no le importa si se está cagando delante de todos, no le importa nada, lo único que le importa es que su bebé salga rápido y sano".
Escuché por ahí, ¿vio?
A ver. O sea. Si entiendo bien, una mujer, cuando tiene un bebé bajando por su vagina, (perdón, por el canal de parto, porque vagina es una mala palabra, visiblemente, cuando un bebé anda por ahí deja de ser una vagina y se transforma mágicamente en canal de parto) deja de ser un sujeto con pudores, traumas, un pasado que explique esos pudores y traumas, sino una incubadora a punto de expulsar el objeto que estuvo incubando.
Deja de tener subjetividad, para volverse un objeto destinado a sacar a la luz un bebé sano.
Pongamos una mujer que a los 14 años fue a ver su primer ginecólogo, un varón, y ese ginecólogo abusó de ella, o se comportó de manera impropia, o simplemente realizó maniobras inútiles (como un tacto vaginal, absolutamente inútil para una chica virgen de 14 años) y sin avisarle que lo iba a hacer (así, de golpe, le mete dos dedos en la vagina).
Pongamos que esa mujer quedó bastante traumada por eso.
Pongamos que esa mujer, luego, más tarde, es violada por un "amigo" (pongo comillas porque un amigo violador no es muy amigo que sea, pero bueno, digamos, un conocido).
Esa mujer crece con unos cuantos problemitas con respecto al pudor, a los genitales, a un montón de cosas que tienen que ver con el sexo y sus derivados. Por ejemplo, no puede ver un ginecólogo varón. De ninguna manera. No way. Sabe que es ridículo, que es una generalización abusiva, que es esencialista, bla bla bla, ya lo sabe. Pero es así.
Después de 10 años de terapia, logra vencer un montón de traumas, de obstáculos, logra disfrutar del sexo, se enamora, la pasa bomba con su novio, y se embaraza.
Pero claro. Los traumas siguen ahí en algún lugarcito. Tiene pudores que otra mujer capaz que no tendría. Sigue sin querer atenderse con un varón. No le gusta nada la idea de que su novio ande mirando entre sus piernas mientras está con los genitales al aire pariendo al bebé de ambos. O directamente prefiere ir a cesárea, porque lo del parto es más fuerte que lo que ella puede soportar.
Bien.
En alguna momento tiene la conversación citada arriba. Y no hay caso, siempre hay alguien para decirle: "Pero qué decís, estás exagerando", etc. etc. Y a veces, ese alguien es su propio compañero, que le dice: "Disculpame, pero yo quiero ver salir a mi bebé".
Quiero ver salir a mi bebé.
O sea, quiere mirar el agujero del que sale su bebé. No se acordará de que ese agujero pertenece a una mujer que, por la razón que sea, por lo expuesto arriba o por cualquier otro motivo suyo, no quiere que le anden mirando así. Porque es a su cuerpo al que están mirando, a su ser. No un agujero anónimo, no una bolsa que se rompe para dejar salir su carga, no una incubadora que se abre: a ella. A su intimidad. Con su pasado, su historia, sus traumas y sus pudores.
¿Por qué algunas personas creen que pueden dictar a las mujeres cómo se deben sentir durante un parto? Porque no se considera que una mujer pariendo sigue siendo un sujeto. Se vuelve un objeto al servicio de otro ser, el bebé. No es que a ella no le debe importar su pudor: es a los demás a quienes les importa tres pepinos.
Así que por favor, a la hora de tener esa conversación, piensen un poquito más, y no se olviden de que la mujer que está pariendo sigue siendo un ser humano con su propia subjetividad.
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"Yo si tengo hijos, no quiero estar con las patas abiertas delante de todos, los genitales expuestos, y que mi novio me vea cagarme cuando estoy pujando. Me daría mucha vergüenza.
- Ay, pero qué decís? Qué exagerada que sos. Una mujer, cuando está pariendo, no le importa si se está cagando delante de todos, no le importa nada, lo único que le importa es que su bebé salga rápido y sano".
Escuché por ahí, ¿vio?
A ver. O sea. Si entiendo bien, una mujer, cuando tiene un bebé bajando por su vagina, (perdón, por el canal de parto, porque vagina es una mala palabra, visiblemente, cuando un bebé anda por ahí deja de ser una vagina y se transforma mágicamente en canal de parto) deja de ser un sujeto con pudores, traumas, un pasado que explique esos pudores y traumas, sino una incubadora a punto de expulsar el objeto que estuvo incubando.
Deja de tener subjetividad, para volverse un objeto destinado a sacar a la luz un bebé sano.
Pongamos una mujer que a los 14 años fue a ver su primer ginecólogo, un varón, y ese ginecólogo abusó de ella, o se comportó de manera impropia, o simplemente realizó maniobras inútiles (como un tacto vaginal, absolutamente inútil para una chica virgen de 14 años) y sin avisarle que lo iba a hacer (así, de golpe, le mete dos dedos en la vagina).
Pongamos que esa mujer quedó bastante traumada por eso.
Pongamos que esa mujer, luego, más tarde, es violada por un "amigo" (pongo comillas porque un amigo violador no es muy amigo que sea, pero bueno, digamos, un conocido).
Esa mujer crece con unos cuantos problemitas con respecto al pudor, a los genitales, a un montón de cosas que tienen que ver con el sexo y sus derivados. Por ejemplo, no puede ver un ginecólogo varón. De ninguna manera. No way. Sabe que es ridículo, que es una generalización abusiva, que es esencialista, bla bla bla, ya lo sabe. Pero es así.
Después de 10 años de terapia, logra vencer un montón de traumas, de obstáculos, logra disfrutar del sexo, se enamora, la pasa bomba con su novio, y se embaraza.
Pero claro. Los traumas siguen ahí en algún lugarcito. Tiene pudores que otra mujer capaz que no tendría. Sigue sin querer atenderse con un varón. No le gusta nada la idea de que su novio ande mirando entre sus piernas mientras está con los genitales al aire pariendo al bebé de ambos. O directamente prefiere ir a cesárea, porque lo del parto es más fuerte que lo que ella puede soportar.
Bien.
En alguna momento tiene la conversación citada arriba. Y no hay caso, siempre hay alguien para decirle: "Pero qué decís, estás exagerando", etc. etc. Y a veces, ese alguien es su propio compañero, que le dice: "Disculpame, pero yo quiero ver salir a mi bebé".
Quiero ver salir a mi bebé.
O sea, quiere mirar el agujero del que sale su bebé. No se acordará de que ese agujero pertenece a una mujer que, por la razón que sea, por lo expuesto arriba o por cualquier otro motivo suyo, no quiere que le anden mirando así. Porque es a su cuerpo al que están mirando, a su ser. No un agujero anónimo, no una bolsa que se rompe para dejar salir su carga, no una incubadora que se abre: a ella. A su intimidad. Con su pasado, su historia, sus traumas y sus pudores.
¿Por qué algunas personas creen que pueden dictar a las mujeres cómo se deben sentir durante un parto? Porque no se considera que una mujer pariendo sigue siendo un sujeto. Se vuelve un objeto al servicio de otro ser, el bebé. No es que a ella no le debe importar su pudor: es a los demás a quienes les importa tres pepinos.
Así que por favor, a la hora de tener esa conversación, piensen un poquito más, y no se olviden de que la mujer que está pariendo sigue siendo un ser humano con su propia subjetividad.
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