¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase trillada? ¿Cuántas veces hemos leído en una revista que tal actriz consiguió su "rol más lindo: mamá"? ¿Cuántas veces han entrevistado a
mujeres sobre su maternidad y han elegido contar experiencias siempre positivas?
Y como corolario, ¿cuántas veces hemos escuchado que el embarazo y el parto son los momentos más lindos que puede vivir una mujer? ¿Cuántos testimonios hemos escuchado acerca de lo hermoso que es llevar un ser en el vientre, y el momento único que es el alumbramiento, y toda una serie de descripciones llenas de rosas y corazones sin ninguna sombra?
¿Y cuántas veces nos han dicho que "lo mejor para el bebé es darle la teta durante dos años"?
Todos estos discursos son muy lindos, pero completamente
culpabilizadores para las mujeres que no viven las cosas de esa manera. Y las hay. Y muchas. Y el
choque con la realidad puede ser terrible para todas aquellas que se comieron el discurso de que todo es siempre lindo, y para las que embarazo, parto, lactancia y maternidad terminan siendo sinónimo de dolores, molestias, heridas, degarros, o depresión.
Olvidemos por un momento que se puede ser mujer y no tener ni querer hijos, y que
la felicidad de una mujer no pasa necesariamente por la maternidad, que existen muchísimas maneras de sentirse plena sin necesidad de pasar por tener cría.
Olvidemos también por un momento que un embarazo
no deseado puede ser vivido como una
tortura o una violación (ni hablar un parto no deseado).
Hablemos solamente de las mujeres que
sí quieren tener hijos y deciden por voluntad propia quedar embarazadas.
Pero...
¿por voluntad propia? Desde el vamos, esta decisión muchas veces no es tal, sino impuesta socialmente. Nos machacan tanto el cerebro con que tenemos que tener hijos sino no vamos a ser felices (ni bien nacemos nos enchufan muñecas y nos enseñan a cambiarle los pañales, nos hablan de "cuando" tengamos hijos, nunca de "si" tenemos hijos, etc.) que la inmensa mayoría de las mujeres ni siquiera se plantea si los quiere realmente o no. Ni se lo cuestiona. Hay que tener hijos para ser una mujer feliz y plena, punto y aparte.
Pero además, en general,
no saben bien en qué se meten. Creen que tener hijos es mirarlos jugar y crecer y morirse de amor viendo sus caritas de ángeles inocentes. Recientemente, una amiga que trabaja en su casa me contó que cuando decidió tenerlo, sin pensarlo demasiado, estaba convencida de que con su bebé, podría seguir trabajando sin problema, mientras él jugaba solo. "Pensé que estaba buenísimo porque podría trabajar, y al mismo tiempo tenerlo cerca para abrazarlo y darle besitos cuando se me antojara", me dijo, visiblemente influenciada por la imagen siempre positiva y libre de problemas que se da de la maternidad.
A los pocos días de nacer el bebé, se dio cuenta de la realidad que le ocultaron. El bebé se la pasa llorando, cada dos o tres horas hay que dejarlo todo para amamantarlo, la sesión muchas veces dura más de media hora y te deja agotada, cuando no dolorida, es imposible dormir a la noche, con lo cual lo único que una quiere durante el día es descansar, y eso no se puede porque el bebé es muy demandante. Y cuando crece y empieza a gatear, peor todavía, hay que vigilarlo constantemente, estar con él, jugar con él. ¿El padre? Bien gracias, afuera todo el santo día.
¿Alguien le advirtió de que sería así? ¿Alguien le contó: "Mirá que la cosa no va a ser tan fácil, que ocuparse de un bebé las 24h del día es agotador y que es probable que el padre a lo sumo cambie un pañal cuando vuelva de trabajar"?
No. La gente prefiere obviar esos detalles y hablar solamente de lo "lindo" y "enternecedor" que son los bebés. Tan enternecedores que más de una vez escuché a amigas que acababan de tener a un bebé que tuvieron la fantasía de tirarlo por la ventana después de escucharlo gritar desaforadamente durante una hora seguida sin que nada pudiera calmarlo... O que se aburrían soberanamente al cabo de dos semanas de llevarlo a la plaza y no saber qué más hacer con un ser cuya conversación es muy limitada y que no nos ayuda precisamente a realizarnos como personas.
Claro que me contaban eso con un cargo de culpa enorme, pensando en lo espantosas que eran por decir eso, cuando todos te aseguran que ocuparse de un bebé es la actividad más gratificante del planeta.
Pero parece que esas cosas no se cuentan, a ver si las mujeres empezamos a pensarlo dos veces y nos negamos a tener hijos, o en todo caso retrasamos el momento de tenerlos. O exigimos que sean nuestros compañeros los que se queden en casa y nosotras vayamos a trabajar...
