martes, 30 de marzo de 2010

Licencia de paternidad: una solución para menor discriminación laboral

Hoy en día en Argentina, los varones que tienen hijxs tienen derecho a dos (2) días de licencia por paternidad.

O sea: nace su bebé, y ni siquiera pueden esperar a que la mamá regrese a su casa luego del parto, que ya tienen que volver al trabajo.

Esto representa una doble discriminación: para los varones. Y para las mujeres.

¿Por qué?

Para los varones, es bastante obvio: se les niega el derecho a disfrutar de su nueva paternidad, a crear lazos con su bebé recién nacido (tiempo que la mamá sí tendrá), seguramente con la excusa de que ellos no pueden amamantar (lo cual, por cierto, es falso y además, si fuera por eso, entonces habría que acortar la licencia a las mujeres que no amamantan), a estar presente para la mamá, que luego de un parto, y más si es por cesárea, está agotadísima. El bebé se encariñará con la persona que más presente esté, es decir, la mamá. ¿Cuántos padres se quejan de que al regresar del trabajo, su bebé ni siquiera los reconoce y pide a gritos ser devueltos a los brazos de su mamá?

Además, es importante que lxs niñxs vean que su papá se dedica a su bebé de igual manera que su mamá. Esto es fundamental para dar el ejemplo de una pareja igualitaria y dedicada en la misma medida.

Ahora, ¿por qué digo que para las mujeres también es una discriminación?

Es muy simple. Imagínense ser empresarix. Imagínense tener que contratar a una persona, y tener que elegir entre un varón y una mujer, con iguales cualificaciones, igual experiencia, igual talento para ese trabajo. Sin dudas, cualquiera contrataría al varón. Porque la mujer, si está en edad de procrear, es fuente probable de problemas para la empresa: si queda embarazada, tiene derecho a 90 días de licencia. Un tiempo en que habrá que buscarle una persona para reemplazarla, en fin, un quilombo.

El varón, si tiene hijxs, y esto puede ocurrir más o menos en cualquier momento de su vida, porque su vida fértil es más larga, no representará ningún tipo de problemas: dos días de licencia, y a otra cosa mariposa.

Esto es una de las principales causas de discriminación laboral entre varones y mujeres.

Si los hombres, en caso de paternidad, tuvieran 30 días de licencia obligatorios, también empezaría a representar un problema para la empresa el hecho de que tengan hijxs. Y precisamente como su vida fértil es más larga, ya no habría tanta discriminación a la hora de contratar a una mujer. Treinta días empieza a ser un tiempo suficientemente molesto para la empresa.

¿Por qué digo que obligatorios? Porque es muy fácil que el o la jefa presione para que no se tome esos treinta días y regrese rápidamente a la empresa, donde seguramente habrá otras personas dispuestas a hacer el trabajo que él se negaría a hacer si se tomara toda la licencia. Y muchos, para hacer letra, o para no perjudicar la empresa, se negarán a tomarse esos 30 días. Por eso ese tiempo debería ser obligatorio.

Igualmente, para mí sólo sería un principio. Considero que la licencia por paternidad y maternidad debería ser absolutamente la misma. Está bien, el varón no tiene que reponerse del parto. ¿Pero por qué no pensar en darle una licencia después de la licencia de la madre, para que ella pueda retomar su trabajo sin tener que pensar en una guardería, y para que él pueda crear esos lazos tan importantes con su bebé?

Por todo eso es que, por ahora, estoy completamente en contra de aumentar los permisos maternales. Mientras no se haya alcanzado la igualdad, aumentar los permisos para las madres sólo reforzará la discriminación laboral entre varones y mujeres. Una vez alcanzada la igualdad, entonces sí se podrá pensar en alargarlos, tanto para las madres como para los padres. Porque se puede dar perfectamente que sea el padre el que decida dejar de trabajar un tiempo para ocuparse de sus hijxs, y no la madre. 

Sé que existe una tendencia del feminismo que opina que es una prioridad dar no sé cuántos años de licencia a las madres, y no a los padres. Yo no comparto esa postura. La compartiré a partir del momento en que se haya alcanzado la igualdad de permisos.