En cuanto a embarazo y parto, lo mismo. El discurso mayoritario es: "Bueno, sí, en el embarazo hay molestias, en el parto hay dolores, pero después, estás tan feliz que te olvidás de todo". Y sí... Mejor olvidarse, porque a veces el parto puede ser una tortura tal que si una no se olvida, no se vuelve a embarazar ni de casualidad.
El embarazo, momento de plenitud para la mujer... Sí, y momento de náuseas, de vómitos, de hemorroides, de infecciones urinarias, de retención de líquidos, de várices, de estrías, de dolor de espalda.. Pero no te cuentan esos "pormenores". Y si lo hablan, te lo minimizan: ¿cómo te van a importar algunas estrías si estás llevando a tu Hijo en el vientre? Por lo general, los que dicen eso son los hombres, que nunca tendrán que pasar por eso, y que aparte son los primeros en reprocharte tus defectos físicos y en dejarte por una pendeja de 20 años cuando tengas 45 y estés hecha mierda después de tres embarazos y tres partos y tengas las tetas caídas porque amamantaste durante seis años.
Y ojo con quejarse. Si te quejás, es porque no sabés apreciar ese don de la naturaleza.
Y ni hablar de la
carnicería que puede llegar a ser un parto. Claro, cuando hablo de carnicería para un parto, me miran horrorizados. Yo lo lamento, pero no podría asistir ni en pedo a una operación quirúrgica, por ejemplo. No soporto la sangre, las heridas, los cortes. Y la mayoría de la gente es como yo. Pero un parto, aaaaah, un parto es distinto, un parto es hermoso...
¿En qué es hermoso? No porque al final haya un bebé de por medio deja de ser, en el mejor de los casos, muy impresionante (¿cuántas historias escuchamos de padres que se desmayan?), y en el peor, repugnante. En un parto, no solamente hay sangre y cortes (la episiotomía, inútil en el 90% de los casos, pero muy cómoda para el obstetra, y de la que nunca hablan, te la imponen sin preguntarte), sino también mierda. Y sí, es probable que una persona, si puja mucho, se cague (y no hablo de los hemorroides, con la mierda creo que me hago entender lo suficiente).
¿Cuentan eso a las mujeres que van a dar a luz por primera vez? No, o se minimiza. Como si cagarse delante de varias personas fuera una anécdota. Un acto que durante nuestra vida entera hemos hecho
en total intimidad, porque tenemos pudor, y que hemos tratado de tapar con música en el momento decisivo o con desodorantes de ambiente para que nuestra pareja no se entere, de repente lo hacemos delante de nuestro compañero, las/los enfermeras/os, las parteras, el o la médico/a, con ruido, olor y todo... Y se supone que no nos tiene que importar, no nos tiene que dar vergüenza o asco. De repente, ya no somos seres humanos con pudores, somos animales y tenemos que sentirnos únicamente animales.
Y nuevamente, ojo con quejarse. Si lo hacemos, es porque no entendemos lo hermoso del asunto...
Solamente a las mujeres se pide que se olviden de conceptos como el pudor, la vergüenza. Muchos hombres afirman que en ese momento te olvidás de esos conceptos, ¿pero acaso ellos estarían dispuestos a perder el pudor así nomás? ¿Ni un poquitito de vergüenza les daría cagarse delante de su compañera? Cuando pregunto a un hombre si cagaría delante de su compañera, me dice: "Ni en pedo". Pero cuando le comento algo acerca de la vergüenza que puede sentir una mujer en el momento del parto, contesta: "Ah, pero no es tan grave, en ese momento no te importa nada".
Yo no creo que nadie, ni hombre ni mujer, pueda cagarse con las patas abiertas delante de todos (y en particular delante de su compañera/o) y no sentir vergüenza. Pero algunos hombres son los primeros en decir: "Peeeeero, cómo te va a dar pudoooor, estás dando a luz a tu bebéééé, es el momento más lindo de tu viiiiiida, qué te importa ese detaaaaalle". Sí, y mientras tanto ellos están vestidos y de pie al lado nuestro, no cagando delante de todos con una enfermera limpiándoles el culo como si fueran bebés.
Si cagarse delante de todos es tan anecdótico, propongo que el hombre, antes o después del parto, cague delante de su compañera, tirado en la cama y con las piernas abiertas. Así, ambos se habrán visto en esta situación tan vergonzoza y estarán a mano.
Luego viene el momento de amamantar, con el verdadero
terrorismo psicológico que existe alrededor de un acto que tendría que relevar de la voluntad de la mujer y únicamente de la mujer, dado que se trata de
su cuerpo.