Como dicen en la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción, una asociación basada en España:
"El permiso de maternidad no es un descanso; es un periodo para cuidar al bebé. Las madres tienen derecho a disfrutarlo, pero también los hombres deben tener ese mismo derecho. Que los hombres se dediquen en la misma medida es fundamental para establecer la igualdad de roles en la pareja desde el primer momento de la llegada del bebé. Es importantísimo que los niños vean que los papás cuidan igual que las mamás.
Las mujeres dan a luz y tienen que recuperarse del parto, pero el hecho es que, entre unas cosas y otras, se dedican 16 semanas. Nada impide que los hombres se dediquen durante otras 16 semanas. El solo hecho de que desaparecieran del empleo durante el mismo tiempo ya sería importante, pero es que además, según demuestra la experiencia, la mayoría de los hombres cuidan a sus bebés durante los permisos. Una minoría no lo hace, pero eso no es ningún argumento para quitarle el derecho a los que lo utilizan debidamente.
Muchas otras reformas son necesarias para conseguir un modelo de sociedad en el que mujeres y hombres sean personas sustentadoras/cuidadoras en igualdad, pero otorgar a los hombres la igualdad de derechos para el cuidado es crucial. Mientras los permisos sigan siendo desiguales y/o conjuntos para madres y padres, mujeres y hombres continuarán siendo presionados por las empresas, por el entorno familiar y por el medio social para mantener la tradicional división de roles de género."

sábado, 27 de marzo de 2010

Lo otro

Ser mujer sigue siendo una característica aparte. El otro día, el diario La Nación titulaba: "Se fue el nº2 de Stornelli y lo reemplaza una mujer".

¿Se imaginan el mismo título al revés? "Se fue Mercedes Marcó del Pont y la reemplaza un hombre".

Tampoco se podría imaginar como título: "Un hombre se convierte en presidente de Costa Rica".

Sería impensable. ¿Por qué? Porque ser hombre no es una característica: es lo que se espera de las personas con cargos gerenciales o con cualquier tipo de responsabilidades o incluso en la vida cotidiana.

Lo normal es que sea un hombre. Lo masculino es lo genérico, lo general, lo que está por default.

Un ejemplo que cité en otra entrada: el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss un día escribió: "Todo el pueblo se fue al día siguiente en unas treinta pirogas, dejándonos solos con las mujeres y los niños en casas abandonadas".

"Todo el pueblo" debería referirse, lógicamente, a la totalidad de lxs habitantes del pueblo, varones y mujeres. Pero en realidad, con "todo el pueblo", Lévi-Strauss quería hablar únicamente de los varones adultos. Las mujeres y los niños no forman parte de "todo el pueblo": están aparte. Y lo peor es que la inmensa mayoría de la gente, al leer esa frase, entiende perfectamente que "todo el pueblo" son, en realidad, únicamente los varones. Nadie se pone a pensar: "¿Cómo? ¿No había dicho que todo el pueblo se había ido? ¿Qué hacen allí las mujeres?"

La mujer sigue siendo lo otro, el satélite, lo anecdótico, lo secundario. La feminista francesa Simone de Beauvoir lo explicó mejor que nadie (¡en 1949!) en El Segundo Sexo (título más que explícito): la mujer "se determina y se diferencia en relación al hombre y no en relación a lo que ella misma es; ella es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, el absoluto: ella es “lo otro”".

De hecho, para iniciarse al feminismo (luego han surgido textos mucho más modernos, por supuesto), recomiendo enfáticamente la lectura de El Segundo Sexo, de Simone de Beauvoir. Supongo que muchas mujeres dirán que se equivocó al demonizar la maternidad y mostrarla como una alienación para las mujeres, pero es que lo era (y lo sigue siendo en gran medida) a partir del momento en que se asignaba únicamente a la mujer el papel de criadora, relegándola a la esfera doméstica, mientras los hombres monopolizaban los lugares de poder.

Entonces, El Segundo Sexo son dos tomos largos (como mil páginas) y engorrosos, algo anticuados en su enfoque, pero que tienen conceptos que, a mi entender, siguen teniendo plena vigencia. Lamentablemente.

lunes, 22 de marzo de 2010

50.000

Es el número de visitas que mi blog ha recibido desde su nacimiento, hace casi dos años y medio. Sé que en comparación con otros blogs, que reciben esta cantidad de visitas por semana o incluso por día, no es nada, pero yo estoy más que satisfecha, sabiendo, por un lado, que el tema de mi blog no es para nada popular ni demagogo, y por el otro, que su crecimiento es exponencial (la mitad de las visitas fueron en los últimos seis meses).
El o la visitadora nº 50.000 se conectó desde Buenos Aires este domingo a las 21h04 y su servidor era Telecom, así que si alguien se reconoce, se hace acreedor-a de... ¡todo mi reconocimiento!

Quiero aprovechar la ocasión, justamente, para agradecer a todxs y cada unx de ustedes por leerme, dejar comentarios, y hacer que este espacio sea dinámico y plural.

Mi meta, desde el inicio, ha sido simplemente concientizar a la gente, abrirles los ojos sobre la realidad del sexismo en la vida cotidiana. Es un viaje sin retorno: quien se da cuenta de que vivimos en un mundo sexista no puede volver para atrás. A veces, a mí me gustaría volver a cerrar los ojos, Pero es imposible. El panorama no es muy lindo, pero cada cual puede, con su granito de arena, modificar las cosas en pos de la igualdad de género.

Esta es, en todo caso, mi loca esperanza.

PD: Si quieren dar un empujón más al blog, también pueden votar por él aquí y adherirse a la página en Facebook creada recientemente.

domingo, 21 de marzo de 2010

La bruja me sacó a mis hijos

Es una constante: cuando una pareja con hijxs se separa, la mujer termina siendo una bruja que se quedó con la casa y lxs hijxs, y el hombre un pobre infeliz a quien no le queda nada, y que critica el sistema judicial por darle la tenencia de lxs hijxs a la mujer.

Estoy de acuerdo en que ningún padre, ninguna madre, puede negar al otro progenitor el derecho a ver a sus hijxs, excepto en casos extremos de violencia o incesto.

Ahora. Mi pregunta es la siguiente: mientras estaban juntos, ¿quién se ocupó realmente de lxs hijxs? ¿Quién sacrificó parte de su carrera para ocuparse de ellxs? ¿Quién fue a buscarlxs al colegio cuando enfermaban, poniendo en juego su trabajo y la consideración que tiene de parte de sus superiores? ¿Quién fue a las mal llamadas reuniones de padres, porque allí sólo se ven madres? ¿Quién les cocinó, les planchó la ropa, les ayudó a hacer los deberes, pensó en ponerles crema solar en verano, en cambiarles las medias sucias, en sacarles ese moco que le está colgando, en darles comida equilibrada o en comprarle los útiles para el colegio?

Según todas las estadísticas, y salvo muy honrosas excepciones (que no niego, ojo, sólo que me parece que no son representativas), las madres dedican tres o cuatro veces más tiempo al cuidado de lxs hijxs que los padres.

Esos padres, ¿se esfuerzan por cambiar la sociedad, el mundo laboral y reclaman permisos de paternidad más largos iguales al de las madres? ¿Militan por tener el derecho a ausentarse del trabajo por motivos familiares sin que sean mal vistos por sus superiores? ¿Hacen algo para cambiar la situación actual y poder disfrutar de su paternidad sin ser penalizados en su empresa?

Como leí en el sitio Stopmachismo (Hombres contra la desigualdad de género), en un comunicado reciente en ocasión del Día del Padre en España:
"(...) Quien no ha compartido al 50% las tareas de cuidado durante el matrimonio, no puede pretender después la custodia compartida tras el divorcio, con desprecio del criterio de la madre y con total desvaloración del trabajo de cuidado desarrollado por ella durante años. La atención compartida es una obligación de los hombres antes de la separación y por eso mismo la custodia compartida no es un derecho de aquellos que no hayan asumido previamente la mitad de las tareas domésticas y de cuidado. Reivindicar la custodia compartida en esas circunstancias y hacer pasar a la madre por el calvario de un procedimiento judicial, nos parece simplemente un acto más de violencia de género (psicológica y económica). Por más que algunos padres divorciados se sientan víctimas de una privación injusta de sus hijos y de una lógica disminución de su nivel de vida, lo que es verdaderamente injusto es reivindicar, por resentimiento a causa de la separación (que el modelo masculino tradicional sigue considerando como una ofensa), un papel que no se haya desempeñado (aunque subjetivamente se piense que “se ha ayudado mucho”) con el fin consciente o inconsciente de poner palos en la rueda del trabajo educativo que realiza la madre para hacerle la vida aún más difícil. Y encima manipular el sentido de la igualdad pidiendo la custodia compartida en nombre de una pretendida igualdad".
Eso, para todxs lxs que me citan asociaciones de padres divorciados como APADESHI (Asociación de Padres Alejados de sus Hijos). Yo quiero ver cómo esos padres se desenvolvieron en su casa como pareja y como padres, para luego del divorcio reclamar como un derecho automático la tenencia compartida.