Que tenga información acerca de las ventajas y desventajas de cada una de las opciones, me parece bárbaro. Esta entrada es justamente acerca de tener
la mayor cantidad de información posible. Pero decretar así nomás que, en todos los casos, "lo mejor para el bebé es la teta hasta los dos años", me parece
horriblemente culpabilizante para las mujeres que no pueden o no quieren amamantar, o no lo quieren hacer tanto tiempo.
He visto a una amiga mía llorar del dolor cada vez que amamantaba, la he visto llorar desde antes mismo de que el bebé se acercara a su pecho sabiendo el dolor que la esperaba. Lo intentó varios días y decidió dejar de intentarlo. La culpabilizaron con todo.
¿Dar la teta llorando del dolor es realmente lo mejor para el bebé? ¿Dar la teta es
siempre la mejor opción para el bebé, aunque sea con una madre
estresada y odiándolo por infligirle tanto sufrimiento, como le pasó a mi amiga, que veía a su bebé como una especie de instrumento de tortura que había nacido para hacerla sufrir?
¿Hasta dónde nos van a pedir que nos sacrifiquemos con la eterna excusa del amor materno?
Estos discursos culpabilizan a las mujeres que no viven su embarazo o su parto o la lactancia como una bendición y que han sufrido durante esos procesos. Se sientan malas mujeres, malas madres, entonces se callan la boca porque nadie quiere escuchar que la pasan o la pasaron mal. En todo caso, se les dice: "Cuando veas a tu bebé te olvidarás de todo". Y si no se olvidan, que se jodan.
Nena, si te dijimos que era lo más lindo del mundo, ¿qué nos venís a hinchar los huevos con tus problemitas?
Ah, y ojo con desatender a tu compañero durante el embarazo. Porque además de todos los problemas que puede acarrear el embarazo, encima se exige de ellas que sean sexys y siempre dispuestas. ¿Cuántas veces hemos escuchado que las mujeres embarazadas siempre tienen ganas de tener sexo porque tienen las hormonas a full? Y las que no sienten ganas, que están hartas de vomitar, de sentirse gordas, de que les duela la espalda y las tetas, que se jodan, encima tienen que ponerse
lencería sexy y ocuparse de mantener alegre al muchacho, a ver si se harta y se va con otra... O sea, además de tener que soportar el embarazo, se tienen que ocupar de calentar a su compañero.
A mí me parece que todas estas visiones angelicales del embarazo, el parto, la lactancia, la maternidad, son para ocultar una realidad que
puede ser muy distinta ("suavizar el horror", dijo mi psicoanalista), porque
si las mujeres supieran todo eso, se lo pensarían dos veces antes de tener un bebé. O, en todo caso, esperarían a ser más maduras para tenerlo.
Y no estoy diciendo que el embarazo, el parto, la lactancia, siempre sean un horror. Digo que
pueden serlo, y que ocultarlo a las mujeres con discursos siempre positivos no es la mejor manera de permitirles que elijan con libertad.
Sí estoy a favor de que se muestre al embarazo, el parto, la lactancia, como momentos que
pueden ser positivos y agradables. Pero no estoy a favor de que se oculte que también
pueden ser desagradables. Para una mujer, tendría que quedar claro que puede ser algo positivo, y también que algunas mujeres lo viven mal, porque física o psicológicamente es difícil, estresante y/o agotador, y
que no pasa nada con eso, que es
normal, tan normal como lo otro, y que no todas las mujeres lo viven de la misma manera.
Ninguna mujer debería sentirse culpable de vivir esos momentos como algo negativo. Si la pasan mal, la pasan mal, y listo. Eso no quiere decir que serán malas madres u odiarán a su hijo. Creo que es mucho más probable que lo odien si, además, tienen que ocultar y callar el hecho de que sufrieron.
Tampoco estoy diciendo que hay que desalentar a las mujeres a tener hijos. Estoy diciendo que hay que darles toda la
información disponible, lo bueno y lo malo, para que se puedan hacerse su propia idea y puedan hacer una elección real, y no impuesta por falsas expectativas y falsas promesas de felicidad infinita.
Porque el choque con la realidad puede ser terrible si creen que todo va a ser siempre rosas y sonrisas. Y es la mejor manera de crear
mujeres resentidas y que se la pasan reprochando cosas a sus hijos y haciéndolos culpables de todos sus males ("yo que sufrí 17 horas para tenerte", "yo que por culpa tuya tengo estrías", "yo que lloré todos los días amamantándote, sos un desagradecido").
Y sí, teniendo toda la información en la mano,
probablemente menos mujeres tengan hijos, pero probablemente también esos hijos sean
más deseados,
con mayor consciencia, y criados con más placer, más entrega, más madurez y sabiduría y, sobre todo,
sin rencores de ningún tipo.
PD luego de leer uno de los comentarios de mi nota: les recomiendo leer, como complemento, esta entrada escrita por una lectora de este blog. Habla más o menos de lo mismo, con un poco más de humor! :-).