PD: Preciso que estoy total y absolutamente de acuerdo con la tenencia compartida y que en mi caso, obligaría más bien a mi ex pareja a que se ocupe de sus hijxs tanto como yo luego de la separación (así como no concebiría tener hijxs con alguien que no se ocupe al 50% de ellxs mientras estemos juntos). Hablo únicamente del caso de los padres que no se ocuparon de sus hijxs en un 50% real, y luego pretenden tener derecho automático a la tenencia compartida. Igualmente, no conozco muchos padres así. Conozco muchos que se quejan de que la tenencia fue otorgada a la madre, pero no muchos que hayan reclamado realmente ante el tribunal la tenencia compartida: saben muy bien que ocuparse de un hijx todos los días de la semana, y no solamente un fin de semana de cada dos, implica un trabajo, una dedicación y un compromiso que la mayoría de ellos no está dispuesta a dar, arguyendo que trabajan todo el día (como si la madre no lo hiciera). Entonces aceptan el fallo de la justicia con gusto, ni se les ocurre reclamar la tenencia compartida, que implicaría tener a sus hijxs una semana entera de cada dos, pero luego, hipócritamente, se quejan de lo injusto del sistema.

jueves, 18 de marzo de 2010

Soledad

De repente, todo cambia en la vida de alguien.
De repente, lo que se creía estable, inmutable, sólido, hace agua, se fisura y finalmente se desmorona.
De repente, la persona más fuerte, más independiente, más entera, se cae a pedazos, y encuentra trozos de su ego, de sus convicciones, de sus ideologías, de sus certezas, pegados debajo de cualquier zapato sucio.
De repente, aquello que nos parecía tan importante se vuelve miserable, inútil, insignificante, fútil, y hasta molesto.
De repente, una vida pensada de a dos tiene que volver a pensarse en singular.
Y eso, por más sólida que una persona se sienta, la tiene como un pájaro con las alas rotas.

sábado, 13 de marzo de 2010

Si las mujeres fueran hombres...

Esta publicidad, que al parecer causa mucha gracia a muchos varones, muestra cómo serían las mujeres si actuaran como los hombres: en sus casas, pasearían con calzoncillos para nada sexys, se rascarían el culo, se tirarían pedos, escupirían, y tomarían cerveza mirando carreras de auto por televisión.

Ahora, ¿tan ingenuos son algunos varones que piensan que las mujeres no hacemos esas cosas cuando estamos solas? ¿Acaso creen que nos pasamos el día en tanguita con encajes, que nunca tenemos flatulencias y que siempre comemos ensaladitas light y miramos telenovelas soporíficas?

En el imaginario masculino, las mujeres nunca pueden estar cómodas, ni siquiera cuando están solas. La comodidad, el hecho de vivir naturalmente las manifestaciones del cuerpo, está reservado a los varones. Las mujeres tenemos que portarnos bien, ser decorosas y actuar como ladies inglesas, en todas las circunstancias, incluso en la soledad de nuestras casas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Spam en los comentarios

Ante la invasión de spam de todo tipo en los comentarios (ustedes no se enteran porque los rechazo), me he visto obligada a imponer el paso de "verificación de palabra" para enviar un comentario.
Realmente no quería llegar a esa instancia, pero los spams me hacen perder mucho tiempo y ya me tienen cansada. Si veo que es mucho inconveniente para lxs participantes, lo sacaré de nuevo, pero al menos me habrá dado algún respiro.
Saludos a todxs.

martes, 2 de marzo de 2010

Ahora las mujeres pretenden trabajar...

Estoy podrida, podridísima de que la gente diga que antes las mujeres no trabajaban y se ocupaban de la casa, y que ahora pretenden trabajar a la par de los varones y que por eso estamos como estamos.

Un día, alguien me dijo que las mujeres, si querían alcanzar la igualdad, iban a tener que trabajar mil años para poder pretender obtener los mismos derechos y las mismas consideraciones que los varones, insinuando así que en los mil años anteriores, ellas se habían dedicado a rascarse los ovarios viendo cómo los pobres varones trabajaban y se ganaban el derecho a ser todopoderosos (ergo: para adquirir ese derecho, ahora les toca a ellas romperse el lomo).

Miente, miente, que algo quedará... Es exactamente lo que está sucediendo con el trabajo de las mujeres.

Porque las mujeres SIEMPRE HAN TRABAJADO. Siempre. En la época de las cavernas, es mentira que se quedaban cuidando la cueva mientras el varón iba a arriesgar su vida cazando el mamut. Ellas no solamente recolectaban frutos, también salían a cazar animales, quizás más pequeños que los que cazaban los varones, pero se iban a cazar igual. O sea que todas las grandes teorías sobre que los varones tienen mejor sentido de la orientación que las mujeres porque ellos tenían que ubicarse en el espacio, y sobre que las mujeres encuentran más fácilmente el frasco de mayonesa en la heladera porque se encargaban de ubicar las cosas en la caverna, son una mentira de los antropólogos machistas, que han interpretado a su conveniencia la realidad histórica.

Y así con todo. En el campo, las mujeres han trabajado siempre a la par de los varones, yendo a buscar el agua, cargando pesadísimos cubos, ocupándose de los animales antes mismo de que amaneciera, matándose sembrando, cosechando, y también lavando, cocinando, cuidando a lxs hijxs de la pareja. Sin embargo, no tenían los mismos derechos,  no eran consideradas cuidadanas, no podían votar, no podían tener acceso a la educación, que estaba reservada a los varones, o sea que no podían pretender desarrollarse como profesionales ni superar su condición. Hasta principios del siglo XX (o sea, ayer), las mujeres no tenían derecho a ir a la escuela y menos que menos a la universidad.

Después, claro, lxs machistas se jactan de que no hay genias entre las mujeres y  de que las mujeres no han inventado nada trascendental. Otra mentira, claro, porque en la escuela solamente te enseñan nombres de hombres famosos por sus inventos y sus logros. Pero de todos modos, si hay menos genias que genios, ¿es por una incapacidad de las mujeres o porque históricamente las han incapacitado para desarrollarse?

Eso de que las mujeres se quedan en casa mientras el marido sale a trabajar fue un invento de las clases altas del siglo XVIII (misma época en que se inventó el concepto de "instinto materno" para hacer creer a las mujeres que su destino era la maternidad y punto final), pero entonces las mujeres de las clases más bajas (o sea, la inmensa mayoría) también iban a trabajar fuera de la casa, de lavanderas, de obreras, de lo que fuera.

Y hoy en día, las mujeres representan la mitad de la fuerza laboral de la gran mayoría de los países, es decir, siguen trabajando a la par de los hombres, y con frecuencia incluso más que ellos. Eso sí, muchas veces su trabajo no es reconocido, se desarrolla en el campo informal, es menos pagado, y son ellas las que siguen cargando con la doble o triple jornada de trabajo, al tener que ocuparse de las tareas domésticas y de lxs hijxs de la pareja (insisto en que lxs hijxs son de ambos, no solamente de ellas) cuando vuelven a su casa después de trabajar.

A pesar de eso, ¿cuántas veces he escuchado: "Y bueno, ahora las mujeres pretenden trabajar", como si nunca lo hubieran hecho?

En un blog sobre África que descubrí recientemente, leí una entrada llamada "El oficio de ser mujer en África". Ahí el o la autora explica:

"Si África es un lugar olvidado por Dios, para todo tipo de personas, el oficio de ser mujer en África es una tarea de las más duras.
  • La mujer va a por agua con sus hijas
  • La mujer va a por leña con sus hijas
  • La mujer prepara la comida con sus hijas
  • La mujer cuida de sus hijos, junto con sus hijas
  • La mujer atiende a su marido
  • La mujer atiende la "casa"
  • La mujer atiende los animales
  • La mujer atiende las cosechas
En cambio el marido, únicamente busca un trabajo o atiende la cosecha.
El duro y triste oficio de ser mujer en África".

 
Cargando agua con un bebé a cuestas. Nunca he visto a un hombre trabajando con su bebé en la espalda...